Delirios [ Taehyung-Bts ]

Cuarenta y seis.

De inmediato despejé mi mente de esa telaraña seca de pensamientos y miré a Jin asombrada, viendo que él sonreía discretamente al haber yo adivinado a donde nos dirigíamos. 

—¿Te gustan las estrellas, Jin? —Pregunté sorprendida.   
—¿A quién no, Daphne? Quien no disfrute de mirar el cielo debe ser una persona de alma amarga.         
—Es verdad. —Sonreí contenta.

El edificio estaba lleno de niños en sus uniformes de colegio que asistían como salida educativa al lugar junto a sus profesores. Me dio ternura verlos allí. Mientras esperaba a Jin que estaba comprando los boletos, paseé por el pasillo que conducía al recinto en donde presenciaríamos la proyección de las estrellas y miré a mi alrededor. Había estado allí antes. No conseguía recordar exactamente cuándo, pero conocía ese lugar. 

De pronto divisé entre las personas la figura de un hombre alto con una boina azul en la cabeza. Mi corazón y todo mi cuerpo se helaron. Pero pronto se dio vuelta y me di cuenta de que era un rostro desconocido. El calor regresó hormigueando a mis brazos y piernas. ¿Qué estaba esperando mi estúpido corazón? ¿Acaso aún albergaba esperanzas de volverle a ver? ¡Qué absurda! 

—¿Todo bien, Daphne? —Jin se había acercado agitando los pequeños boletos blancos entre sus dedos pálidos, y pasó su brazo sobre mis hombros para dirigirse conmigo al interior de la sala. 

La oscuridad reinante tenía un tinte de terciopelo azul y el aire estaba viciado de tantos niños que habían entrado y salido a lo largo del día para presenciar la función. Jin se sentó a mi lado y sus ojos brillaron con los destellos de la escasa luz que había. Se veía hermoso. Su mano buscó la mía. Eso me hizo pensar...

—Jin... 
—¿Hm?
—¿Por qué? —Susurré, insegura.        
—¿Por qué, qué? —Susurró él a su vez, temblándole ligeramente el labio inferior mientras dirigía sus ojos oscuros relucientes hacia mí. 

Tendí una mano hacia su mejilla y la acaricié, notando el leve ardor de su piel. 
—¿Por qué conmigo, Jin? —Jin posó su mano sobre la mía y lentamente giró la cabeza hasta que mis dedos tocaron su nariz y sus labios.       
—¿Aún no lo sabes, Daphne? Es de lo que quería hablar hoy contigo... 

Las luces desaparecieron y el techo en forma de cúpula se llenó de luces. Ambos sonreímos y Jin cuidadosamente apartó mi mano de su cara, dándome un pequeño apretón. 

Me quedé reflexionando sobre lo que acababa de ocurrir. La piel de Jin, sus pómulos... el contacto había sido tan cercano, tan íntimo... había hecho que mis entrañas se estremecieran. Quería tocar sus labios. Quería... Sus ojos volvieron a posarse en mí, y al notar que lo estaba mirando, sonrió avergonzado y regresó su mirada a las estrellas que se iluminaban mostrando las diversas constelaciones. 

Jin acarició mi mano en círculos con su dedo pulgar. 

Se sentía... cálido. En mi corazón. Como si al fin encontrara un refugio en los brazos de alguien. Pero...

Una vez que las luces volvieron a encenderse, Jin me miró exultante. 
—¿Te gustó?         
—Mucho. —Sonreí. Y no mentía. Adoraba el cielo. Había sido precioso ver aquella proyección.

Cuando salimos del edificio, le dije que lo invitaba a un café. Él aceptó, de modo que buscamos uno cerca caminando y, tomados de la mano, entramos a un local. 

—¿Qué era lo que querías decirme? —Le pregunté una vez que estuvimos sentados— Lo mencionaste antes de la función del planetario.      
—Sí... —Jin parecía nervioso a plena luz del día— ¿recuerdas... nuestra charla por chat?
—Claro que sí.      
—Yo te dije que quería confiar en ti. —Hizo un silencio, como sin saber qué decir a continuación. 
—Puedes empezar por decirme lo que querías borrar en la conversación. 
—Ah... eso... bueno, la verdad, Daphne es que... tú sabes que soy un psiquiatra. Sabes que disfruto de mi profesión y que, si hay algo que amo, es darle esperanzas a las personas que la necesitan. Pero... también busco algo más. Lo he buscado por mucho tiempo sin saber qué es. Lo que te decía es que para mí los días pasan iguales, y si bien hay cosas, día tras día, que me hacen sentir feliz de vivir, también cargo con cierto sentimiento de pesadumbre. Quizás sea egoísta y muchos... muchos podrán decir que no tengo derecho, que tengo todo lo que quiero en la vida. Y puede que sea así, pero- 
—Jin. No por tener un buen estatus social tienes que dejar de sentir. Lo sabes ¿verdad? Yo no te juzgaré ni te tildaré de malagradecido con la vida o algo así. Eres humano. 
—¿Tú me ves así? 
—Admito que me es difícil, un poco. —Apuré lo último de mi café— Sigues siendo... sigues siendo quien me salvó, mi cariño por ti es infinito. Pero estoy consciente de que también tienes tu vida y tus propias cargas. Siento que no debo meterme ahí, que tal vez no quieras darme la suficiente confianza, que sales conmigo porque te encariñaste con la chica enferma que te hablaba de libros, que quieres chequear que permanezca bien y-         
—¿De verdad crees que salgo contigo por eso? —Jin me miró sonriendo.
—Bueno... no me explico qué otra cosa-        
—Salgamos de aquí. —Me tomó intempestivamente de la mano y nos fuimos como un ventarrón de aquel café. Cerca de allí había un parque pequeño y desierto, y hacia allá caminamos, en silencio. Jin parecía pensativo. 

—Daphne... Por mucho tiempo sentí que quería algo en mi vida sin saber qué era. Lo buscaba incesantemente, desorientado, sin encontrar nada. Quiero contarte... Quiero confiar en ti. Desde que te conocí nunca fuiste igual para mí que el resto de los pacientes. Quise pensar, en un intento por ser más profesional a mis propios ojos, que lo que me pasaba era que había más afinidad entre nosotros y sólo era eso lo que me hacía involucrarme contigo más que con otros pacientes, lo que también puede pasar. Pero tu existencia en esa clínica hizo que me sintiera más deseoso de levantarme para ir a trabajar, y los días en los que no tenía turno me paseaba inquieto por mi casa, pensando en ti. Muchas veces resolví, sin tener el valor de llevarlo a cabo, dejarte en manos de otro médico para evitar que ese sentimiento inexplicable interviniera en tu tratamiento, pero luego, quizás egoístamente, me convencí de que el cariño que sentía por ti haría más pronta tu recuperación. Te preguntarás por qué todo esto. Yo también me lo pregunté por mucho tiempo. ¿Por qué? No quería ahondar en ello por miedo a encontrar algo que me hiciera tener que abandonarte para siempre. Cuando se acercaba la fecha en la que tenías que irte de alta, mi ansiedad era suma. Ibas a desaparecer. Yo deseaba seguir siendo parte de tu vida. Quería comprobar que estuvieras bien, que fueras feliz. No sabes el alivio que sentí cuando me contactaste. Durante los días de tu ausencia sentí una amargura que jamás había experimentado antes, y poco a poco fui descubriendo lo que ocurría en mi interior. Cuando te vi fuera de las paredes de la clínica, cuando te vi con tus amigos, cuando te vi sonreír al salir conmigo, me di cuenta de que lo que había entre nosotros era lo que había estado buscando. Daphne, tú eres especial para mí. Te considero el ser humano más bello que se ha cruzado en mi existencia. Pero no me malinterpretes. No te estoy imponiendo lo que siento por ti. Eres totalmente libre de decidir, sea lo que sea que sientas. Sin embargo, tienes que saber que, sea cual sea tu decisión ahora que sabes esto, cuentas conmigo para siempre, porque tu presencia en mi vida me ha traído luz y me ha hecho sentir que no todo es monótono, que puedo sentir, que por ti siento y todo se abre y florece. 



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En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

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