Cincuenta y cuatro.

Jin me tomó de la mano cuando íbamos subiendo en el elevador a su departamento, y comenzó a jugar con mis dedos. Ambos suspendimos nuestras miradas en el otro y nos reímos ruidosamente. 

Cuando llegamos pude ver que su apartamento era enorme, elegante y de colores claros. Tenía figuras de videojuegos en las repisas, sofás de cuero color caramelo y una televisión de grandes dimensiones junto a varias consolas. 

Me quedé asombrada, sin saber a dónde dirigirme mientras que admiraba cómo se dibujaba la ciudad desde el ventanal junto al comedor. Se veían las calles llenas de puntos de luz y los edificios repletos de luces brillando en medio del cielo oscuro. 

—¿Quieres algo para beber? Te ofrecería vino, pero soy médico y sé que sería contraproducente con tu medicación —Dijo mientras se acercaba a mí y depositaba un suave beso en mi mejilla. Me quedé mirándolo, sin poder creer que existiera una persona tan hermosa. Entonces tendí mis brazos a su cuello y besé su naricita, haciéndolo sonreír y dándome él un beso en los labios. 

Ambos nos miramos y enrojecimos.      
—Me gustas mucho, Jin —Susurré.    
—Tú a mí, Daphne. 

Lo ayudé a servir los platos con spaghetti al pesto (porque Jin quería que probara su comida lo antes posible) y nos sentamos a la mesa, él con una copa de vino y yo un vaso con jugo de naranja.        
—¡Oye! ¡Esto es injusto! ¿Por qué tú tienes una copa de vino?      
—Porque yo puedo beber y tú no. —Se rio él con suficiencia, ante lo que yo crucé los brazos enfurruñada e hice un puchero— ¡Oh, no, no! ¡No me hagas pucheros! ¡No puedo resistirlos! 

Riéndome me acerqué más a él haciendo un puchero aún más pronunciado, y él me cogió del brazo, acercándome a él y besándome en los labios. Pasó su mano por mi cabello y me miró a los ojos, sonriendo levemente. 

—Eres tan hermosa... —Me aparté abruptamente, haciendo un gesto de escepticismo— ¡Hablo en serio! Bueno, pero quiero que pruebes mi comida antes de que se enfríe, así que siéntate y come. —Se rio. 

Hice lo que me decía y en cuanto levanté el tenedor (porque Jin muy apropiadamente había puesto cubiertos occidentales para el plato) Jin me miró con tanta atención que parecía que él me iba a juzgar a mí en lugar de yo a su comida. No pude contener la risa, así que casi se me cae la comida al plato para la ansiedad de Jin.
—¡Vamos, pruébalo de una vez! —Dijo él riéndose.  
—Está bien, está bien, pero no me mires así —Recuperándome metí el tenedor a mi boca y un suave sabor inundó mis papilas gustativas— ¡Jin! ¡Está delicioso! —Dije con la boca llena. Él volvió a reír esta vez con una expresión más relajada. 
—No me lo dices para tranquilizarme ¿verdad?       
—Obvio que no, está magnífico. Ahora come tú también —Dije, mientras me llevaba otra porción a la boca. 

Ambos comíamos mirándonos y sonriendo, pero como era gracioso vernos comer, terminamos riéndonos otra vez. Pero luego recordé que había algo que teníamos que conversar.

—Jin ¿qué era lo que necesitabas decirme? —Le pregunté, dejando el tenedor a un lado. 
—Oh, eso... —Respondió él tragando— Pues... es sólo que... ¿De verdad quieres hablar de eso ahora?        
—Claro ¿Cuándo sino?    
—Está bien. —Dio un gran suspiro y enderezándose soltó— Es que... No es un tema muy apropiado para la mesa, pero está bien. Daphne, tengo muchas inseguridades. Sé que puede parecer sorprendente siendo yo un psiquiatra, es, quizás, un poco paradójico, pero... —Aguardé a que continuara, sin embargo, parecía costarle bastante, así que me acerqué y le acaricié el brazo. Él me sonrió y continuó, apretando mi mano— ya te lo dije una vez, pero para mí eres... eres un sol. Todas mis experiencias con parejas han sido decepcionantes, porque no he encontrado una conexión real con nadie antes de ti. No quiero menospreciar a quienes estuvieron conmigo, pero es la primera vez que siento algo así por alguien, y sé que puede ser poco ético dadas las circunstancias en las que nos conocimos, pero realmente... realmente te quiero. Y mi mayor miedo es que no me quieras de la misma forma en la que te quiero yo. 
—No entiendo por qué tendrías esa inseguridad, Jin...      
—Aquella vez que me dijiste lo de Yoongi tuve miedo de que ésa fuera la razón detrás de... de la mentira.     
—Pero ya te aclaré que no fue así...     
—Lo sé, es sólo que quizás... a veces no me siento suficiente para ti.       
—¡¿Qué?! Pero Jin, por supuesto que eres... no. No se trata de ser suficiente para alguien. Yo no soy superior a ti, no tienes que pensar que tienes que llegar a ser suficiente para mí. 
—¿Por qué estás conmigo, Daphne? —La pregunta me tomó por sorpresa y no supe que responder de buenas a primeras. ¿Por qué se supone que estabas con alguien?
—Porque... bueno, porque te quiero, por supuesto.    
—¿Y por qué me quieres?
—Porque eres una persona maravillosa, Jin. Desde que te conocí fuiste como un ángel para mí. Sé que es una imagen muy típica, pero no tengo otra forma de explicar que... me entregaste la estabilidad que buscaba-
—Espera ¿me estás diciendo que estás conmigo por la estabilidad que te doy? 
—¿Sí...? ¿Es algo malo...? —Jin se pasó la mano por el cabello y se quedó mirando su plato— Espera, Jin, no es lo que piensas. Yo te quiero, no porque me traigas estabilidad, sino porque... —Me había puesto nerviosa y cuando eso me pasaba, era una lucha el sacar cada palabra de mi garganta— Porque-
—No tienes que inventar excusas, Daphne, no es necesario. Entiendo que en realidad-
—¡No, no entiendes nada! ¡Estoy demasiado nerviosa para pensar en este momento! Tu reacción...
—¿Qué reacción, Daphne?        
—Crees que es algo malo que busque estabilidad al estar contigo.
—No creo que sea algo malo, pero eso me confirma que, en el fondo, no soy nadie, nadie a quien puedas querer.