~Alissa~
Hace una semana que lo estoy evitando, pero como nada es para siempre, hoy esto llego a su fin.
lo tengo que ver.
¡Maldito engreído!
Disimulo no verlo mientras hablo con mi grupo de amigos que no es el mismo de él. Los nervios me invaden, levanto la mirada y lo veo caminar hacia mí. Sin pensar y por mi maldito orgullo herido, agarro de la polera a Eddie acercándolo a mí, y le planto un beso en los labios. Eddie es guapo, hay muchas chicas detrás de él.
El beso aunque es correspondido e intenso, no hace nada en mí, no hubieron mariposas, ni calor, nada de lo que me hacia sentir Damián con un simple roce de sus manos en mi piel.
Después de separarme de Eddie, lo mire a los ojos, estaba muuuy sorprendido; alejo mis ojos de él buscando los de Damián, y sí, allí esta... mirándome a mí y a Eddie con ¿Rabia? ¿Decepción? ¡Imbécil, que se joda, mejor que vaya por sus mamadas!
Y aquello solo fue el principio de nuestra rara, y nueva enemistad. Desde ese momento, ya ni siquiera nos saludamos, sí, nos llevamos peor que fatal.
Aunque si soy sincera conmigo misma, yo le odio y le amo con la misma fuerza, pero el odio ganó el día de ayer que lo vi por primera vez y con mis propios ojos en el comedor del instituto con una chica. La tenía sentada en sus piernas y donde todos los demás compañeros los veían, pero lo peor no era eso, lo peor que la chica era una de esas que se hacían las mojigatas y que se acostaban con todos, una de esas calienta-pepinos.
¡Como lo Amodio!
Y hoy el muy hijo de su mamá esta con la misma chica, la que al verme se arrimó mas a él para darle un beso.
¡No lo soporto más! Y paso, la sangre me hirvió.
Joder, quiero arrancar sus sucios labios de los de él, es mío... ¿mío? No, ¿Nunca lo fue cierto?
¡Pero de todos modos quiero venganza!
Y entonces, como poseída sin darme tiempo a pensarlo bien, tomo mi bandeja de comida y paso con ella muy cerca de ellos. Por casualidad me tropiezo con algo invisible y se cae mi bebida de uva, que quién sabe porqué estaba abierta. ¡Y oh Dios! Además cae encima de su cara y blanca falda.
— ¡Lo siento! —me disculpo sin sentirlo.
— ¡Estúpida qué has hecho! —me grita, ¿qué... me grito, a mí? oh no, si lo vuelve hacer— ¡Idiota! —me grita de nuevo hecha una furia, limpiando su falda aun sentada sobre Damián. Y ya sin una pizca del remordimiento que no sentí antes, le doy vuelta toda mi bandeja encima, agarrándola de los pelos.
— ¡¿A quién llamas estúpida, idiota?! Entérate calienta-pepinos, ¡a mí no me gritas... —le grito ya que estamos, ahora paradas frente a frente, y hubiera seguido insultándole, pero de repente alguien me levanta, me pone en su hombro llevándome como un costal. Su singular aroma que conozco desde siempre, invade mi ser, causando estragos en mi cuerpo ¡porsupuesto que es Él!
— ¡Quién te crees estúpido, imbécil, idiota! —lo comienzo a insultar mientras me lleva no sé a dónde. Con mis puños le pego en su espalda, hasta que deja de caminar. Sus cuerpo gira y el sonido del click de una puerta abriéndose y cerrándose me aturde, pero otro click poniéndole seguro me deja sin palabras, ¿dónde estamos? Me baja, y yo echa una furia le intento dar una bofetada. La que por cierto no llega a su destino ya que su mano sostiene la mía evitandola y así acercandome a él de un tirón. Y Dios bendito, el muy maldito me besa... me besa, y yo juro que me resisto, pero sus labios tan familiares aplastando con fiereza los míos me hechizan, sus manos comienzan a tocar piel, me siento débil, y con ganas.
Como maldita sea solo él sabe ponerme.
El beso se volvió desesperado, y yo como una tonta me dejo llevar. Por momentos quiero detenerme, pero mi cuerpo no me hace caso. Y entre beso, y beso todo se vuelve mas intenso, la ropa se esfuma, soy apenas consciente de un sobre rasgandose, sin duda un anti-papá. Entonces paso lo que malditamente me prometí no volver a hacer.
Nuestras manos tocan por todas partes, nuestras bocas solo se quieren devorar. Es salvaje, posesivo, duro, con rabia y necesidad... no sé cuánto duramos pero cuando se detiene me baja sin decir nada. Pestañeo maldiciendome internamente, mientras él con rapidez se pone la ropa, y es cuando termina de vestirse que por fin nos miramos a los ojos.
— Ves Alissa... no importa con cuántos te beses, eres mía...—sonrie agarrandome de la cintura— solo mía. —me vuelve a besar de nuevo. Un beso brusco, pero que logra hacerme reaccionar. Me aparto mordiéndole de paso su labio inferior. Con mi cabeza en alto, me voy rápidamente hacia la puerta, pero cuando estoy a punto de abrir recuerdo que estoy casi desnuda. La busco y ante su atenta mirada, empiezo a colocármela y ya estando vestida lo miro furiosa y digo.
— ¡Estúpido!
— Te extraño Ali —me dice y yo me quedo estática, ¿Acaso me dirá que me quiere? Mi corazón se agita ilusionado— te deseo tanto... sigamos con lo que teníamos... no puedo prometerte ser fiel, sé que te gusto. —<<¡nooo! Hijo de su m... no lo puedo creer... pero no lloraré, no ahora, después en casa eso es seguro>>
— ¡Idiota!!
— ¿Entonces tu respuesta es no? —pregunta.
— Primero tendrías que sentir algo por mí...—no sé por qué lo dije, solo sé que ya lo hice.
— JAJAJAJA —se ríe el muy imbécil— ¿acaso te enamoraste de mí Ali? –se burla.
— ¡Como te odio... Jamás de los jamases me fijaría en un chico como tú! —le grito escudando mis pobres sentimientos y corazón tras la rabia que siento al escucharlo.
— Que bueno... porque solo en tus sueños mocosa insoportable, te miraría con ojos de enamorado, jajaja—dijo riéndose— cómo no lo ves, el amor es para estúpidos, yo te deseo Ali, te deseo pero nada más.
— ¡Vete al infierno! –le escupo herida.
— Ya veo, ¿Qué creías que te diría Ali... qué te amo, te quiero? Jajajajajj solo eres el mejor polvo... mi primera experiencia, que por alguna razón se convirtió en necesidad, en una adicción... — me acerco a él y le doy una bofetada.
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Editado: 06.10.2022