Del odio al amor es solo un paso

La Dificultad de Ver Más Allá

Asher nunca había sido un hombre que se dejara llevar por las emociones. Había aprendido a mantenerlas bajo control, a no dejar que su corazón influenciara sus decisiones, especialmente en los negocios. Pero con Iraide… todo era diferente.

Al principio, cuando la conoció, pensó que su interés por la librería era meramente profesional. Ella era una mujer apasionada por lo que hacía, pero también obstinada y algo cerrada a las nuevas ideas. A Asher le atraía esa determinación, esa forma tan firme de ver el mundo. Pero luego, a medida que pasaba más tiempo con ella, las líneas entre lo profesional y lo personal empezaron a desdibujarse.

El último mes había sido una montaña rusa de cambios en la librería. La transición estaba en marcha, y aunque Iraide había empezado a ceder, aún había una tensión palpable entre ellos. Asher se encontraba a menudo observándola más de lo que le gustaría admitir, fijándose en los pequeños detalles: cómo se concentraba cuando organizaba los libros, cómo su mirada se suavizaba cuando hablaba de su librería, o la forma en que se reía cuando una conversación tomaba un giro inesperado.

Ese día, mientras caminaban por los pasillos de la librería, inspeccionando las nuevas secciones de libros, algo en el aire parecía haber cambiado. Iraide estaba hablando de un nuevo evento literario que quería organizar, una charla sobre autores contemporáneos, y la pasión con la que lo hacía lo desarmó.

—Si lo hacemos bien, podemos atraer a un público mucho más joven, y darles la oportunidad de conocer autores nuevos… Es la oportunidad perfecta para cambiar la percepción de la librería —decía ella, con una brillanteza en los ojos que Asher jamás había visto.

El brillo de sus ojos lo desconcertó, y por un instante, se sintió fuera de lugar. Era la misma pasión que ella ponía en cada rincón de la librería, en cada conversación, en cada decisión. Pero, de repente, **esa pasión** lo atrapó de manera inesperada. Y ahí estaba, mirándola de una manera que no podía entender del todo, como si estuviera viendo algo más que una simple colega de trabajo.

—Lo veo —dijo él, con una sonrisa un tanto distante, tratando de mantener su compostura—. Pero quiero que tengas claro que este evento puede marcar un antes y un después. Y yo estaré aquí para asegurarme de que todo salga bien.

Iraide asintió, pero algo en su expresión cambió. Era como si notara algo en el aire, algo que ella no podía entender. Por un momento, se miraron en silencio, y Asher sintió que el mundo se detenía, aunque solo fuera por unos segundos.

No podía ser. No podía estar sintiendo esto por ella. Era la mujer con la que había estado trabajando, la mujer que se resistía a cada cambio que él proponía, la mujer que desafiaba su visión de la librería. Pero ahí, de pie frente a ella, Asher no podía negar lo que estaba ocurriendo dentro de él.

**¿Cómo había llegado hasta aquí?**

Lo peor era que **no quería** que su relación con Iraide fuera más allá de lo profesional, no quería que sus sentimientos complicaran las cosas, pero cada vez era más difícil mantener esa distancia emocional. Algo en su interior deseaba que ella lo viera de una manera diferente, que lo viera como algo más que un socio, algo más que un hombre que había llegado a su vida para cambiar todo lo que amaba.

La reunión terminó con una charla casual sobre las fechas del evento, pero en el aire quedaba una tensión palpable. Asher no estaba seguro de lo que había sucedido entre ellos, pero **sabía que algo estaba cambiando**.

***

La noche llegó con el sonido de la lluvia golpeando suavemente las ventanas de la librería. Iraide se quedó trabajando hasta tarde, terminando algunos detalles de la organización del evento literario. El espacio ya estaba listo para recibir a los invitados, pero a pesar de estar rodeada de libros y papeles, su mente seguía volviendo al mismo lugar.

**Asher.**

No podía dejar de pensar en él, en cómo su presencia había comenzado a invadir sus pensamientos sin previo aviso. Durante semanas, había mantenido su distancia, enfocándose en la librería y en sus propios proyectos. Pero ahora, no podía evitar notar cómo la dinámica entre ellos había cambiado.

Cuando Asher había dicho que estaría allí para ayudar con el evento, había sido más de lo que esperaba. Su apoyo era genuino, sí, pero había algo en su mirada, algo que no había visto antes, algo más profundo. Cada vez que sus ojos se cruzaban, algo en su interior se aceleraba, y aunque trataba de ignorarlo, no podía.

Se frotó las sienes, sintiendo un leve dolor de cabeza. **¿Qué estaba pasando?** Ya no sabía si las inseguridades que sentía sobre los cambios en la librería eran más grandes que la confusión sobre lo que sentía por Asher. Había pasado tanto tiempo defendiendo su espacio, su control sobre todo, que ahora, al enfrentarse a lo que parecía una amenaza, no podía discernir si el miedo que sentía era por el futuro de la librería o por lo que estaba naciendo entre ellos.

De repente, la puerta de la librería se abrió. Iraide levantó la vista, y allí estaba él. Asher. Miraba alrededor, como si estuviera buscando algo o a alguien.

—¿Te he interrumpido? —preguntó, levantando una ceja.

Iraide sonrió, un poco cansada, pero agradecida de que él estuviera allí.

—No, solo estaba terminando unos detalles. ¿Tú qué haces aquí? Pensé que ya habías terminado por hoy.




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