Deleite Olvidado

CAPITULO 1

Cerré los ojos ante lo que podía ver.

Era horrible, se veía tan mal, pero tenía que probarlo, sino moriría de rabia por sus palabras

No me quedaba más que ello

«Solo hazlo ya Ava»

Acerqué el plato lleno de vainas verdes con mayonesa

«¿En serio quieren que coma eso?»

— Nooo... Ava... — Empieza el bullicio Jean mientras ve como dudo en probar el reto del día.

"Si comes más de siete sin vomitar ganas una manzana caramelizada"

Esa es una gran oferta que muchos no podemos negar en querer, pero al veces estos retos son medio locos y al veces nos hacía perder el apetito.

— Lo haré — Dije con tono decidido, pero creo que no lo podré hacer. Mi cabeza ya me mostraba un montón de escenas mías vomitando si bien ahí mismo o en el baño

Suspiré viéndome vomitando sobre alguien y negué con la cabeza antes de tomar una de las vainas hervidas con mayonesa cayendo de sus costados.

Sin decir palabra alguna, metí la mitad de la vaina en mi boca y le si el primer mordisco

«Esta horrible»

No loca mastique, lo tragué, como si fuera agua, aún sabiendo que podría atragantarme por ello.

La primera arcada llegó y sentí aquel líquido horrible en mi garganta subiendo lentamente hasta casi llegar a mi boca

«Ava no es hora, es la manzana lo que queremos ¿ O no?»

El líquido lentamente bajo y metí la otra mitad, pero está la mastique unas dos veces y tragué.

— ¡Esa es mi Ava! — sonreí mientras tragaba la cuarta vaina. Las ganas de vomitar no faltó y casi me atraganto — Vamos Ava — La miré, ella estaba sonriendo emocionada y alegre por mi tortura mía.

— No creas que te invitaré — Le apunte con uno de mis dedos a la rubia loca que sonreía colgada en la espalda de Pablo viendo alegre mi agonía tortuosa

Tome aire y empecé a comerme las vainas hasta que llegué q la última, pero ya tenía una mezcla horrible en mi ser

Quería:

Vomitar

Agua

Dulces

Y más agua

— ¡Ava! ¡Ava! — Empezaron a decir en coro todos los presentes.

«Hay que acabar la tortura»

Mordí lo último y sentí como paso de mi lengua a mi garganta, pero este quería salir y casi vómito por las arcadas que hacían los amigos de Jean.

«Asquerosos»

— ¡ Listo! — Dije en un grito cuando paso el pedacito de vaina por mi garganta y sentí como mi estómago gruñía.

Gritos eufóricos llegaron y miré con mucho orgullo a Jean, quien se reía avergonzado por haberlo logrado

«En tu cara»

Sonreí ante el pensamiento que quería salir de mi cabeza, pero lo reprimi

— Y... ¿ Mi premio? — estire mi mano derecha en su dirección — ¿ Para cuándo? — después se hace el tonto este pelado.

— Tras el receso, te lo doy — dijo sin más y se volteó para irse.

— no me mientas Jean... O cuento... — Se gira y sonríe con los ojos agrandados advirtiendo que me calle

— Lo... Sé — Dice entre sus dientes. Cuando estoy por replicar lo que quiere evitar. Todos se mueven y se lo que significa.

Sigo a Jean para ponerme a su lado izquierdo esperando a nuestra nana.

Bueno todos nos acomodamos en silencio en el comedor.

— Por favor Míriam que no me hagan chacota en el bus ¿ Estamos? — nos da una mirada de advertencia a todos.

Jean se ríe mientras me codea.

Le parece chistoso.

Claro, como no fue al que casi bajan por intentar recuperar su estuchera.

Estamos atentas a las indicaciones de Sandra, aunque esto es todo los días, siempre debemos escucharla

Además ya estamos a fines del año, sería bueno que todos pasemos bien la escuela.

— Nos vemos en la tarde — Nos despide.

El claxon del bus nos hace salir rápidos.

Pero soy retenida de mi brazo cuando cruzo uno de los pasillos.

— ¿Qué pasa...? Tiago — la molestia se me pasa al ver a este chico después de no verlo en la madrugada.

Le sonrió, pero este solo me extiende su brazo.

¿ Qué?

Cuando bajo un poco mas la mirada, veo a mi mochila colgar.

— Vamos Ava — El llamado de Jean me hace tomar apurada mi mochila

— Gracias — este pone los ojos en blanco cuando esta libre de mi mochila

— Deberías estar atenta — Y se va. Lo sigo mientras pienso en que hablar con él.

— Era un reto, nada más. De todos modos gracias — ame deja subir primero al buz y me quedo callada llegando a Jean quien me deja pasar.

Cuando estoy por pasar a la última parte, logro ver como Delia hace señas a Jean

— Ya sabes las cosas y aún sigues insistiendo Delia — le hago recuerdo pasando po su lado mientras Jean ignora a todos los que alguna vez fueron sus amigos.

— Métete en tus mierdas Huérfana — si, empezamos no se en que acabará — todo por no aceptar el dinero de tu padre no significa que tienes que alejarte de nosotros — me siento mientras acomodo mi mochila en mis muslos.

Las puertas se cierran y arranca

— Yo también soy huérfano — réplica Jean molestó.

Trato de calmarlo.

Siempre tratando de meterse con nosotros

— Deja de buscar pleito Delia, en serio — Se carcajea uno que otro de los chicos populares. — No hay problema en que nosotros seamos de una casa de acogida — la verdad no nos apena

— son huérfanos porque sus padres ni los querían — es por eso que Delia se hace odiar
Se mete en donde no debe.

— ¡Basta Delia! — Jean grita.

Era verdad, Jean tiene a sus padres y ni siquiera debería necesitar vivir una vida como nosotros los chicos del orfanato.

Por lo que supimos, Jean tiene un padre que es alcalde del pueblo en que vivimos. Jean descubrió en lo que su padre estaba metido

Drogas, manipulación de dinero y prostitución. Recuerdo que una noche lluviosa y con tormentas, llego al orfanato, Sandra lo cubrió y lo llevo a que le expliqué.

Tal vez ese día empezó todo.

Su padre vino al día siguiente y grito como loco, Jean lloraba de rabia, hasta que salió y le gritó en respuesta de su  padre que decía de demoler esta casa y todo lo que Sandra ha hecho por nosotros




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