Delta 4053

X

Zohe cavilaba sobre la importancia de lo que se le había encomendado. No es que dudara de su capacidad, pero se sentía aun estupefacta. “Venir a confiarme semejante cosa”, pensaba. Ella no era ajena a la vida militar; antes de su reciente descarrío, estuvo a punto de recibir el grado de Primer Teniente. Pero había mandado todo a la mierda al conocer a Marcos.

“Enamorarse es una mierda”.

Recordaba la noche que lo había conocido, estaba detenido por alteración al orden público en uno de los calabozos del ejército, de Sinamaica y a ella le tocaba supervisar el lugar ese día. Sus ojos la habían cautivado, y pese a estar borracho demostró una audacia y lengua sagaz que la sedujeron.

—Desde cuando los ángeles bajan a los calabozos —tenía una mano sobre la cabeza en una actitud desenfadada, su cabello rubio, refulgía aún en ese lugar húmedo y mal iluminado.

—Sí, soy el ángel de la muerte que viene por todos los borrachos de La Guajira —respondió Zohe mordazmente.

—Si me va a llevar una muerte tan sexy, que me lleve con gusto y luego mi padre decía que el alcohol, no me iba a traer nada bueno.—Soltó una risotada.

Zohe sonrió ante la ocurrencia.

—y de pasó tiene una sonrisa preciosa. No me pasé haber hecho tan buenas obras, que me mereciera el cielo y si es el infierno lo que me espera con gusto me voy a el.

Nunca ningún hombre la había tratado como interés romántico, nunca habían, siquiera intentado acercarse, como si ella fuera una especie de ser asexuado, ¿o más sincero sería admitir que era por culpa del terror que les infundía su padre? Pero Marcos actuaba como si fuera una hija de nadie y eso le encantaba. Rápidamente se vio saliendo un día tras otro con él. Hasta el punto de descuidar sus deberes y responsabilidades con el ejército.

Nunca, jamás, había desafiado a su padre de semejante forma. Cuando quiso presentarle a Marcos, su padre se negó a conocerlo, le dijo que aquello era una total pérdida de tiempo, que Marcos no valía ni media mierda. Zohe, llena de ira, pidió la baja del ejército y pese a que González trató de hacerla “entrar en razón”.

La mano sobre su codo la hizo pararse en seco en medio de uno de los largos pasillo de la base, González no acostumbraba a poner sus manos sobre ella, pese a todos sus juegos de palabras, desde aquella ultima "pelea", no se habían vuelto a tocar. Ella lo miró extrañada.

—¿Qué quieres?—preguntó mordazmente

—Que te pienses cinco segundos lo que acabas de hacer. Aún estas a tiempo de pedir que destruyan la baja

—¿Mi padre te envió a decir esto?

—No, Zo, te lo estoy diciendo yo, por favor piensa, vas a tirar tu carrera militar al traste por un aparecido. Dime ¿a qué te vas a dedicar luego, a vender ramas secas en Los Filuos? —dijo en un tono burlón y a la vez suplicante.

—Odio que me digan que hacer

—No deberías ser militar entonces, ve corre, detrás del afeminado ese, seguramente también compartes el maquillaje con él —mientras la soltaba su tono se volvió mordaz.

Pesé a su imposición Zohe le lanzo un golpe al cuello que González esquivo con aparente facilidad.

—No me digas también debes defender su honor —comentó burlonamente

—Debo defender al único hombre que me he tratado como una persona , como mujer y no como la hija de.

—Si dices eso, es porque no eres tan inteligente como pensaba.

—¿Y en quien más debo pensar, en ti? —preguntó Zohe con burla.

González guardo silencio y el recuerdo de aquella pelea se apodero nuevamente de ella.

Zohe sólo lo maldijo y se negó a cualquier contacto con el General después de eso. En un par de meses estaba metida en el alcohol y las drogas, empezó porque Marcos le dijo que eran muy divertidas, para relajarse, para disfrutar más, terrible mentira. En unos meses más, ya no quedaba ni rastro decente de ella, era verdad lo que decía la Biblia: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres, después no sabía qué hacía o qué decía. Hasta que despertó en un hospital y sin saber de Marcos.

De eso, apenas habían pasado un par de meses y ahora iba de camino a cumplir, quizás, la misión más importante de la carrera militar de su padre.

NOTA DE LA AUTORA: ¿Ustedes creen que Zohe y González tuvieron un juju o a qué se refieren con la pelea?




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