Iraide estaba acostumbrada a la calma. su vida transcurría entre el trabajo en su pequeña librería y los paseos por el parque, donde se refugiaba de los ruidos del mundo. Pero aquel día, la calma se rompió. Había recibido una carta del banco, anunciando que su librería estaría a punto de perder el alquiler si no conseguía el dinero necesario para cubrír la deuda en los próximos días. El pánico la invadió tanto que empezó a caminar sin rumbo por las estrechas calles del centro pensando en las pocas opciones que tenía.
de repente un coche deportivo negro frenó de manera brusca frente a ella, salpicando agua de un charco cercano que la empapó hasta los tobillos, pero lo que mas le irritó no fue el haber sido salpicada por el charco, si no la risa burlona que se escuchó desde el asiento del conductor. Un hombre con aire arrogante la observaba desde dentro del vehículo, con una sonrisa de suficiencia.
- Deberías fijarte por donde vas la mia bambina- Dijo con tono arrogante mientras bajaba la ventanilla del auto para después observar con demasiado interes a la joven de ojos azules.
Iraide, furiosa, le lanzó una mirada fulminante, no estaba dispuesta a perder más tiempo con un desconocido que no hacía más que estorbarle. - Idiota- murmuró, apretando los dientes. Sin embargo no pudo evitar dar un paso atrás cuando el hombre bajo del auto, toda esa valentia que tenía Iraide desaparecio al ver bien al tipo de 1.90 que estaba frente a ella mirandola con superioridad. Ella no quería más problemas, suficiente tenía con el banco, pero el hombre no parecía estar dispuesto a dejarla ir fácilmente.
- ¿A quien le dices idiota?, te sugiero tener cuidado con lo que sale de tu boca si no quieres que te haga callar de una manera que no te va a gustar- comentó irritado aquel hombre de ojos cafes y cabello negro, Iraide retrocedió cuando este dio un paso en su dirección. - No se quien seas y creeme pequeña que no me interesa saberlo- Iraide pudo respirar tranquila cuando el hombre se alejó. - ¿sabes que tu librería está a la venta?- dijo sin siquiera verla a los ojos, la pregunta tomo por sorpresa a Iraide, la cual palideció por un segundo. Sin quererlo, una mezcla de frustración y miedo empezó a invadirle el cuerpo. El hombre había mencionado lo que ella tanto temía, algo que le tocaba demasiado cerca.
- ¿Qué sabes usted de mi librería?- preguntó la joven con temor. El hombre solo la miro de manera extraña, como si supiera más de lo que ella quisiera admitir. - Solo te puedo decir que se muy bienque tu negocio está en riesgo. Yo soy el comprador interesado- contestó con frialdad, como si se tratara de una simple transacción de compras pero no era así, no para Iraide, esa librería era su vida entera, su lugar seguro, todo lo que ella anhelaba. Ella no entendía como alguien tan arrogante podía estar interesado en su pequeña librería. Pero algo en su mirada, esa mezcla de indiferencia y control, la hizo sentirse fuera de lugar. Algo en él no le gustaba.
- No quiero vender- dijo con voz firme la joven pelinegra, intentando recuperar algo de dignidad. - oh vamos, no hay forma de que logres mantener en pie ese lugar sin el dinero que se te pide en poco tiempo- replicó él con un tono controlado y arrogante. Ella lo miró por un largo minuto, el corazón le palpitaba con fuerza. En ese instante, lo único que quería era que el se fuera. Pero sabia que la realidad era otra, ella sabia que si no hacía algo perdería lo más preciado que tenía. Esa conversación, esa intrusión inesperada, de alguna manera podría ser lo que la obligará a enfrentar la única opción que ella tanto temía.
- ¿Cúal es tu nombre?- preguntó con la voz tensa,tratando de ocultar su disgusto. - Asher, me llamo Asher Savoy- respondió él, de manera desinteresada y casi desafiante. Iraide lo miró, sin mover un músculo. Un sentimiento que nunca había tenido antes comenzó a formarse en su pecho, no solo era un sentimiento de desprecio, sino algo mucho más profundo. Algo que ni ella misma sabia como nombrar.
- Le aconsejo que busque otro vendedor señor Savoy. A usted realmente no le interesa esta librería- habló con firmeza, dandolé la espalda para empezar a caminar de nuevo. Pero a pesar de su decisión, algo dentro de ella no podía dejar de pensar en sus palabras, ¿y si tenía razón?¿y si realmente no podía salvar lo que siempre ha sido su mayor sueño?. Sin mirar atrás, Iraide se alejó, pero el eco de su encuentro con Asher resonó en su mente, dejándola más confundida y vulnerable de lo que había estado antes. En ese momento , algo en su mente le decía que esté no sería ni el primero ni el último de sus encuentros. Pero ella tampoco podía dejar de pensar en esos ojos cafes que la observaron con tanto detenimiento...
Editado: 01.06.2025