Del odio al amor es solo un paso

el comienzo de todo

El sol brillaba suavemente sobre la ciudad, tiñendo todo de un dorado cálido. Iraide caminaba por las calles que tanto había recorrido en los últimos años, pero algo había cambiado. Ahora, cada paso parecía resonar con un propósito. La librería, que había sido su refugio, su santuario, ya no solo era un lugar donde se perdía entre libros y palabras; era un lugar donde se gestaban nuevos sueños, donde había visto crecer su confianza, su vida, y, sobre todo, su amor por Asher.

A lo largo de los últimos meses, Iraide había dado más pasos hacia sus sueños que nunca. Su primer libro había sido un éxito, pero más allá de los elogios y las críticas, lo que realmente la llenaba era saber que había sido capaz de compartir su voz con el mundo. Asher, por su parte, había convertido la galería de arte en un centro cultural vibrante, un punto de encuentro para artistas y soñadores. Juntos, habían tejido una vida que, aunque no exenta de dificultades, era todo lo que habían imaginado en aquellos momentos de incertidumbre.

Hoy, sin embargo, sentía que algo aún más grande se acercaba. Algo que ya no solo dependía de sus esfuerzos individuales, sino de todo lo que habían construido juntos.

Habían decidido dar el siguiente paso, algo que ambos habían esperado pero temido al mismo tiempo. Después de tantas conversaciones nocturnas, tantas promesas compartidas, ambos sabían que el amor que se habían dado iba mucho más allá de lo que cualquier palabra podría describir. No solo se trataba de los proyectos y las aspiraciones, sino de una vida construida sobre la base de la confianza, el respeto y la complicidad. Así que, finalmente, Asher le había propuesto algo que ella jamás había imaginado que ocurriría tan pronto.

Iraide llegó a la librería, donde un pequeño evento estaba ocurriendo. Algunas personas se reunían para una charla literaria, otros simplemente paseaban entre los estantes, disfrutando del ambiente acogedor que siempre había caracterizado el lugar. Asher no estaba allí, pero ella sabía que no tardaría en llegar.

Cuando la puerta se abrió con el sonido familiar de la campanilla, Iraide levantó la vista y vio a Asher entrar, con esa sonrisa que siempre le llenaba de paz. Pero hoy, había algo diferente en su expresión, algo que hacía que el aire entre ellos se cargara de una tensión dulce, de una expectativa que ambos compartían.

Asher se acercó, su mirada fija en la de ella.

—¿Te gustaría dar el siguiente paso juntos? —preguntó, sin rodeos, pero con una dulzura en su voz que hizo que el corazón de Iraide latiera más rápido.

Ella lo miró, sorprendida, pero en el fondo, ya sabía la respuesta. Todo en su ser le decía que no había otra forma de continuar, que lo que compartían era algo tan profundo y seguro que solo podía ir hacia adelante.

Asher sacó algo de su bolsillo: un pequeño anillo de plata, sencillo pero significativo, con una piedra que parecía reflejar todas las luces de su futuro.

—Iraide, quiero pasar el resto de mi vida contigo. Sin importar lo que venga, quiero que estemos juntos, en todos los caminos que tomemos, en todas las decisiones que hagamos. Te amo y quiero que seas mi compañera de vida. ¿Te casarías conmigo?

Iraide se quedó en silencio por un momento, la emoción empañando sus ojos. Nunca pensó que ese momento llegaría, pero ahora que estaba aquí, sentía que todo tenía sentido. Las inseguridades que una vez la habían consumido parecían tan lejanas, como si ya no formaran parte de la persona que era ahora. Había encontrado su lugar, su camino, y lo había encontrado junto a él.

Asintió lentamente, una sonrisa naciendo en sus labios, y las palabras salieron de su boca con una certeza absoluta.

—Sí. Sí, quiero.

El sonido de su voz, cargado de emoción, hizo que Asher la tomara en sus brazos, abrazándola con la fuerza de alguien que sabe que ha encontrado algo irremplazable. El aire a su alrededor parecía detenerse por un instante, mientras ambos sabían que ese era solo el comienzo de una nueva etapa. Un paso más hacia un futuro juntos.

Mientras se abrazaban, Iraide miró por la ventana de la librería. El sol seguía iluminando la ciudad, pero ahora, con una luz que parecía aún más brillante. Sabía que había mucho más por vivir, más desafíos y sorpresas por venir, pero al mirar a Asher, con su sonrisa sincera y su mirada llena de amor, Iraide comprendió algo fundamental: no importaba lo que sucediera. Lo más importante era que ya no tendría que enfrentarlo sola.

El futuro, por fin, no parecía tan incierto. El futuro ya no era una promesa lejana ni un sueño que parecía fuera de su alcance. El futuro estaba aquí, entrelazado con su presente, y todo lo que necesitaba era seguir caminando, un paso tras otro, siempre con Asher a su lado.

Y así, con las palabras del sí resonando en el aire, comenzaron su nueva historia, un capítulo lleno de amor, de sueños compartidos, de nuevos comienzos. Con el corazón ligero y la certeza de que lo mejor aún estaba por llegar.




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