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El tan aclamado fín habia llegado.

Mi madre se notaba cansada... Cansada de fingir que quería a mi padre.
Él se encontraba cansado... Cansado de intentar que mi madre lo volviese a amar.

Los dos eran culpables de su tan fatídico desenlace, los dos habían errado. Él por no amarla lo suficiente, y ella por querer sentirse amada, aunque no fuera por él.

Los gritos abundaban más que la arena en la playa; los llantos y el olor a alcohol se habían vuelto parte de nosotros. La costumbre habia llegado para hacer que todo se vuelva agotador. La soledad habia regresado para habitar mi corazón con más ímpetu que nunca.

Sentí que era yo contra el mundo.

Ellos estaban tan ocupados destruyendose el uno a el otro que ni cuenta se dieron que no eran los únicos que terminaban heridos.