Diecinueve.

Yoongi me abrazó. 

—Enana, no quiero que te pase nada malo. Y gracias por haber sido honesta conmigo. Sabes, puedes invitar al bastardo la próxima vez, así tenemos la oportunidad de conocernos mejor.

Sonreí ante el ofrecimiento de Yoongi. A pesar de su aparente apatía con el mundo, era una persona que se preocupaba intensamente por los demás y era capaz de dar mucho de sí mismo por quienes amaba. Jimin era muy afortunado y yo también. 

Estábamos viendo una película —Yoongi y yo no nos podíamos quedar en silencio mientras veíamos películas, solíamos pausarlas a cada rato para comentar nuestro entusiasmo, burlarnos o compartir impresiones—, cuando llegó Jimin. 

—¡Hola, chicos! ¿Qué tal?
—¡Te ves feliz, Jimin! ¿Pasó algo bueno hoy? —Pregunté, realmente agradada de su presencia.     
—Aparte de verlos, sí ¡hoy me ofrecieron un papel en una obra de danza contemporánea y si lo hago bien, me ganaré una beca y podré cursar los niveles superiores en la academia gratuitamente!

Yoongi sonrió y se levantó a abrazarlo. Me puse de pie para hacer lo propio cuando Yoongi se apartara, pero Jimin me hizo señas para unirme al abrazo. 

—¡Felicitaciones, Jimin! Estoy segura de que darás todo de ti y todo saldrá perfecto. Está en ti, yo lo sé, el lograr grandes cosas.    
—Gracias, Daphne —Dijo él, visiblemente emocionado. 

Pedimos sushi aquella noche y reímos y conversamos de estupideces hasta muy tarde. 

—¿Y cómo te va en el amor, querida Daphne? —Preguntó un feliz Jimin, provocando que Yoongi lo mirara torvamente—. ¿Qué? ¿Algo anda mal?
—Bueno... la verdad es que sigo con el muchacho del que te hablé hace unos días —Jimin hizo un gesto de asentimiento— pero él todavía sigue siendo un completo misterio. A pesar de que es un cristal cuando se trata de decir lo que piensa y siente, hay muchas cosas que sigue prefiriendo callar, aunque, a decir verdad, ha demostrado ser bastante sincero dentro de todo: reconoce qué es lo que oculta y no trata de mentirme dándome información falsa cuando le pregunto, cosa que podría hacer perfectamente. Yo creo que es por eso que no ha querido decirme su nombre, no quiere mentirme. En definitiva, su personalidad es bastante peculiar. Es cierto que cuando coquetea puede llegar a ser un poco aterrador, cosa que atribuyo a su falta de práctica, pero, en resumen, parece ser un buen chico. Muy atormentado, pero un buen chico, al fin y al cabo. El único problema es que hace unos días fui con Jane a un club y nos lo encontramos allí. Para entonces no estábamos en buenos términos y él terminó besándose con ella...
—Espera ¿qué? —Jimin me interrumpió terriblemente cabreado. 
—Bueno, debo explicar mejor eso. Yo no estaba allí cuando ellos se encontraron en el club. Estaba encerrada en el baño revisando Instagram. Cuando salí me encontré con la sorpresa.
—Es decir que la besó sin saber que era tu amiga.   
—Exacto. 
—Eso no lo hace mejor, Jimin. —Dijo Yoongi con una expresión funesta.
—Pero es que ahí está el punto. Él no me debe fidelidad ni nada similar. Para cuando eso pasó, ni siquiera nos habíamos besado. En resumen, él tenía y tiene toda la libertad del mundo. Lo que realmente me dolió fue que a ella le había dicho su nombre y que hubiesen mantenido un contacto mucho más íntimo que el que tuvo conmigo, pero estoy dudando de eso. El nombre que le dio a Jane parecía ser falso, y según él no interrumpí nada entre los dos, a pesar de que Jane dijo que habían mantenido relaciones sexuales pero que luego fue ella quien cortó el rollo.
—Bueno, lo que hay que definir acá es a quién le crees más. Si a Jane o a Haneul, o comoquiera que se llame el bastardo incógnito. ¿Quién te ha dado más razones para confiar?

Me quedé pensando. Jane había sido mi mejor amiga en la primaria, cuando yo todavía era una niña normal, y no veía por qué ahora tendría motivos para mentirme por algo así. Pero de pronto se me ocurrió que podría haber sido...
—Quizás Jane sí mintió. Quizás lo hizo para salvaguardar su orgullo. Si él la hubiese rechazado, no creo que fuera muy agradable para ella reconocerlo. Pero sólo hay una forma de saberlo. Comparando las versiones de los dos. 
—Llámalo —Dijo Jimin.   
—¿Ahora? 
—¡Sí! Así podríamos escuchar lo que dice y sacar una conclusión. 

Me entró la risa. Esto parecía un club conspirativo. Accedí, pero les dije que iba a mantener la conversación en privado, ya que no quería engañarlo. Luego les diría qué era lo que había dicho. Una vez acordado esto, me fui a la habitación de Yoongi y marqué su número. Estaba nerviosa, era la primera vez que lo llamaba por teléfono. 

—¿Hola? —Respondió una voz de mujer.       
—¿V-Vante? —Balbuceé sin saber qué otra cosa decir. ¿Me habría equivocado? Me debatí patéticamente contra la desesperación que amenazaba con derribarme.
—¿Perdona? No, éste es el número de Jiwoo. —¿Sería su hermana?
—Sí, sí... ¿dónde está él? 
—¿Quién eres? —Preguntó la mujer con desconfianza.      
—Oh, sólo soy una amiga. Necesito decirle algo importante.        
—Bueno... Jiwoo y yo ahora estamos un poco ocupados. ¿No puedes llamar en otro momento? —Era oficial: mi corazón se desplomó hasta el fondo de mi pecho.  
—¿Has contestado mi teléfono, Joo? —La voz indignada de Vante se escuchó desde otro sitio de la habitación, aparentemente aproximándose a la tal Joo. ¿En qué momento habían comenzado a correr lágrimas por mis mejillas?
—Perdona, como estabas en el baño... 
—¡No te he dado el derecho de tomar mis cosas! —Oí cómo le arrebataba el aparato. 
—¡Daphne! Mierda, no...