—La verdad de la que Jane hablaba- —en ese momento entró otro oficial de policía a la sala.
—Continúe, por favor. —me dijo él al ver que me había detenido.
—Jane se hospedó en mi casa cuando arribó a Corea. Se quedó por unos días, pero luego decidió mudarse a una residencia. El caso es que después de un tiempo sin verla y sin tener noticias de ella, apareció ayer en la casa en la que habitábamos juntas.
—Es decir ¿ustedes no vivían juntas aquí? —Preguntó el segundo oficial mientras que el primero tomaba notas.
—No, vivíamos en otra casa que también pertenece a mis padres.
—Ya veo. Entonces ella apareció allí.
—Sí.
—¿Y por qué motivo se encontraba usted en esa casa? ¿Se iba a reunir con ella?
—No, como le dije, desde hace mucho tiempo que no tenía noticias de ella. Fui a buscar algunas pertenencias que se me habían quedado. Jane no sabía que me había mudado, por eso, aproximadamente a lo largo de una semana, había ido a buscarme a aquella casa. Fue una casualidad que nos encontráramos.
—¿Y le dijo algo? ¿Le dio alguna información? —Suspiré profundamente, el corazón latiéndome con fuerza. Recordé aquel día en el que Taehyung había aparecido como Jiwoo en el bar en el que nos encontrábamos con Jane. Recordé la sorpresa y el dolor de verlo con mi amiga. Recordé lo ridícula que me sentía aquella noche completamente arreglada, cuando lo único que hubiera querido en ese momento era esconderme debajo de la capucha de mi sudadera favorita y salir corriendo.
—Ella me dijo que... un hombre que ella conoció en un bar era el culpable de los asesinatos que estaban ocurriendo en Seúl. No tengo noticias de él ni lo conozco. Sólo recuerdo que se llamaba... Yun Jiwoo.
—¿Y por qué recuerda su nombre, entonces, si no lo conoce? —Dijo el segundo oficial con suspicacia.
—Porque Jane me lo mencionó, ya que la noche en que se conocieron mantuvieron relaciones. —El oficial anotó algo en su libreta.
—¿Y qué hizo usted aquella noche?
—Me quedé en casa.
—¿Haciendo qué? —Me sonrojé violentamente al recordar que me había acostado con el tal Jeon Jungkook.
—Haciendo lo que cualquiera hace en su casa cuando está solo, oficial.
—¿Hubo alguna razón por la que no acompañó a la señorita Smith aquella noche?
—Ella quería salir, pero yo estaba muy cansada. —El oficial continuó anotando en su libreta. La mirada de mi padre paseaba entre los dos oficiales y yo. Me ponía nerviosa, pero no permití que eso se notara en mis gestos o en mi voz.
—¿Sabe si la señorita Smith continuó manteniendo contacto con este hombre?
—Sí, creo que se vieron un par de veces más.
—Aún no nos refiere la verdad a la que se refería la señorita Smith.
—Ésa, que, efectivamente, era Yun Jiwoo el culpable de los asesinatos. —Sabía que estaba mintiendo descaradamente y que me estaba arriesgando, puesto que la obstrucción a la justicia era un delito grave. Pero no iba a arriesgar a Taehyung por una acusación de la que yo no estaba segura. Me prometí que, a partir de este momento, iba a investigar por mi cuenta.
Noté, sin embargo, la intensa mirada del segundo oficial sobre mí. Podía darme cuenta de que no creía que yo estuviera diciendo la verdad, pero tampoco tenía pruebas de eso, así que se limitó a contraer los labios en una fina línea y apartar sus ojos negros y brillantes de los míos.
—¿No hay nada más que desee agregar? —Preguntó amablemente el primer oficial.
—No, pero quiero preguntarles algo —me mordí el labio antes de continuar—. Jane me dijo que cuando hizo la denuncia a la policía había dado el nombre de ese sujeto. ¿Han encontrado algo de él? —La mirada del segundo oficial se alzó nuevamente y se clavó en mi expresión, que con todas mis fuerzas conseguí que no reflejara la ansiedad que estaba sintiendo.
—Desafortunadamente es un nombre falso. No tenemos más información al respecto. Pero seguiremos buscando. Ah, una cosa más. ¿De casualidad sabe el nombre del bar al que fue su amiga aquella noche?
—No. —Y esta vez sí estaba diciendo la verdad.
Cuando los oficiales se retiraron, me quedé a solas con mi padre.
—Me alegro de que no hayas ido con ella aquella noche. Quizás tú hubieras... —Su expresión afligida me conmovió. No sabía que me quisiera realmente.
Lo abracé fugazmente y luego me fui a mi habitación. Tenía mucho en lo que pensar.
Aún no había eliminado el número de Taehyung de mi teléfono, de modo que lo primero que hice fue marcarlo. Los tonos se prolongaron por varios segundos, sin embargo, no hubo más respuesta que el buzón de voz. Lo intenté cinco veces más, con el mismo resultado y comencé a desesperarme. La angustia subía por mi pecho, apretándome la garganta y haciendo que las lágrimas saltaran desde mis ojos.
Jane estaba muerta. No la odiaba. Nunca lo había hecho. Y no podía olvidar su expresión desgarrada y descompuesta cuando fue a verme. Realmente parecía haber querido decir algo serio. Los remordimientos comenzaron a devorar mi consciencia. Quizás debí haberles dicho a los oficiales lo de Taehyung. ¿Por qué había preferido callar? La razón iba más allá del hecho de que aún lo amaba. La razón era que confiaba en él.
No sabía qué hacer. Seguía llorando silenciosamente, y sentía que, si no hacía algo, tendría una crisis. Taehyung continuaba sin contestar el teléfono, y el pecho se me apretaba cada vez más. Me tendí sobre la cama, sollozando la imagen de Jane volviendo una y otra vez a mi mente. ¿Habría tenido razón o no? Tenía que averiguarlo.
Cerré los ojos y me puse a pensar en los cabos sueltos que rodeaban a Taehyung hasta ahora.