Del Palacio al Corazón

Capítulo 5

La mañana estaba fresca y Leonor caminaba hacia el laboratorio de química mientras mordía una manzana, sus pensamientos centrados en la clase que estaba a punto de empezar. Al entrar, se colocó la bata de laboratorio y se dirigió a su puesto habitual, preparado con vasos medidores, tubos de ensayo y otros instrumentos necesarios para los experimentos. El profesor, un hombre de aspecto serio y canoso, comenzó la clase con una inducción, explicando las normas de seguridad y los materiales que necesitarían para el semestre. Justo en ese momento, la puerta se abrió, y entraron Frederic y Daniel, captando la atención de todos.

Leonor parpadeó, incrédula. Aún recordaba la escena de la noche anterior, cuando Frederic, con su actitud despreocupada y casi arrogante, le había pedido que se quitara la blusa. Era como si el destino estuviera bromeando con ella al colocarlo en la misma clase.

El profesor, sin ocultar su impaciencia, se dirigió a Frederic:

-¿En qué puedo ayudarlo, joven?

Frederic, con su habitual sonrisa confiada, levantó la carta de admisión.

-Creo que estoy inscrito en esta clase.

El profesor revisó la carta rápidamente y le lanzó una mirada de advertencia.

-Bien, pero si vuelve a llegar tarde, no podrá entrar. La puntualidad es esencial aquí.

Frederic asintió, sin perder la compostura, mientras el profesor dirigía su mirada hacia Daniel.

-¿Y usted? ¿Qué hace aquí?

Daniel, con su tono formal y reservado, respondió:

-Soy oyente, profesor.

El profesor negó con la cabeza, señalando la salida.

-Esta clase es pequeña, no puede estar aquí. Tendrá que esperar afuera.

Daniel obedeció sin chistar, saliendo del aula sin mirar atrás, mientras Frederic buscaba un lugar para sentarse. La única silla vacía en todo el laboratorio estaba junto a Leonor, quien lo observaba con una mezcla de sorpresa y frustración. Frederic caminó lentamente hasta el pupitre, sus pasos resonando en el silencio del aula. Con una sonrisa apenas perceptible, se sentó junto a ella, acomodándose en su asiento con naturalidad.

Leonor lo miraba de reojo, sin poder creer su mala suerte. Él, en cambio, parecía entretenido por la incomodidad que su presencia le generaba. El profesor continuó hablando, dejando instrucciones sobre los materiales necesarios para el primer experimento. Mientras los demás estudiantes anotaban los detalles, Leonor deslizó una hoja hacia Frederic sin siquiera mirarlo, asegurándose de que tuviera la información. El profesor, en un intento de fomentar la camaradería, pidió a los alumnos que saludaran a sus compañeros de al lado.

Leonor giró la cabeza, resignada, y se encontró con los ojos azules y brillantes de Frederic, quien la miraba con una sonrisa traviesa.

-Enhorabuena, han saludado a su compañero de laboratorio -comentó el profesor, satisfecho.

Leonor suspiró, susurrando para sí misma:

-No lo puedo creer...

Cuando la clase terminó, salió apresurada detrás de Frederic, quien ya caminaba al lado de Daniel. Al alcanzarlo, sostuvo la hoja con la lista de materiales frente a él.

-Oye, has dejado tu lista de materiales para el experimento -dijo, sin ocultar su tono de reproche.

Frederic, sin detenerse, la tomó y se la entregó a Daniel, quien miró a Leonor con una expresión de sorpresa. Ella lo miró, confundida.

-¿Cómo me dijiste que te llamabas? -preguntó, cruzando los brazos.

Frederic la miró con una sonrisa que parecía llevar un matiz de arrepentimiento.

-Frederic. Es mi nombre.

Leonor lo observó, respirando profundamente antes de continuar:

-Esta clase es muy importante para mí. Necesito obtener una buena nota porque quiero conseguir una beca para estudiar en Inglaterra, y no quiero que todo se arruine solo porque tú eres mi compañero de laboratorio.

Frederic la escuchó atentamente y luego asintió.

-Entiendo, y te prometo que seré de ayuda. Además, me gusta la química. Hace tiempo descubrí cosas bastante interesantes. -Se detuvo, buscando las palabras adecuadas-. Me disculpo por lo de anoche. Solo quería divertirme, y me excedí.

Leonor lo miró con dureza, incapaz de esconder su molestia.

-Claro, me encanta que un borracho me trate como a una cualquiera -respondió sarcástica, girándose para marcharse.

Frederic, arrepentido, dio un paso hacia ella.

-Ruego que me disculpes, de verdad -dijo, haciendo una reverencia con elegancia, como si estuviera acostumbrado a esos gestos formales.

Leonor lo observó con una mezcla de sorpresa y fastidio.

-¿Otra vez borracho? -preguntó, volviendo su mirada hacia Daniel, quien parecía incómodo, sin saber cómo reaccionar ante la escena.

Daniel, consciente de que no podía revelar la verdadera identidad de Frederic como heredero de un trono, mantuvo el silencio.

Frederic sonrió, improvisando.

-Es para una obra de teatro... Romeo y Julieta.

Leonor puso los ojos en blanco al escuchar el título, dejando clara su falta de interés por Shakespeare.

-Esto va a ser un semestre interesante... -comentó, con un tono de resignación, y antes de alejarse, agregó-. No olvides tu parte de los materiales.

Frederic la observó mientras se alejaba, aún fascinado por su firmeza y determinación. Luego le pasó la lista de materiales a Daniel, quien la recibió sin preguntar nada. Ambos comenzaron a caminar, recorriendo el campus en silencio mientras los estudiantes a su alrededor conversaban, reían y se dirigían a sus respectivas clases.

-Será un semestre entretenido, ¿no crees? -comentó Frederic finalmente, rompiendo el silencio y lanzándole a Daniel una mirada cargada de entusiasmo.

Daniel, manteniendo su compostura habitual, asintió, aunque en el fondo sentía que este semestre sería cualquier cosa menos tranquilo con Frederic al mando de las aventuras.

Leonor cerró la puerta de su dormitorio con un suspiro, aliviada de estar finalmente en un lugar donde podía relajarse. La clase había sido agotadora, y el encuentro con Frederic solo había añadido más tensión a su día. Mientras se dejaba caer en el sillón, vio a Clere, su compañera de cuarto, acomodada en el otro sillón con una gran manta y un tazón de palomitas en las manos, totalmente absorta en una película de terror.




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