Delirios [ Taehyung-Bts ]

Veintidós.

Caminé perdida en el centro de la ciudad. Había doblado por incontables calles sin encontrar ninguna referencia. 

Sabía que hacía tan solo unos momentos había estado cerca de mi antiguo colegio, pero ya no podía encontrar la calle ni el camino de regreso.

Me aproximé a una tienda para pedir alguna indicación que me señalara hacia dónde tenía que ir, pero un rostro conocido me detuvo antes de que pudiera hacerlo.

—¿Daphne? Daphne, escúchame, te he buscado por todas partes. No me apartes ahora. Necesito que me escuches, por favor. El término de mi infierno será tu liberación. ¿Entiendes eso? ¿Lo recordarás? Daphne, no lo vayas a olvidar.
—¿Qué quieres decir, Vante?

Él se echó a mis brazos y yo lo abracé, dándome cuenta de cuánto lo había extrañado. Pero cuando mis manos se posaron en su espalda sólo se encontraron con sus huesos dolorosamente descubiertos. Miré su rostro, aterrada, viendo sus facciones desvanecerse en un grito que jamás llegó a pronunciar. Intenté sostenerlo, sin embargo, lo que quedaba de él se convirtió en cenizas que volaron con la brisa.

Grité.

Pero mi grito se lo llevó el viento.

Sobresaltada, desperté en medio de las sombras. Esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, intentando distinguir algo, pero las tinieblas parecían inundarlo todo, como si una presencia maligna hubiese invadido el lugar.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Tenía miedo. Todo parecía demasiado quieto y sumido en un silencio siniestro.

De pronto escuché una respiración acercándose a mí.

Traté de quedarme quieta por si servía de algo, pero el terror me traicionaba en mi propia respiración entrecortada.

Y entonces unos dedos afilados rozaron mi garganta y con suma violencia rasgaron mi ropa, dejando la piel de mi torso al descubierto. Antes de que pudiera hacer nada, sentí una punzada hasta el fondo de mi pecho que me hizo gritar.

Las luces del pasillo se encendieron mientras que yo me retorcía entre gritos de dolor.

Oí pasos apresurados a lo lejos y gente rodeándome, hablando todos a la vez. Una repentina luz me cegó, obligándome a cerrar los ojos, y unas manos frías me cogieron de las muñecas con firmeza, impidiéndome moverme. Sentí más voces y luego un pinchazo en el brazo. Poco a poco mis músculos dejaron de responder y caí en un sopor angustiante.

—¿Daphne Karnstein?

Abrí los ojos con dificultad.

—Daphne, soy la psiquiatra encargada de esta ala del hospital. ¿Cómo te sientes?
—Aturdida... —Y era verdad. Apenas si podía mirar a la mujer que me hablaba, menos aún distinguir sus facciones. 
—Anoche tuviste un ataque de nervios. Te rasgaste la ropa y la piel, y comenzaste a gritar que había un perro mordiéndote. ¿Lo recuerdas?

Intenté entender qué era lo que me decía. Tenía un recuerdo muy vago de lo que había pasado la noche anterior.

—Anoche un perro intentó atacarme... —dije lentamente para lograr pronunciar adecuadamente lo que decía— estaba al lado mío, sentí su respiración.
—No había ningún perro, Daphne. Dime ¿tienes antecedentes psiquiátricos?

Me quedé en silencio. ¿Estaba insinuando que había alucinado aquello?

—Sí. —respondí finalmente.      
—¿Y estás con medicación? —Asentí—. Eso no lo señalaste cuando hiciste la ficha de ingreso. ¿Qué medicamentos tomas? —se los referí con dificultad. Supuse que estaba aún bajo el efecto de algún calmante.

Intenté incorporarme, pero me di cuenta de que tenía las manos atadas a la cama. Miré a la psiquiatra con horror.

—Es sólo por precaución, ya que anoche te autolesionaste. Tenemos que comprobar que estés estable antes de quitarte la contención. ¿Tienes alguna forma de contacto con alguien de confianza? ¿Algún familiar?    
—Mi familia se encuentra en Inglaterra, pero puedo darle el número de un amigo. 
—Muy bien —hizo una pausa mientras anotaba meticulosamente el número de Yoongi en el portapapeles que traía consigo—Creo que el episodio de ayer pudo haber sido gatillado por la ausencia de la dosis de Valium. En algunos casos produce alucinaciones hipnagógicas y la suspensión brusca de la Quetiapina puede generar pesadillas. Tienes que ser responsable, tomar psicotrópicos no es un juego. Te daremos la dosis correspondiente junto con el desayuno. Ahora daré la indicación de que te quiten la contención.

Y dicho esto salió de la habitación.

Me quedé de piedra. ¿Realmente había alucinado todo aquello? ¿Incluso el dolor?

Una enfermera de aspecto amable entró a la habitación y sin decir nada me quitó las ataduras de las muñecas. Me las froté para desentumecer mis brazos y luego busqué las señales de la supuesta autolesión bajo la bata de hospital que traía puesta. Tenía un zarpazo horrible y un gran hematoma en medio del pecho. ¿Cómo pude haberme hecho algo así?

La luz que entraba por la ventana era la de un día nublado. Me puse de pie arrastrando el porta sueros junto a mí para recoger un chaleco ya que hacía frío y me senté en mi cama para revisar una vez más mi teléfono.

Jane me había escrito que pasaría a verme esta tarde y Yoongi me preguntaba cómo seguía. Los dos mensajes de Vante seguían pendientes, así que con una sensación de lo más desagradable en el estómago me dispuse a leerlos.



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En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

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