Delta 4053

VIX

Zohe cada día que pasaba parecía tener más fortaleza tanto física como mental. Recuperarse de las drogas era considerado uno de los retos más duros, pero parecía que lo estaba logrando rápidamente, su padre esperaba que pronto se volviera un elemento operativo. Necesitaba gente de confianza a su cargo, que estuvieran dispuestos a todo por él.

Mientras Vigilo pensaba en todo esto, sintió la vibración en sus pies, luego un fuerte ruido, unos segundos después la oscuridad en su oficina, segundos después entro en funcionamiento el sistema eléctrico de emergencia, una iluminación más tenue y azulada. Salió de la oficina, recorrió un corto pasillo para asomarse a través de un ventanal en dirección a la explosión.

Veía con consternación cómo ardía a unos pocos kilómetros, el complejo eléctrico del Moján y parte de la ciudad.

Históricamente, La Guajira había sido una de las zonas más marginadas de la Antigua República. Nunca hubo un gobierno que realmente se ocupara de las precariedades y necesidades de la zona. Pasando de un gobernante ineficiente a otro, que sólo buscaba lucrarse de su posición estratégica través del contrabando y las guerras internas de la etnia Wayuu.

De cierta forma, el asentimiento militar y toma de la región como sede estratégica operacional del Nuevo Estado, había mejorado infinitamente la calidad de vida de los guajiros y su acceso a los servicios básicos, salud, tecnología y por supuesto la infraestructura cívico militar. Así que, desde hacía años no veían un apagón o las fluctuaciones criminales que antaño solían presentarse, mucho menos el gran incendio que ocurrió. Fue una noche de caos, el incendio consumió el 70% de la ciudad. Una central eléctrica química, baños químicos por toda la ciudad y demás productos que se utilizaban como sustitutos del agua corriente, habían contribuido a la rápida expansión del fuego.

Nuevamente los hospitales colapsados, para el mediodía no había un recuento oficial de los fallecidos. Los daños materiales eran incalculables.

Caos.

El General odiaba el caos, y para cuando estaba recibiendo cientos de informes sobre la situación, le llegó uno aún más preocupante de parte de González: habían explotado dos centrales en el Sur del Estado y en la zona norte de Maracaibo, dejando sin electricidad 3 municipios.

El General necesitaba ocuparse de la emergencia, pero su mente ardía con la necesidad de castigar a los responsables de toda esa mierda. No podía permitirse quebrarse, pero a la vez, no podía asimilar cómo todo ese desastre estaba ocurriendo y se había gestado sin que él se hubiera siquiera percatado en lo más mínimo.

Mandó a llamar a Zohe y ordenó a González volver, luego de terminar una violenta reunión semipresencial entre todos los contingentes. Al menos los planes de emergencia estaban "funcionando".

—Padre —Zohe anunció su llegada.

—¿Te sientes preparada? —preguntó el General.

—Lo hago, entiendo todo lo que dices, pero, ¿no crees que tus subordinados murmurarán sobre esto? —cuestionó Zohe.

—Mis subordinados están para obedecer; no confío en nadie, fuera de ti y González.

Esta declaración sorprendió a Zohe, que no pudo disimular su expresión de sorpresa.

—Sí, de ustedes dos dependerá el futuro mi mandato.

NOTA DE LA AUTORA: ¿Cúa lcreen qué sera la misión que le encomendo el general a su hija?




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