Delirios [ Taehyung-Bts ]

Dieciséis.

Vante me había roto el corazón, con Jane, la que había sido mi amiga de la infancia. 

Qué absurdo drama de quinta parecía todo. Me reí como estúpida, allí, en el suelo, junto a la puerta. 

Me sentía sola, ridícula y destruida por circunstancias que no tenían ninguna relevancia. Mi vida carecía de relevancia. Volví a reír.

—¿Qué rayos te pasa? —Me sobresalté. Jane emergió de la cocina vestida con una simple camiseta larga y blanca. Sostenía un tazón con algo humeante en su interior. 
—Ah, eres tú.        
—¿Quién más? ¿Acaso pensaste que era otro de esos chicos guapos que te sacas de la manga?     
—¿De qué demonios hablas? —Le dije perpleja.       
—Hablo de Jiwoo y de ese otro muchacho que se acaba de ir. Pensaba que te habías vuelto toda una señorita recatada, pero veo que eran sólo apariencias. —Jane rio—. Me gusta más así, siento que nos llevaremos mejor.
—No, Jane, escucha, estás equivocada. Lo de anoche... realmente no estaba en mis cinco sentidos-        
—No era lo que decían tus gritos cuando llegué a la casa. Hasta Jiwoo los escuchó. —Me interrumpió riendo.       
—¿Jiwoo? ¿Qué? ¿Está aquí? —Estoy segura de que se me fueron todos los colores de la cara, así como pareció que, por unos segundos, mi corazón había dejado de latir. 
—No, relájate. No metería un hombre en tu casa sin preguntártelo, mucho menos si apenas se conocen. Sólo me vino a dejar a tu casa. Jiwoo es impresionante, logró encontrarla a pesar de que mis instrucciones fueron bastante torpes. Pero hubieras visto su cara cuando te escuchamos gritar —Jane volvió a reír mientras que yo me quemaba en mi vergüenza— estuvo a punto de correr escaleras arriba, creía que te estaban matando o algo así. Tuve que explicarle que estabas teniendo sexo. Si la cara que puso al oírte gritar era memorable, no fue nada comparada a la que puso cuando supo que estabas en eso —Bajé la cabeza y la metí entre mis rodillas. Lo que me faltaba. Vante enterándose de mi vida sexual— se puso todo rojo y se fue súper rápido, como si estuviera asustado. Supongo que, a pesar de lo impresionantemente sexy que es, sigue siendo un poco inocente.

—¿Un poco inocente? ¿Que acaso no pasó nada entre ustedes dos?

Jane se revolvió incómoda. Parecía que las cosas no habían salido como ella quería. 

—Las cosas no pasaron de una sesión de besos intensos y... sexo oral. Pero al final no quise seguir... —No sabía por qué, pero esto me resultaba sospechoso, sobre todo considerando su entusiasmo en torno a V la noche anterior— Así que me trajo a la casa ya que tú, desconsiderada, me abandonaste.  
—Ay, no te quejes. Eras tú la que me iba a abandonar primero y yo sólo estaba haciendo el mal tercio entre ustedes dos. 
—Bueno, no te lo voy a negar. —Rio e hizo un gesto de diva echándose el pelo hacia atrás y entonces alcancé a distinguir en su cuello un hematoma bastante pronunciado.
—¿Qué te pasó ahí? —Le pregunté, sintiéndome estúpida apenas terminé de pronunciar la pregunta. Era obvio.       
—¿Eh? ¿Dónde? —Se volteó hacia el espejo de la sala y también lo vio, poniendo cara de satisfacción— Ah, supongo que este chico quería marcarme o algo así. ¡Qué idiota!   
—Definitivamente, un idiota. —Dije poniéndome en pie.     
—¡Oye! ¡Tú también tienes uno! 
—¿Qué? —Me miré, y era cierto. Justamente bajo mi oreja tenía una dolorosa marca morada.       
—Van a creer que nos lo pasamos en grande aquí entre las dos —Ahogó la risa Jane. 

Ambas comenzamos a reír hasta que nos dolió el estómago. Fue una buena manera de liberar la tensión que sentía. 

—¿Qué es eso que hay en tu taza? —Pregunté mientras tomaba agua. Estaba totalmente deshidratada y probablemente eso estuviera afectando mi funcionamiento cerebral.  
—¡Ah! Es un mug brownie, ya sabes, pones los ingredientes en una taza, la metes al microondas y ¡voilá! tienes un delicioso pastel en tus manos.

No sabía nada de eso, así que, admirada, lo puse en práctica. 

Estuvimos toda esa tarde jugando, charlando y viendo Netflix hasta el hartazgo. 

Intenté olvidarme de ese sujeto que se había metido sexualmente con mi amiga sin pudor alguno, pero, muy a mi pesar, algo de él en mí permanecía impoluto, como si la impresión de sinceridad que había dejado no se hubiera borrado. 

De pronto mi celular comenzó a sonar. Era Yoongi.

—¡Oh! Espera, Jane, es Suga, un amigo. —Luego me volví al teléfono— ¿Suga? 
—¿Cómo estás, Daphne? Estoy preocupado por ti. Mi intuición me dice que algo anda mal. 
—Parece que deberías montar una tienda de mago, Yoongo Bungo.       
—¿Entonces es cierto?    
—Sí, pero no puedo contarte mucho ahora. Tengo una visita.      
—¿Es el bastardo? —Preguntó, amenazante. Parecía ser que mi amigo gustaba particularmente de ese apodo para referirse a Vante.
—No, es una amiga de la infancia que se vino a Corea y no tiene dónde quedarse.
—¿Qué? ¿Y es que acaso no tiene dinero?     
—Sí tiene, pero se encontró con mi hermana en Inglaterra y ella le dio mi contacto, entonces se vino a mi casa hasta que consiga otro sitio. —Yoongi se quedó en silencio, probablemente compadeciéndose de mi miseria. Me conocía lo suficiente como para saber que lo que le acababa de contar no me hacía ninguna gracia. 
—Jimin te manda un abrazo, Daphne. —Dijo finalmente.  
—¡Dile que yo a él también! Los extraño mucho. Cuídalo bien, Yoongi, que ese hombre es un ángel.         
—¿Cuándo nos veremos? —Preguntó con suavidad.
—¿Qué te parece mañana por la tarde?
—Perfecto. 



#5848 en Fanfic
#31822 en Novela romántica

En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.