Del odio al amor es solo un paso

paso el tiempo

Un año había transcurrido desde que Iraide y Asher comenzaron su camino juntos, y aunque muchas cosas habían cambiado, algo se mantenía constante: su apoyo mutuo. La galería de arte que Asher había abierto se había convertido en un centro de creatividad y exploración, atrayendo a artistas locales y a una comunidad apasionada por el arte. Iraide había comenzado a ver sus escritos publicados en diversas revistas y, finalmente, estaba trabajando en su primer libro. Había dejado atrás sus dudas y temores, ya no era la misma persona que había aceptado aquella primera cita.

Un día, cuando la tarde comenzaba a caer, Iraide y Asher caminaban por las mismas calles por las que una vez habían paseado, ahora llenas de un sentido de pertenencia. Ambos sabían que el futuro aún tenía sorpresas por ofrecer, pero lo importante era que lo enfrentaban juntos. La librería de Iraide seguía siendo su santuario, pero también era el lugar donde ella encontraba la inspiración para seguir escribiendo, compartiendo sus pensamientos y sueños con los demás. —¿Recuerdas cuando todo esto parecía tan incierto? —preguntó Iraide, mirando el horizonte mientras caminaban juntos, sus manos entrelazadas.

Asher sonrió y asintió.

—Claro que sí. Parecía que nunca podríamos hacer que nuestras ideas se materializaran. Pero aquí estamos. Tal vez, en realidad, nunca se trata de no tener miedo, sino de seguir adelante a pesar de él.

Iraide lo miró con una sonrisa suave.

—No sé qué haría sin ti. Tú me diste el valor de empezar. Y ahora… ahora estamos haciendo realidad todo lo que soñamos.

Asher se detuvo y la miró, un brillo de cariño en sus ojos. La abrazó suavemente, como si el gesto pudiera transmitir todo lo que no necesitaba ser dicho. A veces, las palabras no eran necesarias cuando dos personas compartían la misma visión, el mismo propósito.

—Nosotros lo hicimos —dijo, en voz baja. Y no necesitaba decir más.

El tiempo seguía avanzando, pero para Iraide y Asher, lo importante era que habían encontrado un camino juntos, un camino lleno de aventuras, sueños compartidos y la certeza de que siempre se tendrían el uno al otro.

Y mientras caminaban por la ciudad que ahora sentían como suya, sabían que, a pesar de los días inciertos que pudieran venir, siempre estarían dispuestos a dar el siguiente paso.




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