Del Juego al Amor

Capítulo 3

Era sábado, faltaban 5 minutos para las diez de la noche cuando llegamos a la puerta del café. A diferencia de los locales de la ciudad, este no contaba con rejas metálicas de seguridad, con una única llave se conseguía acceder al interior. Javi encendió las luces y Lucía le acompañó tras la barra, formaban un buen equipo. Para mi sorpresa, Mario también los ayudó a colocar bien las mesas y sillas, que fuera un poco borde no significaba que fuese mal amigo.


Esta vez me fijé más detenidamente en los detalles del local. Por la mañana simplemente había sido capaz de divisar las mesas y sillas que había frente a la barra y la puerta de los baños. Ahora me percaté de que aquello era una mezcla de cafetería - pub, de estilo vintage. Probablemente conservara el mismo mobiliario que en sus inicios, pero a lo largo del tiempo lo habían renovado según la tendencia del momento. Cerca del baño había una especie de tarima con sillones, y en la otra esquina del café una zona de biombos que daba un aspecto más reservado. Estaba claro que era un espacio práctico tanto para los jóvenes con ganas de marcha como para las partidas de dominó de los abuelos.


— ¿Os puedo ayudar en algo? –dije con voz temblorosa a la vez que veía que comenzaban a entrar jóvenes que me miraban de arriba a abajo. Ellas con aire de superioridad y ellos marcando terreno.


— No te preocupes, Patri. Siéntate y disfruta –me respondió Javi que estaba muy atareado con los pedidos de los clientes recién llegados. Así que busqué una mesa apartada que no estuviera muy a la vista, para no destacar entre la multitud.


En cuestión de minutos el café - pub estaba lleno. En la mesa junto a la barra se habían sentado Mario y un par de colegas más con las que parecían ser sus novias. Dos mesas más allá y frente a la puerta que daba a un pequeño balcón estaban un grupo de chicas que nada más entrar me lanzaron miradas acribillantes.


De repente, mis ojos se quedaron fijos en un apuesto chico que entraba por la puerta. Lo seguí obnubilada con la vista, se dirigió hacia la zona de la tarima, aquel parecía ser su trono, como si del rey del castillo se tratara. Tenía el pelo rubio dorado con un tupé que ni un mismísimo modelo podría llevar, y vestía de negro como buen "malote" que parecía ser. El chico iba acompañado de dos grandullones que lo escoltaban. Una vez sentado, ladeó su cara y me divisó con mi cara de embobada a la vez que me guiñaba el ojo y casi me hizo estremecer.


— ¿Quieres algún refresco? –me preguntó Javi haciéndome despertar de mi ensoñación.


— Una cola light, por favor –repliqué.


— Ya veo que te has fijado en Lucas... Créeme, no te conviene –me espetó, ruborizándome al mismo tiempo que entraba en cólera por dentro–. Ese tipo busca lo que busca y tú mereces algo mejor.


— Mejor ponme un San Francisco –dije convincentemente como si alguna vez lo hubiese probado, yo que ni siquiera bebía alcohol.


Javi me miró con sorpresa y asintió. Al mismo tiempo posó su vista en Lucas que le hizo un gesto a modo de señal.

 

★★★★★

 

Me dispuse a servirle el cóctel habitual que tomaba Lucas, mientras escuché una conversación que confirmó mis sospechas.


— Lucas, tío, ya le has echado el ojo a tu rollo de este verano. Rubias, morenas, pelirrojas, te van todas –dijo con tono baboso uno de los orangutanes que lo seguían a todas partes.


— Ja ja ja, como me conocéis. Ya veréis, esto es pan comido. El fin de semana que viene, cae. ¿Qué os apostais? –respondió Lucas, alias el "machito"–. Deja el cóctel ahí, ca-ma-re-ro.


No había duda alguna que se referían a Patri. Lucas es el tío más capullo del lugar, si no hubiese tenido las mismas intenciones con Lucía años atrás, Mario aún seguiría siendo otro de sus perritos falderos. Menos mal que abrió los ojos al tratarse de su hermana y se distanció de él. Claro que ahora eran enemigos íntimos.


Me pasé por la mesa en la que estaban Lucía, Mario y sus colegas. Allí seguían con la misma cantinela desde hace un mes: ¿por qué el capullo de Lucas con su malintencionada palabrería consiguió que Nuria, su ex novia, lo dejara por enrollarse una noche con él? Mario era un poco gallito pero en el fondo era buen tío y tenía que pasar página ya.


Desde la barra vi cómo Patri se levantaba y se dirigía hacia el baño que estaba a un metro de mí. De repente, Lucas la cogió de la muñeca y la retuvo. Sólo conseguí escuchar una frase y no me gustó nada: el sábado siguiente había invitado a Patri a salir. Y conociéndolo, eso significaba otra cosa.

 

★★★★★

 

Me había invitado a salir, ni las protagonistas de las mejores novelas románticas habían cumplido su sueño tan rápido como me ocurrió a mí.
Diez minutos después de haber regresado a mi mesa y poner fin a mi ensoñación, caí en la cuenta de que mis padres me habían avisado antes de venir que el sábado siguiente tendría que quedarme de niñera, pues salían a un viaje de negocios que no podían anular ni posponer. Ahora tenía que trazar otro plan que combinase mi idílica primera cita con el cuidado de mi hermanito.


— ¿Y ahora quién cuidará de Raúl el próximo sábado? –musité en voz alta sin darme apenas cuenta, a la vez que Javi se acercaba para servirme el San Francisco que había pedido.


— Aquí tienes tu cóctel... Ahh, y perdona por entrometerme pero tengo la solución perfecta para que estés libre el sábado –contestó ante mi cara de vergüenza ajena por haberme escuchado hablar sola y encima sobre mi cita.


— ¿Y cuál es? –dije con tono enigmático.


– El Juego del Amor.




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