Diez.

yo.

¿Qué es Vante?

12:57 AM

Me sorprendí de que después de lo ocurrido hacía tan solo unas horas, V quisiera seguir hablándome. Había algo en mí que quería negar lo reconfortada que me sentía con ese mensaje, pero lo cierto es que tenía que reconocerme a mí misma que era así como me sentía: reconfortada. No tenía que saberlo nadie más. No importaba que Vante no tuviera significado aún para mí. 

Me deleité en la espera de su siguiente mensaje.

Ente Turbio.

Querías saber mi nombre

01:00 AM

Escribiendo...

yo.

¿Vante es tu nombre?

01:00 AM

Ente Turbio.

Algo así. 

Escribiendo...

Es el nombre que me puse yo mismo. 

01:01 AM

yo.

Pero quedamos igual. V también es un nombre que te pusiste tú. ¿Y por qué me mandas esa foto? Es muy bella, pero no entiendo la relación.

01:01 AM

Ente Turbio.

Déjame explicarte.

No preguntes hasta que haya terminado. 

No seas impaciente. 

01:02 AM

Me sorprendió la seriedad con la que decía todo esto, así que sólo me quedaba esperar. Miré de soslayo a los chicos y fingí mirar la película. Ciertamente ya la había visto antes y era una de mis favoritas, pero ahora mismo no podía concentrarme en el argumento. Suspiré imperceptiblemente y volví a mirar la pantalla de mi móvil.

Escribiendo...

¿Por qué se tardaba tanto? Podría enviar varios mensajes para no dejarme esperando. Finalmente envió la explicación.

Ente Turbio.

V es un apodo, un apodo con el que nadie accede a mi identidad. Mantiene las distancias y al mismo tiempo, es mi relación con el mundo. Acceder al nombre de alguien es hacerlo vulnerable ¿sabes? Ahora que soy un fugitivo estoy desprendiéndome de mi identidad, y eso conlleva separarme de mi nombre de nacimiento. Ya no soy el que era, no merezco ser nombrado así, no después de convertirme en lo que soy. Por eso te digo, soy Vante.  Vante es un nombre que me puse yo mismo y que conecta de cierta forma con mi esencia, que espero que todavía permanezca en mí a pesar de mi corrupción. Lo usé secretamente en mi vida anterior, pero ahora es tuyo. Podrás llamarme así. Era el nombre con el que tomaba fotografías. Nunca tuve la oportunidad de exponerlas, y ahora que ya no existo... dudo que la tenga. Pero ahora ese nombre estará en tus labios. Llámame así si tanto quieres conocer de mí. Es una forma de hacerme tuyo también, así como yo te estoy haciendo mía, aunque sea a partir de pronunciar tu nombre.

01:16 AM

Me quedé sin palabras al leer todo eso. Un torbellino de emociones se abría en mi pecho y a pesar de lo mucho que apreciaba a Yoongi y a Jimin, me hubiera gustado estar sola en ese momento para poder pensar con libertad en qué responderle, porque esto ameritaba una respuesta completamente honesta con mis emociones. 

Inspiré profundamente. Nunca pensé que alguien me hablaría de esa forma tan sincera e íntima y al mismo tiempo tan ambigua y confusa. ¿A qué se refería con que ya no existía? ¿O con que ya no merecía ser llamado por el nombre que le pusieron sus padres? Acaso... ¿tendría que ver con la razón por la que había estado internado? ¿Se sentiría culpable por el estigma que eso significaba? ¿O sería algo más? Sabía que de preguntarle me respondería directamente que no podía decirme nada, así que no valía la pena intentarlo. Pero en cambio había recibido una valiosísima información que me conectaba con él: El nombre con el que él mismo se identificaba.   

yo.

Vante. Me agrada. Aún no tengo la oportunidad de pronunciarlo para ti, pero estoy segura de que me gustará de la misma manera que cuando lo repito en mi mente. Sinceramente me produce un mar de emociones que compartas conmigo aquel trozo de tu ser, que a pesar de estar rodeado de enigmas, es tan importante. Si conecta con tu esencia, no dudo de tu sinceridad. Creo que estoy confiando en ti. Gracias por compartir esto conmigo, Vante.

01:19 AM

Reagendé a V como Vante y dejé el móvil a un lado. Una sensación de ligereza inundaba mi pecho y me hacía pensar que quizás por fin estaba conociendo a aquella persona que a ratos parecía tan profunda y sincera y en otras tan juguetona y distante. 

Dos días. Sabía que aún no sentía por él algo definido, así que seguía sin entender por qué mi cuerpo reaccionaba de la forma en la que lo hacía cuando estaba junto a él.

Por la tarde, después de haber intentado besarlo, él se limitó a tratarme con cariño y ese episodio no alteró en absoluto su conducta para conmigo. Pensé que podía estar fingiendo que las cosas iban igual que siempre. Al fin y al cabo, no creo que no se viera alterado por una desconocida que había intentado acercarse a él de esa manera sin previo aviso. A pesar de sus extrañas palabras que afirmaban una férrea intención de estar a mi lado, no creía que sintiera por mí algo más que una atracción amistosa. Seguía completamente avergonzada, de modo que le pedí que me dejara en el centro comercial y que en otra ocasión, si él lo deseaba, podíamos vernos. Le pedí disculpas y luego me marché a comprar. Él fue muy respetuoso, y con una sonrisa se despidió de mí y se alejó.