Del odio al amor.

capítulo 9 ¡El primero!

— ¿De qué te ríes?— dije de un modo brusco.

—Tienes chocolate en la mejilla de los bordes de la boca— rápidamente corro hacia el espejo que está en el living y efectivo tengo restos de chocolate en donde Justin dijo. Volteo hacia atrás y Justin está entrando al living.

—No te rías— dije riendo solo un poco.

— ¿Qué estabas haciendo antes de que yo llegara?—

—Solo estaba comiendo algo mientras tu llegabas— dije y camine hasta el baño que está en la planta baja y saque unas toallitas para limpiarme sin tener que maquillarme otra vez, salí del baño una vez limpia y me encontré con Justin mirándose al espejo mientras se arreglaba su cabello. —Bien ya estoy ahora si lista— él se giró sonriendo.

—Bien ahora sí, me gusta mucho tu cabello— sonreí.

—A mí también— dije sintiéndome y tocando mi cabello.

— ¿Nos vamos ya?—

—Sí, pero antes vamos a tomarnos una foto— él accedió y nos tomamos una selfie, salimos y nos encaminamos a su auto, note que Thomás iba saliendo de su casa y al verme con el profesor Smith sé que se sorprendió pero al conectar con mi mirada se subió a su camioneta y se fue tan rápido que las llantas hicieron un chillido al girar tan rápido sobre el asfalto, ese sonido hizo que Justin, quien ni siquiera había visto a Thomás, volteara.

— ¿Quién era?— pregunto ya que yo seguía viendo el lugar donde él había estado.

—Nadie solo un vecino— le dije sin ánimos de hablar del asunto. Justin solo asintió supongo que entendió la indirecta. Nos subimos a su coche y también arrancamos solo que nosotros más despacio.  —Y ¿a dónde vamos?— quise que habláramos para olvidarme de que me hubiera gustado no ver a Thomás porque ya todos los recuerdos tristes invaden mi mente.

—Es una sorpresa— nos quedamos unos minutos en silencio hasta que el auto se paró y él hablo. —Hemos llegado— estaba tan metida en mis pensamientos que no me había dado cuenta de donde estábamos, pero después de ver un poco el panorama supe que estábamos en la ciudad pero ahora la pregunta ¿qué hacemos aquí?, él pareció saber en lo que pensaba por lo que dijo. —Tu sorpresa está a dos calles pero voy a dejar el auto aquí— asentí y nos bajamos, después de que Justin cerrara el carro nos encaminamos para donde él dijo. Estaba muy distraída mientras Caminábamos, Justin se detuvo y me tomo del brazo. — ¿Qué te pasa?—

—Nada— trate de sonreír pero me salió más una mueca que una sonrisa. Él asintió de todos modos no muy convencido.

—Ya vamos a llegar— cruzamos la calle y llegamos a una librería. —Es aquí— sonreí ahora sí. Entramos y la estancia interior se dividía en dos partes, la cafetería y donde se buscaban los libros. Nunca había estado en este lugar y yo he ido a todas las librerías de Los Ángeles. —Es una librería nueva y es de un amigo... Pero esa no es tu sorpresa. Ve a buscar una mesa y yo compre cafés —

—Está bien— asentí e hice lo que él me pidió, encontré una mesa cerca del ventanal la verdad pude haber elegido cualquier mesas porque ninguna está ocupada, el lugar es muy acogedor a pesar de su estilo rustico e industrial. Las mesas y los estantes de los libros son de madera descubierta con hierro las encimeras de la cafetería también. Las lámparas de metal y con bombillos amarillos, algunas de las paredes son de ladrillos con aspecto desgastados y las otras son blancas con cuadros muy tumblr en ellas. Justin llego con los cafés y un regalo.

— ¿Qué te parece el lugar?— pregunto al entregarme mi café con chocolate ya él sabe que es mi favorito y el único que tomo.

—Me gusta mucho— él sonrió.

—Este es tu sorpresa— estoy ansiosa por ver de qué se trata. Me extendió la caja y al tomarla la empecé a abrir.

— ¡No lo puedo creer!— se trata de un libro que llevo meses esperando que salga a la venta y todavía faltaban dos semanas para salir a la venta. — ¡Me encanta! ¡Gracias!— me levante de mi asiento y lo abrace él se sorprendió un poco pero me correspondió. Nos separamos un poco y quedamos frente a frente, sus manos sujetaron mi cintura y sentí un cosquilleo recoger mi columna vertebral, me aleje de él un poco más porque estaba comenzando a pensar cosas no muy apropiadas. — ¿Cómo lo conseguiste?— me devolví a mi lugar y él se sentó también.




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