El sol se alzaba tímidamente sobre la ciudad, su luz dorada bañando las calles mientras Iraide caminaba hacia la librería. Aunque el día comenzaba como cualquier otro, ella sentía que algo en el aire había cambiado. Quizás era la paz que había encontrado la noche anterior, o tal vez era la sensación de que algo nuevo estaba por llegar. El amor que compartía con Asher seguía siendo un refugio, pero dentro de ella, algo se estaba transformando. Había un futuro incierto que la esperaba, pero estaba dispuesta a enfrentarlo.
Al llegar a la librería, encontró el lugar tal como lo había dejado: acogedor, tranquilo, con la familiaridad de siempre. Pero hoy, las estanterías llenas de libros no parecían solo ser un refugio para Iraide. Ahora, sentía que esos mismos libros representaban el camino hacia su futuro, hacia los nuevos sueños que comenzaba a construir.
Estaba sumida en sus pensamientos cuando Asher apareció en la puerta, con su característico brillo en los ojos. La mirada de ambos se encontró de inmediato, y sin necesidad de palabras, Iraide sintió que lo que compartían seguía siendo tan fuerte como siempre. Habían superado obstáculos juntos, pero también sabían que el verdadero reto estaba en lo que venía.
—¿Cómo estás? —preguntó Asher, acercándose a ella con una sonrisa tranquila.
—Bien —respondió Iraide, sintiendo que su corazón latía un poco más rápido al verlo. —Pensando... sobre muchas cosas.
Asher se acercó más y la tomó suavemente de la mano, como si sintiera la necesidad de transmitirle una calma que solo él sabía darle.
—Yo también. Quizás es hora de dar el siguiente paso. No solo en lo nuestro, sino en todo lo demás —dijo Asher con una expresión seria, pero llena de una dulzura que solo ella podía percibir.
Iraide lo miró, sorprendida. Sabía que ambos habían hablado del futuro en diferentes momentos, pero las palabras de Asher la hacían sentir que esa vez había algo más profundo, algo que requería una decisión importante.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó ella, un poco cautelosa.
Asher la observó durante un largo momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. Luego, respiró hondo y, con una sonrisa, le dijo:
—Quiero que sigamos adelante con nuestros sueños. Pero también quiero que pensemos en la posibilidad de construir algo más grande. No solo como pareja, sino en lo que cada uno quiere lograr por separado, pero juntos. La galería, tu libro, mi arte... hay un mundo de posibilidades. Y creo que ha llegado el momento de tomar riesgos. Juntos.
Iraide no pudo evitar sentirse conmovida por sus palabras. Ella había llegado a un punto en su vida donde, por fin, se sentía lista para caminar con firmeza en sus propios sueños. Pero la idea de hacerlo al lado de Asher, como compañeros no solo de vida, sino de proyectos, le daba una sensación de seguridad que no había tenido antes.
—¿Qué tipo de riesgos? —preguntó, buscando claridad, pero también sintiendo una chispa de emoción ante la posibilidad de algo más grande.
Asher sonrió, esta vez con una mezcla de determinación y entusiasmo.
—Llevar la galería a nuevos horizontes. Expandirla, hacerla más inclusiva, más abierta a la comunidad. Y tal vez... tal vez deberíamos pensar en un proyecto juntos. Un proyecto que combine nuestra pasión por el arte, la literatura y todo lo que hemos aprendido. Crear algo que refleje lo que somos, lo que hemos superado. Algo que sea nuestro.
Iraide se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras. El futuro que le proponía Asher era desafiante, pero también lleno de posibilidades. Era un sueño audaz, un sueño que involucraba mucho más que solo ellos dos. Era la oportunidad de construir algo tangible, algo que pudiera marcar la diferencia en la vida de otras personas, al igual que ellos habían encontrado algo en su vida juntos.
—Lo quiero —dijo finalmente, con una sonrisa llena de convicción. —Lo quiero, Asher. Juntos.
Asher la abrazó, y mientras sus cuerpos se estrechaban en un abrazo cálido, Iraide sintió una ola de seguridad invadirla. No sabía exactamente cómo sería el camino que ambos emprenderían, pero sí sabía que no importaba lo que viniera después. Lo harían juntos. Y eso era lo único que realmente importaba.
Mientras el día avanzaba, los dos se dedicaron a hacer planes, a soñar juntos sobre el futuro que estaban a punto de construir. La librería, que siempre había sido un refugio para Iraide, ahora se sentía como un punto de partida. Un nuevo capítulo comenzaba a escribirse, y el futuro parecía, por fin, más cercano, más claro.
Al final de ese día, cuando Iraide regresó a su apartamento, una sensación de paz y emoción la invadió. El viento había cambiado. La incertidumbre seguía, pero ahora sabía que no tenía que enfrentarlo sola. Asher, su compañero, su amor, estaba a su lado, y juntos podrían conquistar lo que el futuro les deparara.
Y aunque aún quedaba mucho por hacer, algo había comenzado. Y con ese comienzo, se sentía lista para todo.
Editado: 01.06.2025