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la primera noche

El cielo estaba en llamas, fue lo que pensé aquella vez, mi papa tenía una vídeo 8 de Sony y la apunta hacia esas luces, era lo más extraordinario que había visto en mis doce años de vida. Tenían el tamaño de un auto pequeño, eran redondas y emitían un aura que se movía como fuego blanco, parecían estar quietas, pero si uno ponía atención, podía ver como se movían lentamente hacia la montaña, la formación circular que tenían haría pensar que eran un solo objeto, pero en medio de ellas se podía ver el cielo estrellado, tuvimos suerte que esa noche estaba despejada, solo unas cuantas nubes negras se atrevieron a interrumpir el espectáculo. Una vez pasaron al otro lado de la montaña nos fue imposible seguir viéndolas, mi papá estaba tan emocionado de haberlas grabado, que de inmediato entró en la casa y reprodujo el video en el televisor una y otra vez, si no me falla la memoria más de treinta, hasta que mi mamá me gritó que ya era hora de irme a la cama. Recuerdo que después de esa noche era lo único de lo que hablábamos, mi mamá odiaba que fuera el tema de todas las comidas, ella era más racional y aceptaba la explicación que dieron en las noticias, sobre unos globos meteorológicos que la gente confundió con objetos voladores no identificados. Por años nos obsesionamos con esos eventos, cada vez que mostraban avistamientos en la tele, allí estábamos los dos pegados, absorbiendo cada imagen, cada detalle, mi papá tenía el VHS listo para grabar cada video, llegamos a tener más de veinte cintas con solo eso. Pasábamos horas hablando mientras los veíamos de nuevo, fueron los mejores años de mi vida, el viejo es… fue mi mejor amigo en esa época… el mejor amigo que he tenido. Como deseé que hubiera estado vivo cuando el Internet se hizo popular, no creo que existiera poder en este mundo que lo desprendiera de una computadora, estaría viendo videos día y noche... eso casi fue mi perdición, en la universidad me llamaban el señor de los aliens, por que aparte de los ovnis también me fascinaba el señor de los anillos. Me gradué de periodista justo cuando YouTube empezaba a popularizarse, y no dude en crear mi propio canal, que en poco tiempo se volvió uno de los más vistos, me tomó meses, pero logre digitalizar todas las cintas VHS de mi papá. Esos videos lograron más de un millón de vistas cada uno y cuando se pudo monetizar, se convirtieron en mi principal fuente de ingresos, además me dieron la oportunidad de viajar por el mundo a investigar y entrevistar a aquellos que fueran parte de cualquier avistamiento. Méjico, Perú, Brasil, Inglaterra, viaje a todo lugar que tuviera alguna conexión con ovnis, visité todas las pirámides, las líneas de nazca, Stonehenge, Yonaguni, Tunguska, hice documentales sobre todos ellos y en tan sólo un par de años logré casi dos billones de vistas en mi canal. Aparecí en varios programas como experto en el tema, me volví famoso por que mis vídeos siempre los hice desde una perspectiva escéptica, no se trataba de probar como real el fenómeno ovni, aunque en realidad ese era mi propósito, si no de crear un espacio en el que se pudiera hablar de él, darle contexto a un tema que por lo general se tomaba con burla, entre más seriedad se le diera al asunto, era posible que personas con el poder de develar esos secretos, los sacarán a la luz.

Durante cinco años me dediqué a ese trabajo, logré reunir más de tres mil videos e hice quince documentales, mi canal era todo un éxito y yo una celebridad en el tema, mi vida tenía un enfoque... pero, después de ese día, después de ese vídeo… todo cambio. En menos de un mes se convirtió en el más visto en YouTube, con más de tres billones de visitas, y como no, lo que nos mostró fue la prueba más contundente de que los ovnis eran reales, de que no eran simples luces en la noche que confundamos con otras cosas, de que algo estaba pasando y ya no lo podían ocultar, de que era hora de saber la verdad. Expertos en video, efectos especiales, fotografía y otros campos lo analizaron por meses, buscando el más mínimo detalle que dejará ver si era falso, pero nadie consiguió poner en duda su autenticidad. Solo los gobiernos negaban que fuera un

evento real, siempre me pareció extraño que dieran ruedas de prensa sólo para decir que no era más que una farsa. Mostraban sus propios vídeos para demostrar que cualquiera podía hacerlo, pero claramente se veía que los suyos eran hechos por computadora, y no al mismo nivel que una película de gran presupuesto, bastante patético, nadie se lo iba a creer… eso pensé. Llevaban “expertos” a desacreditarlo, diciendo cualquier estupidez que se les ocurriera, dando explicaciones ridículas, todo con tal de que el público lo tomará como una mentira... y con el tiempo lo consiguieron. A los pocos meses ya casi no se hablaba del tema, la gente siguió con su vida, el mundo regresó a su rutina habitual… todos, todos excepto yo, por alguna razón no pude dejar de pensar en eso. ¡Y cómo podía hacerlo! El vídeo lo dejaba muy claro… ¡no estábamos solos en el universo!

La imagen de una playa solitaria es lo primero que se veía, arenas blancas se extendían a ambos lados perdiéndose en la distancia, se escuchaba la voz de un hombre de mediana edad describiendo el paisaje, asombrado por la belleza del lugar. Sus aguas cristalinas dejaban ver un magnífico arrecife de coral, él estaba en una colina filmando el océano, y de vez en cuando, la selva que se encontraba detrás de él, densa y verde, con palmeras de varios metros moviéndose al viento, llena de los sonidos de todos sus habitantes, monos, aves y alguno que otro depredador cazando a su presa. Todo parecía normal hasta que un silencio total se apoderó del lugar, la respiración agitada del hombre que filmaba era lo único que se podía escuchar, la cámara temblaba y se podía sentir su miedo a través de ella. Un zumbido emergió del océano que se calmó en un instante, el mar de olas que se estrellaba contra las costas se convirtió en uno de aguas calmadas, parecidas a las de un lago. De repente todo comenzó a vibrar, como su hubiera un amplificador inmenso debajo de la tierra con los bajos al máximo, la arena y el agua bailaban al mismo ritmo, elevándose un par de centímetros en el aire. El hombre trataba con todas sus fuerzas de mantener la cámara firme, pero se podía notar que le temblaba todo el cuerpo, se le escuchaba rogar a dios para que perdonará todos sus pecados. A lo lejos en el mar una explosión de agua se levantó a más de cien metros, dejando un agujero en el con un diámetro de casi trecientos, era una visión imposible que desafiaba todas las leyes de la física. El zumbido se hizo más intenso y del hoyo comenzó a salir un objeto enorme, del mismo tamaño del agujero, su superficie era completamente lisa de un material parecido al aluminio, de color azul oscuro brillante, con una infinidad de pequeños puntos amarillos como luces por toda su superficie, aunque no se veían como si estuvieran sobre ella, más bien dentro, dándole un efecto de profundidad. La estructura parecía de una sola pieza, no había partes que se unieran con otras, tampoco tenía puertas o ventanas. Su forma era casi esférica, un poco aplanado en la parte de a arriba y abajo, nunca en mi vida me imaginé que así se vería un ovni. Lo que paso después fue a un más espectacular, comenzó a cambiar su forma, alargándose hasta quedar como un cigarro, del doble de largo que el objeto inicial. Luego comenzó a elevarse y al llegar a unos dos mil metros, salió disparado hacia el cielo a una velocidad imposible para cualquier vehículo hecho por el hombre, despareciendo en segundos sin hacer el más mínimo ruido, debió por lo menos sonar algo al romper la barrera del sonido, como lo hace cualquier Jet supersónico, pero no hubo nada, como si la resistencia del aire no tuviera efecto alguno en la nave. El agua llenó el agujero con tal fuerza que la costa quedó desnuda en un instante, dejando ver el arrecife, y a toda su fauna, luchando por sobrevivir. Segundos después el mar regresó con tal violencia que se metió varios metros en la selva. Todo transcurrió en tan sólo unos minutos, al final de los cuales el océano y la costa volvieron a su estado natural. El hombre, aun asustado, no podía hablar, se le escuchaba




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