Delirios [ Taehyung-Bts ]

Quince.

Me quedé inmóvil, tratando de decir algo y al mismo tiempo de cerrar la boca, pero claramente no podía hacer las dos cosas al mismo tiempo, así que parecía un jodido pez.

—¡Daphne, éste es Yun Jiwoo, el chico del que te hablé! Jiwoo, ésta es Daphne, la amiga de la que te hablé. —Jane nos presentó, complacida.   
—A decir verdad, ya nos conocíamos. —Dijo Vante. ¿O debería decir Jiwoo?    
—¿De verdad? —Jane parecía impresionadísima. Me admiré de su inocencia.  
—No, la verdad es que no. Con suerte lo he visto un par de veces y no sé nada de él, ni siquiera su nombre. Somos dos desconocidos. ¿Verdad? —Lo miré fijamente con todo el desprecio que pude concentrar en mi mirada. Él me devolvió la mirada sin bajarla, con una expresión indescifrable. 

Intenté desesperadamente encontrar algún dejo de altivez en sus iris, algo que me hiciera odiarlo, pero no hallé nada, excepto que las ojeras del otro día habían desaparecido de su rostro y que éste irradiaba, más que nunca hasta el momento, una belleza sublime. 

Sentí cómo algo se desgarraba en mi interior. Van...Jiwoo, que no había tenido problemas en decirle su nombre a mi amiga, ahora la tomaba amablemente de la cintura, sonriéndole. Ella se notaba algo confusa. Sería parlanchina e ingenua, pero no tonta y seguramente se había dado cuenta de la tensión entre nuestras miradas.

—¿Qué harás ahora, Jane? ¿Te irás con Yun Jiwoo? —Hablé para intentar aligerar el ambiente.   
—Eso pensaba, pero ya que nos conocemos los tres ¡quizás sea una buena idea que bebamos juntos! —Sonreí como si se me estuviera derritiendo la cara. Jiwoo no parecía muy contento tampoco, pero no se mostró en desacuerdo, así que Jane nos tomó a ambos de cada mano y nos llevó a la barra. 
—¡El soju más fuerte que tengan! —Pidió encantada. 

Demás está decir que no debería beber por la medicación, pero esta vez lo hice furiosamente, intentando tragarme toda mi frustración junto con el alcohol. 

A Jane no había tenido problemas en besarla. En cambio, a mí apenas si me había tocado.

Bebí un vaso de soju y lo rellené sin esperar a que alguno de los dos lo hiciera por mí.

A Jane no tuvo problemas en decirle quién era. A mí sólo me dio su apodo. 

Volví a beberme el contenido del vaso y lo rellené una vez más.

Estaba claro con quién estaba jugando y con quién estaba siendo sincero, incluso si era un acostón. 

Vacié el vaso por tercera vez y volví a escanciar en él la botella.

Había confundido mis sentimientos, había actuado como un buen tipo, pero en el fondo era un hombre, con todo lo que eso significaba.

Bebí otra vez.

Un hombre que se acostaba con ligues de una noche.

Una vez más.

Un hombre que gustaba de las mujeres bellas, exuberantes, rubias y extranjeras.

Y otra.

Un hombre libre, que podía hacer lo que él quisiera con su vida y con su cuerpo.

El líquido quemó mi garganta.

Un hombre que no me debía nada. 

Estaba a punto de desmayarme. El alcohol me había subido demasiado rápido. Las lágrimas surgieron desde mis ojos junto a una horrible mueca, como la que haces cuando tienes cinco años y tus padres te gritan. 

Intenté ocultar mi cara y mientras lo hacía, me dirigí al baño. 

—¿Por qué una chica tan bella como tú está llorando en este lugar? —Me dijo un hombre deteniéndome. 

Lo miré. Era alto, su pecho era robusto y parecía trabajado, tenía el cabello ondeado hasta las orejas, el puente de la nariz elevado y unos preciosos ojos de cachorro. Vestía completamente de negro y era tan guapo y olía tan bien que perfectamente podría haberse tratado de un idol encubierto.

Sus bellos labios delgados se curvaron en una sonrisa encantadora, dejando ver unos dientes similares a los de un conejo. Al ver su sonrisa, inmediatamente me sentí mejor. 

—No pasa nada. Digamos que acabo de despedirme de unas ilusiones tontas. Pero está todo bien.
—¿Estás segura, bonita? No parecías muy feliz.      
—La vida es sufrimiento, dice el budismo. Y aunque según el mismo se supone que no tenemos que apegarnos a lo material, podemos encontrar placer en ello, aunque sea efímero... —Me interrumpí. Necesitaba sonar como que estaba en posesión de mis cinco sentidos—. Sabes a lo que me refiero ¿verdad?     
—Oh, sí, créeme que sí.   
—¿Cuál es tu nombre?    
—Jeon Jungkook. Un placer. —Y cogió mi mano y la besó, haciéndome cosquillas. Luego, con una expresión maligna de lo más seductora, esbozó una sonrisa torcida.
—Yo soy Daphne Karnstein. ¿Qué te parece si terminamos las presentaciones en otro lugar?

Jungkook rio. Me tomó de la cintura y nos apresuramos a salir del club. 

 

Me dejé caer sobre la cama totalmente a merced de las circunstancias y a... Jungkook. Él no tardó en seguirme con una actitud depredadora, quedándose sobre mí y con los brazos a ambos lados de mi cuerpo, mirándome a los ojos fijamente. 



#5847 en Fanfic
#31790 en Novela romántica

En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.