~Damián~
— Damián... tú estás, ya sabes...—me vuelve a hablar Ali de nuevo, y trato de ignorarla pero me es imposible.
— Es que... no sé. —claro que lo sé, pero no se lo puedo decir, 《estoy seguro que me puse colorado, pero no se nota por la oscuridad》ella se apega mas a mí《¡esto es un martirio por dios!》— puedes apártate un poco. —no sé qué más decir, nunca me había pasado esto con una chica. Claro, con mis amigos hablamos de sexo, incluso hacemos apuestas, incluso recuerdo una vez que robamos revistas para adultos en una tienda, su nombre era "De Todo Para Hacer Feliz Al Cuerpo" sabíamos que allí solo entraban mayores de edad, pero nos la ingeniamos para entrar y sacarlas. Fue fácil. Y la recompensa fue ver mujeres desnudas y otras cosas. Y para hacernos hombres les sacamos tres cajas de condones a unos chicos mayores que nosotros, y las dos cosas nos las repartimos entre mis dos amigos y yo. La idea era dejar de ser vírgenes. Ellos dicen que ya son expertos con las mujeres pero yo, no, todavía tengo esos gorritos, escondidos en un lugar secreto de mi habitación claro, donde mi madre no pueda pillarlos.
Y ahora, estando aquí con Ali, me siento raro, si sé que tengo 16 años pe...pero como dije, ¡soy virgen! Sí, tengo mi paletita intacta.
— ¿Porqué? —me pregunta Ali sacándome de mis pensamientos.
— ¿Porqué, qué? —estoy nervioso.
— En serio te vas a poner en plan, ¿me rompí una uña o si te molesta vete? Tengo curiosidad Damián, ¿porqué no me quieres contar? Sabes que puedes decirme cualquier cosa, y yo, eres al único que puedo preguntar sin sentir vergüenza.
— Esta bien, no estoy muy cómodo que digamos, y hay algo en ti, algo diferente, no sé como decirlo pero me has puesto nervioso y con éste problema, ya sabes...
— Lo siento, si quieres me voy, aunque esta oscuro y apenas voy a ver donde voy a pisar, pero lo haré si te incómoda...
— ¿Te vas? —pregunto sorprendido, ya que ella jamás se disculpa conmigo o se da por vencida con algo, además no es tan suave para hablarme《está muy rara también》 La siento alejarse de mí levantándose— ¿y si te tropiezas con algo, o te caes por las escaleras al ir a tu habitación?
— En serio, ¡sabes bien que mientras voy a mi habitación no voy a subir ni bajar ninguna escalera! —《creo que esa es la verdadera Ali, ya decía yo que era muy rara su suavidad para hablar conmigo》
— Solo quédate Alissa...—le digo tomándole por la muñeca— solo deja de gritarme por una maldita vez en tu vida, calla...
— Damián, ¿qué...qué haces? —me dice mientras la hago caer a mi lado en la cama, la acerco poco a poco y con cuidado. Ella no pone resistencia—Damián...
— Shhsh, silencio... —le digo mientras mis labios acarician los suyos, y empiezo a besarla torpemente, ella no se resiste de nuevo, y abre su boca para darle paso a mi lengua, mientras una sensación extraña atraviesa mi cuerpo y casi podría jurar que a ella le sucede lo mismo, ya que se apega mas a mí. Mis manos viajan por su espalda, y nuestras bocas ya fundidas en un beso que de torpe pasa a intenso y abrazador, un beso que nos empuja a explorar mucho más. Su sabor es delicioso, sus suaves labios encajan perfectamente con los míos. Nuestras lenguas juguetean y esto me prende aún más.
Pasamos un largo rato besándonos y acariciándonos, solo nos apartamos lo suficiente para respirar, 《cuánto la deseo》
— Sé mía Alissa, sé mía ésta noche. —digo juntando nuestras frentes mientras nuestras respiraciones chocan agitadas.
— Damián, yo...yo nunca...—beso su nariz luego bajo hasta su cuello. — no sé porqué, pero siento que si no lo hago me arrepentiré, te necesito Damián...
—Te necesito Alissa...—concuerdo con ella.
— Jamás pensé que besarás tan bien, hasta el punto de enloquecerme...
— Tú también, créeme... pero, y si nuestros padres...—digo en un momento de raciocinio.
— Pero y si.... no le decimos.—me sorprende ella, por su voz sé que esta nerviosa.
— ¿Un secreto? —pregunto.
— Sí. —responde.
— ¿Segura?
— Sí, ¿estás bien con eso?¿quieres qué hagamos un pacto o algo así? —se aparta de mí, sentándose en la cama.
— A qué te refieres...—pregunto y esto me está entusiasmando.
— Lo que pase aquí, se queda aquí.
— ¿Sin echarse para atrás? —pregunto para asegurarme.
—Está bien. —habla con su respiración todavía agitada— ahora démonos la mano...— juntamos nuestras manos y sellamos nuestro pacto secreto.
El silencio en el que nos encontramos de repente se ve interrumpido cuando se abalanza sobre mí y me besa, un beso que se profundiza cada vez más.
— ¿Será como dicen las chicas del instituto? —pregunta de repente, rompiendo nuestro beso.
— No sé.—hablo en voz baja y ronca, ya que estoy en las nubes, quiero besarla más y más.
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Editado: 06.10.2022