Del cielo a la tierra : el sello de 1.000 años

Capítulo 3 : los salvaré

Febrero 22 de 1476, esa misma tarde, luego de no saber muy bien cómo reaccionar, alice llamó a una persona más. Era una difícil decisión, pero definitivamente tenía que estar presente. 

En lo que podría verse como una oficina personal, una mujer solo un poco más joven que la capitán, estaba de rodillas sosteniendo a longinos.
Esta mujer tenía el cabello gris ceniza que le llegaba hasta la la mitad de su espalda, unos ojos verdes como esmeraldas, ella solo vestía ropa cómoda. Si, esta mujer, era la hermana menor de alice. 

Para estos chicos era la primera vez que las veían, pero si fuera alguien que las conoce desde hace tiempo, notarian que algo no encajaba con ellas...hace veintisiete años, eris es quien peleaba y alice daba apoyo desde un lugar seguro, ahora ese papel está invertido.
Alice es quien tomó la iniciativa de crear la orden gracias a la influencia que tuvo hace tiempo, en cuanto a eris, ella abandonó toda intención de pelear. 

La reacción de eris fue algo inesperada, cuidadosamente dejo la lanza en manos de su hermana y fue corriendo para abrazar a Nathan.
Hace muchos años, esa misma lanza le había provocado quemaduras, luego esa lanza cambió de un rojo carmesí a un azul marino, en lugar de quemarlo todo, podía congelarlo, pero aún así, eris pudo sentir una cálida sensación de un abrazo, como si "él" estuviera vivo dentro de longinos. 

Eris— eres Nathan, ¿cierto?, muchas gracias, tus padres criaron a un buen chico. 

Cuando eris volvió a actuar de forma natural, Sara tuvo la oportunidad de hablar por primera vez. 

Sara— seguramente ya deben saberlo, hace mucho, las personas realizaban un trato con uno de nosotros. Cegados por su afán de poseer riqueza, poder o en ocasiones por maldad innata...al ver esto dos arcángeles crearon un sello que nos impidió cruzar a este lado. 

Alice— un sello, ¿dices? 

Sara— este sello se rompió hace veintisiete años, cuando humanos y ángeles pelearon entre si, eso provocó una grieta que fue abriéndose poco a poco. 

Eris— ¿que se necesita para este trato? Hasta donde sabemos, eres la única que puede razonar. 

Sara— solo debes saber el nombre de quien quieres llamar, luego...debes estar dispuesto a entregar tu cuerpo. 

Nathan— ¡...! Eso quiere decir que... 

Sara— ...si, este cuerpo no es mío, una chica que estaba por morir hizo un trato conmigo, eso fue solo unos días antes de encontrarme contigo. Su deseo fue "poder hacer algo para que la gente esté a salvo"...creo que ese deseo fue el que me permitió ocupar su cuerpo y hablar...y tal vez, que me encontraras no fue una casualidad. 

Esa noche ambos fueron alojados en ese lugar, extrañamente la atmósfera se sentía pesada para ellos, en lugar de verse como invitados a quedarse, parecía más un confinamiento. 
Contaron hasta seis guardias que vigilaban su habitación. 

Las dudas pasaban por su mente, ¿protegían a la única que podía comunicarse con ellos?, Después de todo, ella podría verse como una pieza clave en todo esto, sin embargo una parte de ellos también pensaba que estaban ahí para tenerlos controlados. Dar vueltas sacando conclusiones no daría resultado, no ganaría nada con eso. 

Talvez el hecho de caminar por la habitación era una excusa por lo que tenía que enfrentar ahora. 

Nathan— ...no te...¿no te preocupa en lo más mínimo? 

Sara— ¿a que te refieres? 

Frente a el, a solo unos pasos, había una chica arreglandose el cabello frente a un espejo. 

Nathan— bueno, es que...somos dos aquí...solo hay una cama. 

Sara— ¿cuál es el problema? 

Nathan— podrías preocuparte un poco más, ¿sabes?, una chica linda como tú no debería- 

Sara— ...¿linda?, ¿te parezco linda, Nathan? 

Nathan ¡...! Como sea, digo que te preocupes un poco, soy un chico, ¿sabes?, podría hacer algo mientras duermes. 

Sara— ohhh, ¿piensas esperar a que me duerma?, ¿qué harás cuando pase? 

Nathan— ¡no haré nada!... 

Sara lo vio en silencio unos segundos y luego soltó una risa burlona, por su puesto que ella era consciente de todo eso, pero Nathan era un buen chico, el no sería capaz de hacer algo como eso, además, esa última reacción hizo que pensara "es como un niño muy tímido". 

Nathan era un buen chico y en ocasiones algo terco, el resultado de todo eso fue decir que esa noche dormiría en el suelo, pero inmediatamente fue arrastrado a la cama. 

"Una chica linda como tú...", esas palabras no salían de su cabeza, sara estaba feliz de escucharlas, pero... 

Sara— este no es mi cuerpo. 

Dijo eso con una voz muy baja, Nathan no podía oírla ya que estaba dormido, aún pensaba en eso mientras la tenue luz de la luna iluminaba la habitación. 

Febrero 27 de 1476, Nathan y Sara habían sido aceptados en la orden, hasta el momento ayudaban con heridas leves, tareas de cocina y repartición de alimentos a la gente.
Esa tarde era diferente, el cielo estaba completamente gris, la lluvia hacia que el suelo sea resbaladizo. Ahora mismo estaban cubriéndose no solo de la lluvia, sino también de unas bestias que parecían haber salido de la peor de sus pesadillas. 

Unas cosas de piel gruesa, colmillos sobresaliendo de sus bocas y uñas que se asemejan a garras. Todos se habían vuelto más violentos estos días, atacaban directamente al cuello para morderlos. 

Sara traía a los que ya no podían defenderse a un lugar seguro mientras Nathan intentaba salvar esas vidas. Perdida se sangre, golpes que dejaban sin consciencia a los caballeros y extremidades que habían sido devoradas.
Era aún más difícil de lo que pensaba, aún así se negó a abandonar a estas personas. 

— ¡son demasiados! 

— ¡resistan!, ¡no podemos permitir que avancen! 

— ah...ahh...¡ahhhhrrggg! 

Gritos de los hombres que estaban peleando resonaban en el aire, en un momento, una de esas cosas se paró delante de los cuerpos de los heridos que estaban descansando.
Nathan tomó una espada de los heridos y se preparó mentalmente para lo peor, pero una mujer con el cabello corto color ceniza trazó un corte diagonal con una...¿una lanza azul?...esta mujer se había cortado el cabello hasta dejarlo muy corto, era... 

Sara— ...¿eris? 

Nathan había escuchado atentamente la historia de hace 27 años muchas veces, pero nunca termino de creerlo, ahora esa imagen se proyectaba en sus ojos. Longinos, la lanza usada por el arcángel Gabriel paso a manos de la mujer que lo cuidó por mucho tiempo. 

Eris— eres muy valiente,chico...pero, valora más tu vida...si tu mueres, ella quedará sola. 

Las palabras de Eris dejaron sin palabras a este chico, se sentía como sus palabras cargaban con una profunda tristeza. 

Las horas pasaron, las bajas fueron mínimas y podía decirse que tuvieron éxito, aún así, se sentían muy mal por los compañeros que habían caído. Si solo, si tan solo pudieran crear un nuevo sello, esto no pasaría. Una vez que llegaron nuevamente, todos fueron llevados a una amplia sala con camas simples para que puedan ser revisados. 

Habia heridas leves y graves, el trabajo de Nathan no se terminaría en poco tiempo y debía priorizar a los que habían perdido mucha sangre. Llevaba más de seis horas sin descansar 

Nathan— definitivamente...los salvaré.



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En el texto hay: demonios, reencuentros, aventura

Editado: 07.08.2021

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