Del odio al amor es solo un paso

El vértigo de la elección

La librería estaba más silenciosa que nunca. La luz de la tarde entraba suavemente por las ventanas, iluminando los estantes llenos de libros que, por alguna razón, parecían más distantes, más frágiles. Iraide se encontraba en el mostrador, los dedos deslizando distraídamente por una pila de libros sin abrir. A pesar de estar rodeada de su lugar favorito en el mundo, no podía sacarse de la cabeza la decisión que acababa de tomar.

**Ayúdame, Asher. **

Esas palabras todavía resonaban en su mente como un eco lejano. ¿Realmente había dicho eso? ¿Realmente había aceptado que su vida, su refugio, y todo lo que había construido, dependiera de alguien como Asher? La idea le parecía tan ajena a lo que había sido hasta ahora, tan... opuesta a todo lo que había defendido.

Aun así, no había marcha atrás. Asher había estado claro: la librería, tal como la conocía, estaba en peligro. **Y él era la única salida. **

La puerta se abrió de golpe, cortando sus pensamientos. Iraide levantó la vista, y ahí estaba él, Asher, con su presencia imponente, entrando como si fuera el dueño del lugar. Y en cierto sentido, pensó Iraide, quizás lo era. No de la manera que él probablemente esperaba, pero su sombra ya se cernía sobre todo lo que ella había conocido.

—¿Todo bien? —preguntó él, su tono suave, pero con la seguridad de quien sabe que tiene el control.

Iraide asintió lentamente, sin poder evitar que su mirada se posara en la figura de Asher. Algo en él había cambiado también, como si la decisión que acababa de tomar la había alterado de alguna manera. La forma en que la observaba, con una mezcla de comprensión y algo más oscuro, la ponía nerviosa.

—Lo he decidido —dijo ella, su voz firme, aunque sentía una tensión en el aire que la hacía preguntarse si realmente estaba preparada para lo que eso significaba.

Asher se detuvo frente al mostrador y la miró en silencio, como si estuviera esperando que terminara de hablar. Iraide dejó escapar un suspiro y, sin más preámbulos, continuó.

—Te voy a aceptar la ayuda. Pero… solo porque no tengo otra opción. No quiero perder esto —dijo, señalando la librería a su alrededor—. No quiero perder lo que construí, lo que me ha costado tanto esfuerzo.

Asher asintió lentamente, sin mostrar emoción alguna. Sin embargo, un leve destello de satisfacción pasó por sus ojos.

—Entiendo. Y no te preocupes, Iraide. No voy a permitir que pierdas lo que es tuyo. Voy a asegurarme de que puedas mantener tu lugar, solo que… bajo nuevas condiciones.

Iraide frunció el ceño, percibiendo el matiz en sus palabras. **"Bajo nuevas condiciones."** Algo en su voz la hizo sentir que había más de lo que estaba dispuesto a contarle en ese momento.

—¿A qué te refieres con "nuevas condiciones"? —preguntó, sin poder evitar la inquietud en su tono.

Asher la miró fijamente, su expresión imperturbable.

—Lo que te ofrezco no es solo un rescate financiero. Es una alianza estratégica. Hay recursos, contactos, y una red de apoyo que te permitirá llevar la librería más allá de lo que habías imaginado. Pero también necesitas entender que a veces las reglas del juego cambian. Y tú, ahora, estás jugando en mis reglas.

Iraide sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque sus palabras no eran amenazantes, había algo en su tono que dejaba claro que, al aceptar su ayuda, ella estaba cruzando una línea. Asher había dejado de ser un simple inversor para convertirse en algo mucho más grande. **¿Era eso lo que quería? **

Sin embargo, no podía darle la espalda ahora. El peligro estaba cerca, y sus opciones se reducían rápidamente.

—¿Qué implica exactamente esta “alianza”? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Asher dio un paso atrás, como si necesitara espacio para exponer su propuesta con claridad. Luego, mirando alrededor de la librería, habló con una frialdad calculada.

—Primero, necesitas cambiar tu enfoque. Lo que has estado haciendo hasta ahora es admirable, pero no suficiente para competir en este mercado. Necesitas modernizar la librería, ofrecer más que solo libros. Yo puedo ayudarte a transformar este espacio en un centro cultural, en un punto de encuentro. Podemos organizar eventos, presentaciones, conferencias. Y, claro, también ampliar tu catálogo. La clave es atraer a un público más amplio, más diverso.

Iraide lo escuchaba, intentando imaginar cómo encajaba todo eso en el lugar que había conocido durante tanto tiempo. **¿Realmente quería que su librería se convirtiera en eso? ** No estaba segura. Pero lo que sí sabía era que, si no aceptaba, quedaría atrapada en una espiral de deudas y decisiones que no podría controlar.

—¿Y qué necesitas de mí? —preguntó finalmente, con la voz un poco más tensa.

Asher la miró durante un largo momento, antes de responder con suavidad, pero también con una claridad que la sorprendió.

—Tu participación. Necesito que seas la cara visible de todo esto, que seas la líder. Sin ti, nada de esto funcionará. Pero también necesitarás seguir ciertas reglas. Tendrás que ceder en algunos aspectos de tu visión original. No se puede ser rígido cuando el mercado exige flexibilidad.

Iraide sintió una presión creciente en su pecho. **¿Ceder? ** **¿Dejar ir lo que había construido? **




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