Del Odio Al Amor, ¿cliché?

Capítulo 14: Decepción y... Te amo.

~Alissa~

 

Después de llegar a la fiesta me había quedado con Kian.

Wooow esta para comérselo. Peo yo solo quiero un par de besitos.


Vamos por algo de beber y luego nos ponemos a bailar. Y es ahí, después de tanto evitarlo, nuestras miradas se encuentran. Baila con una morena quién por cierto se le restriega todo el rato, no sé porque todavía me afecta. Estoy dolida, me giro y miro a Kian a la cara, éste me agarra por la nuca acercandome a sus labios...

¡Y me besa!

Es inesperado, increíble, pero no es el idiota de Damián... <<¡maldición! no debo pensar en ese idiota en este momento>>  Kian se separa de mi boca apretándome mas a él y susurra a mi oído.

— Te ves hermosa esta noche, de verdad que si no fuera por toda esta gente aquí, te hubiera llevado al piso de arriba y te haría mía... —me estremezco, no sé que impresión de necesitada le dí, pero se equivoco totalmente, ¿quería sus besos? sí, pero no llevábamos en la fiesta juntos ni 20 minutos. No sé en qué rayos pensaba al creer en intentarlo de nuevo, y muy a mi pesar me doy cuenta que él es igual a todos los hombres. Siempre pensando en el sexo... y yo no voy a caer así de fácil, no otra vez, no así de rápido. La experiencia es una perra, pero te baja de las nubes de sopetón a la realidad. Me separo de él y le digo.

— Esta bonita tu casa. —hablo lo primero que se me ocurre— lo siento, creo... creo que voy a salir a tomar aire.

— Te acompaño...

—No, tú debes estar aquí, no te preocupes vuelvo enseguida... —me alejo de él sin esperar respuesta, tomo mi celular de mi pantalón y marco el número de un Uber que me dio Paula, según ella muy confiable. Aunque tampoco es que soy una chica indefensa.

 Luego le envío un texto a Pau, y me voy a casa muy decepcionada. Al llegar no escucho ruido, entonces recuerdo que mis padres con los padres de Damián junto a los peques iban a salir y no llegaran hasta mañana en la tarde.

Suspiro mientras subo los escalones hasta la habitación en la que duermo, entro y cierro sin ponerle pestillo a la puerta. Una vez dentro noto que no estoy sola... mi piel se eriza, es él, lo puedo sentir sin verlo.
Me acerco un poco más, y lo siento moverse hasta que la luz que entra por el balcon lo ilumina. Y allí esta, sentado en mi cama. ¿cómo, cuándo llegó aquí?

— Pensé que no llegarías tan rápido, es que acaso tu Kian... ¿duro tan poco Alissa?—pregunta y su voz suena extraña, como si hubiera estado ¿llorando? Algo imposible, ¿porqué lloraría el engreído e idiota?

— ¿Qué? ¿Estás decepcionado? —lo intento enojar, sí, soy una suicida, pero desde que tengo memoria nuestra relación fue así, un tira y afloja. Y porqué no picarle en su ego. Y he ahí el problema, cuando a mi  mente llega la  chica con la que  él bailaba— Déjame decirte que yo soy la sorprendida, nunca me hubiera imaginado que tú ibas a estar aquí en vez de estar revolcándote con la morena... o acaso ¿duraste tan poco? Mmmm... ¿será qué no se te paro y se fue con otro?

— ¿Eso hubieras querido? ¿en serio? —pregunta con voz todavía rara.

—Tal vez, no me importa...—hablo comenzando a desvestirme ante su atenta mirada, hasta quedar solo en ropa interior.

— ¿Qué haces Ali? —su voz suena un poco ronca y ¿nerviosa?

— ¿Porqué? Estoy en mi dormitorio... no te vengas hacer el puritano conmigo ahora, me has visto sin nada ¡que mas da! —además estoy harta de su mierda, pero soy mujer, mi debilidad inevitablemente es él. Y mi maldito ser lo necesita, y por mucho que me esfuerzo me doy cuenta que nadie puede reemplazarlo. Y estoy perdida, ni loca le confieso esto. Maldita sea, me he resistido por dos años a su toque, pero hoy malditamente no lo logro, y como loca desesperada me abalanzo sobre él; se pone rígido cuando mis labios tocan los suyos pensé por un momento que me rechazaría, pero luego se relaja y me corresponde ferozmente. Caímos en la cama yo encima de él, agarra mis caderas apegándome mas a su cuerpo.
Y así nos quitamos los que estorba para el contacto de piel con piel... Y entre besos, toqueteos, rememoramos lo que nos volvía locos. Nos dejamos llevar.

Y sí, aunque había pasado tanto tiempo soñandolo y añorandolo, pare cuando estaba enceguecido por el deseo. Amarre sus manos a la cabecera de la cama con su camisa y sonreí eufórica, lo tenía a mi merced.

— Dímelo Damián... dime la verdad, ¿fue solo sexo conmigo siempre? —pregunto con el corazón en la mano mientras beso su cuello, mientras mis manos recorren su pecho, su abdomen firme... ¡oh DIOS a crecido mucho! Esta más duro, más grande.

— Por favor Ali... —dice agitado, esta vez no se lo daré tan fácil.

— ¿Quieres más Damián? Antes tienes que responderme, y no te lo volveré a preguntar.— esta vez un poco menos eufórica, y algo nerviosa por su respuesta. Sé que ninguna mujer lo tuvo a su merced como lo hice yo muchas veces, a pesar de que si ha estado con otras. Por eso necesito escucharle decir la verdad, aunque otra vez me rompa en pedazos, necesito saber... cosa que solo dice en momentos extremos.

— ¡Dios! Ali siiii... te...—grita.

— ¿Si qué, Damián? De ver... De verdad nunca sentiste nada por mí? –mi corazón golpea con fuerza. 

 

— He descubierto... soy un imbécil, un idiota... te amo Alissa, antes no lo sabía, pero está noche... te amo. –suspiro aliviada, y sonrió— siempre lo hice ... ¡solo que no me di cuenta hasta hoy, que te vi besándote con ese imbécil!

— ¿Eres sincero Damián?

— Sí mi amor... perdóname, perdón por no saber que te amaba hasta que ví con mis propios ojos que podía  perderte para siempre. —acerco mi oído a su pecho, su corazón late acelerado. Doy un beso en ese exacto lugar, y luego tomo posesión de su boca. Él me responde al instante, el tiempo que pasamos sin esto hace que se vuelva Intenso, un beso impregnado de muchos te extraño. De intenso pasa ha necesitado con algo de rudeza, luego lo suelto del amarre y él se coloca sobre mí.




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