Delirios [ Taehyung-Bts ]

Diecisiete.

Sentía que me estaba preparando para mi funeral o para caer en el vacío absoluto. 

Si caía ¿podría salir de allí?

Miré mi armario. ¿Qué demonios se supone que te ponías para un día en el que te ibas a despedir del sujeto que desataba extrañas pasiones en tu interior?

Mientras observaba mi ropa, me puse a reflexionar cómo es que había pasado eso. ¿Había sido su voz, sus dedos largos e hipnotizantes, sus tiernos lunares, su cabello suave y brillante? ¿Había sido su misterio? ¿Había sido su personalidad burbujeante mezclada con esa madurez y a veces pesimismo? No, seguramente había sido todo eso en conjunto. Y, por supuesto, la suavidad de su tacto, lo natural que se sentía su cercanía. Estaba a punto de llorar. Seguramente ya no lo vería más después de hoy. 

Eché una ojeada una vez más a mi guardarropa y opté por lo más sencillo y lo que definitivamente me haría sentir más yo y más cómoda. Una blusa blanca de cuello mao, unos pantalones de tela a cuadros grises que llegaba a la cintura y unos zapatos negros en punta. Encima me puse un cárdigan y mi abrigo negro favorito. Unos aros pequeños y discretos y una boina roja complementaban mi atuendo. Finalmente me eché perfume, cogí mis llaves, mis audífonos, mi teléfono y me marché. 

Miré a la gente pasar, cada uno viviendo su propia realidad y me sentí tan lejana a todos, como si me hundiera en un mar de aguas negras que me impidiera respirar y conectarme con el mundo. Llegué a la estación, pero estaba teniendo problemas respiratorios, así que me apoyé con un brazo en una columna y miré a mi alrededor, jadeante. Las lágrimas amenazaban con caer y mi pecho dolía. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Podría hablar con Vante estando en estas condiciones? 

De pronto una mano me cogió suavemente del hombro. 

—¿Te encuentras bien? —Era Vante. Lo miré a los ojos, con las lágrimas desbordándose de mis ojos—. ¿Daphne? ¡Daphne! ¿Qué sucede?     

Sin previo aviso me envolvió en sus brazos y me quedé atrapada contra su pecho. Las lágrimas humedecían la tela de su camisa. Me aferré a él con fuerza. Respirar su aroma me calmó. No quería apartarme de su cuerpo cálido. 

—Vante... —Susurré entrecortadamente—. ¿Qué es lo que me has hecho?      

Él se separó de mí con suavidad y me miró a los ojos, cogiéndome del mentón. 

—¿A qué te refieres, Daphne?   
—A que estoy enamorada de ti. 

Vante hizo una expresión como si le doliera escuchar lo que le acababa de decir. Aun así, me volvió a abrazar con fuerza y yo lo rodeé con mis brazos, estrechándolo más cerca de mí. Puse mi mejilla contra su pecho, escuchando nuevamente su corazón, que latía acelerado. 

—Daphne... No estás enamorada de mí. Apenas nos hemos visto un par de veces y tenías razón cuando le decías a Jane que somos desconocidos. Al menos yo soy un desconocido para ti. Y dudo que eso pueda cambiar, porque de hacerlo... no podrías hacer otra cosa que despreciarme. 

Al oír que mencionaba a Jane, se me apretó el corazón. Recordé lo que ésta me había dicho sobre él. 

—¿Y por qué a Jane le dijiste tu nombre, por qué la besaste, por qué tuvieron sexo? Dime por qué con ella puedes no ser un desconocido, dime la verdad, Vante, porque entiendo que puedas no sentir lo mismo, pero al menos sé honesto conmigo, por favor... —Y me aferré a sus brazos, los que me sostuvieron con infinita ternura.
—Daphne... Ven, sigamos hablando en otro lugar. ¿Quieres ir a mi casa?       
—Está bien. —Le respondí, aún enterrada en su pecho.

Me cogió de la mano mientras que tarareaba casi inaudiblemente una canción, haciéndome querer guardar para siempre su voz de terciopelo en mi memoria. Sus ojos vagaban de acá para allá mientras que subíamos las escaleras y pasaba a menudo su lengua por los labios. Al ver que lo miraba, me sonrió. 

En cuanto llegamos a su casa, recorrimos el mismo camino que la vez anterior hasta llegar a su habitación. Nos quitamos los abrigos y nos sentamos uno al lado del otro en el diván, en silencio, mirándonos con tanta intensidad que no podía desviar la mirada. Al no entrar directamente la luz en la habitación nos hallábamos en la semipenumbra y las sombras resaltaban los contornos de su rostro, acentuando el matiz caramelo de su piel. Respiré profundamente. A pesar de que me embargaba esa ya tan familiar sensación de ardor y necesidad al estar a su lado, necesitaba mantenerme enfocada en lo que íbamos a conversar.

Posé mis manos en medio de las rodillas, apartando la vista de sus ojos oscuros que me miraban sin tregua. 

—Vante... —Comencé, suspirando y mirándolo a los ojos— En realidad no he venido aquí a cuestionar tus decisiones ni tus acciones. Creo que hasta cierto punto puedo entenderte sin rayar en la burda pretensión de adivinar qué hay detrás de tus motivos. Vine porque quiero disculparme contigo y también hacerte una pregunta. —hice una pausa— Primero, me disculpo por la forma en la que te traté aquella vez que quisiste quedarte cuidándome en mi casa. No debí haberme burlado de ti. No porque lo correcto haya sido guardarme mis pensamientos y no expresarlos, no, sino porque la realidad es relativa para cada quien y no podemos esperar a que sea universal u objetiva. En nuestras realidades hay visiones, creencias y experiencias que hacen de la individualidad un infinito inabarcable, por lo tanto, lo que es real varía de visión de mundo en visión de mundo y por eso no puedo pretender tener la razón ni imponer mis creencias sobre las tuyas. —Vante me miró con su sonrisa más dulce y me tomó de la mano—. Pero eso no es todo. También quería disculparme por no haberte pedido disculpas antes, por... por haber arruinado la diversión que ibas a tener con Jane la otra noche y por haberte preocupado innecesariamente. 



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En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

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