Delirios [ Taehyung-Bts ]

Treinta y ocho.

Era curioso que las estrellas aparecieran una noche de invierno, considerando que el cielo casi siempre estaba nublado, o con smog. 

Me senté en el alféizar de la ventana de la cocina y me puse a mirar el cielo, abrazando mis rodillas. Yoongi estaba durmiendo, abrazado a Jimin. Aquella tarde Yoongi lo llamó y por fin habían arreglado lo suyo. 

Los tres nos habíamos quedado viendo una película y los chicos se quedaron dormidos después de la conversación que tuvimos respecto a la trama. Quise hacer lo mismo, pero escenas de la película se habían quedado atascadas en mi cerebro y eso, junto a todo lo que tenía que pensar, no me permitió descansar. 

No supe por qué, pero Jin asaltó mi mente. Los últimos días habíamos compartido bastante por mensaje de texto, aunque sus turnos extenuantes y las continuas emergencias que se incrementaban en invierno le impedían tomarse más tiempo del necesario para respirar, de modo que por el momento habíamos pospuesto nuestro reencuentro.

Ojalá las cosas hubieran sido así de fáciles entre Tae y yo. Ojalá sólo hubiésemos tenido esa clase de problemas materiales que nos apartaran, inconveniencias insignificantes. Me lo podía imaginar perfectamente: "Hola, soy Taehyung, trabajo en fotografía y diseño gráfico. Tengo las tardes libres y me gusta andar en bicicleta". Me reí sola. Claramente de haber sido así no habría tenido un ápice de interés en él. No era porque me llamara la atención su locura, no, eso habría sido una reducción burda y a priori de lo que ocurría en mi interior. Lo quería... ya esa palabra resultaba insuficiente. Lo amaba, sí, lo amaba, porque era él, por su presentación tan fuera de lugar la primera vez, por su mirada insondable, tan oscura, como un pozo en el que se refleja la luz de la luna. Por esos extraños momentos inexplicables en los que su interior permanecía como un misterio a pesar de sus intentos desesperados por explicarse. ¿Y si me hubiera dado el tiempo de escucharlo? Extrañaba su humor raro, pegajoso, extrañaba su voz aterciopelada resonando en mi oído, dios... extrañarlo era querer compartir esa noche con él mirando las estrellas y que sencillamente fuera imposible. Extrañarlo era querer verlo sonreír suavemente, con la faz serena, quizás durmiendo mientras acariciaba su rostro, y saber que angustiosamente, por mucho que lo deseara mi corazón, caía sobre mí el peso del nunca. Esa sensación de náusea, de vacío me estaba consumiendo. 

Las lágrimas comenzaron a salir sin darme cuenta de mis ojos. No podía contener los sollozos por más tiempo, de modo que discretamente me puse de pie y salí por la puerta de la cocina al jardín trasero, que era un cuadrado de tierra yerma con dos bicicletas oxidadas. Yoongi no era muy amigo de cuidar plantas. 

Allí respiré el helado aire nocturno y las lágrimas salieron sin nada que las retuvieran. El recuerdo de Taehyung venía hacia mí en olas, como si subiera la marea. Extrañaba su tierna confusión, su expresión de estar en un debate moral constante, su mirada dulce detrás de todo su tormento... Taehyung, alguien que en apariencia podía parecer sofisticado y tranquilo, y que en el fondo era un caos asustado. 

—Taehyung... Taehyung... —Realmente me dolía pronunciar su nombre, el pecho me ardía como si me estuviera bebiendo un shot de tequila tras otro, pero no podía dejar de murmurarlo—. Si tan solo pudiera invocarte, si tan solo con decir tu nombre apartara toda la oscuridad entre nosotros... si tan solo... —Ya ni siquiera podía hablar por las lágrimas. Una niebla espesa comenzó a extenderse lentamente. Si bien era húmeda, no resultaba fría. Se sentía como una caricia ausente. «Si tan solo pudiera refugiarme en tus brazos como lo hago en esta niebla...» Me senté en la tierra y poco a poco me tendí en la tierra.  

 

—¡Daphne! ¿Pero qué mierda te pasa? ¿Cómo te quedas dormida tirada en la tierra?

Desperté bruscamente ante la voz irritada de Yoongi. Al abrir los ojos lo primero que vi fue su rostro de gato feroz. Rodó los ojos al verme sonreír y me tendió el brazo, al que me agarré torpemente para ponerme de pie. Entonces me sacudió el polvo y me arrojó sobre su hombro izquierdo. 

—Te vas directamente al baño a tomar una ducha. 

Jimin al vernos sonrió débilmente. Parecía cansado. Le mostré mis pulgares, sonriendo. Curiosamente había despertado de buen humor aquel día. 

—Ya, Yoongi, déjame aquí ¿acaso pretendes desvestirme también?       
—Qué idiota eres —Rio él, dándose la vuelta y cerrando la puerta. 

Una vez que hube tomado la ducha sentí mucha más energía. Al salir escuché las voces de Jimin y Yoongi. 

—Sé que es tu amiga, Yoongi, pero... no pretendo que cambien las cosas con ella, sólo que...        
—¿Sólo que qué? ¿Cómo puedes estar celoso de Daphne?  
—¡No estoy celoso de Daphne, Yoongi! Sólo te estoy pidiendo un poco más de atención. Yo también la necesito. 
—No puedo creerlo... Jimin ¿eres consciente siquiera de lo que me pasa? ¿De todo lo que está pasando?    
—¿Cómo quieres que lo sea si no eres capaz de comunicarme lo que sucede contigo?
—¿Por qué mierda te quejas tanto, Jimin? ¿No sabes hacer otra cosa que berrear como un niño?

Jimin se quedó en silencio. Yo no quería salir del baño. Si lo hacía generaría un momento muy incómodo entre los tres, de modo que aguardé con la piel de gallina por el frío y sujetando la toalla que me envolvía.

—¿Eso piensas de mí? —Dijo Jimin finalmente.      
—No... sabes que no...     
—¿Entonces por qué dices esas cosas? Me haces daño.     
—Lo siento, Jimin... Estos no son mis mejores días. Desde que... 
—Lo sé, pero por eso mismo déjame estar junto a ti... Déjame...



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En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

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