"Mienten, todos mienten", "Todos tienen una segunda intención o quieren agradar a mi familia", estos eran los pensamientos que siempre cruzaban la mente de una pequeña niña de cabellos castaños los cuales estaban atados a una coleta, esa pequeña niña en ese momento estaba en su salón de clases rodeada de varios de sus compañeros que intentaban charlar con ella y le dedicaban sus sonrisas, parecía una escena alegre y que aquella niña era bastante querida y popular pero por alguna razón la mirada de esta niña era totalmente inexpresiva mientras veía a todos sus compañeros, a los ojos de esta pequeña esos compañeros le causaban repelús, eran molestos, solo quería que la dejaran sola, era normal que quisiera eso, después de todo ella podía "Verlo", todos y cada uno de esos chicos tenían aquel desagradable "Color" que todos los adultos que eran amable con ella por agradar a su padre tenían, un color repulsivo, falso, un color que le causaba nauseas solo por tener en frente. Por esa misma razón la niña decidió levantarse sin responder a ninguno de ellos y sus "Amables" preguntas e intentos de charla, siendo seguida por la mirada de todos mientras se retiraba del salón, una vez estuvo afuera los chicos y chicas que había dejado atrás e ignorado tenían una expresión de molestia.
–Esa chica... ni siquiera nos miró ¿Quien se cree que es?
–Dejala, siempre ha sido así, nunca sonríe y es tan callada.
–Si, es normal es una niña de Papi que nos mira hacia abajo. ¿Por qué papá me dijo que la tratara bien?
Los chicos dejaban salir al fin sus verdaderos sentimientos, sus amables sonrisas se habían vuelto en expresiones aburridas y de molestia ya que eran muy jóvenes para entender el porqué sus padres les decían que se hagan amigos de una chica como ella pero esa era la única razón por la que estos le hablaban. Mientras estos chicos se quejaban en voz bastante alta, la pequeña niña de lentes aún estaba recorriendo el pasillo con su usual inexpresividad, pero en su mente el pensamiento "¿Son tontos? Puedo escucharlos claramente" cruzaba su mente, después de todo apenas se había alejado del salón, aún así escucharlos no fue nada impactante para ella ya que lo sabía desde el principio.
Años pasaron y el día a día de esa chica no cambió en lo absoluto, aunque ahora ya sus compañeros se habían rendido de intentar acercarse a ella y simplemente la ignoraban, prefería eso la verdad ya que no tenía que lidiar con ese desagradable color de falsedad e interés, pero tristemente siempre que tenía que hablar con algunos de sus compañeros este color aparecía en ellos ya que sus padres les habían dicho claramente "No sean desagradables con ella", tenían que ser lo más amables posibles y llevarse bien, esa era una de las mayores razones por las que no hablaba con nadie e incluso se saltaba clases, todo el que estuviera cerca de ella o tenía que interactuar con ella se impregnaba de aquel repugnante color.
Sin embargo en un día que parecía ser como cualquier otro esta chica decidió dejar el salón en la primera clase como siempre hacía, nadie le dijo nada, nadie la miro, nisiquiera el profesor que llegaba y la encontró en el pasillo pudo decirle algo ya que "Es la hija de él, no debo molestarla" estaba en su mente. Sin ningún problema logro dejar su salón y dirigirse hacia el ahora vacío patio, donde llegó hasta una de las bancas para sentarse en esta y observar el cielo, este ambiente silencioso y sin nadie que su alrededor era relajante para ella, le gustaba, era capaz de perderse en sus pensamientos y disfrutar de la vista sin tener que preocuparse por nada ni nadie, sin tener que ver esos molestos colores, tan sumergida estaba en esa tranquilidad que se sobresaltó al escuchar como a lo lejos una chica gritaba algo y al bajar su mirada a esta noto que la estaba señalando y diciéndole algo a un chico y otra chica que estaban detrás de la primera. Incluso en el inexpresivo rostro de la chica de lentes se podía notar la sorpresa, pero pronto esa sorpresa desapareció ya que pudo hacerse una idea de lo que quería "Ah, otro grupo que quiere ganarse el favor de padre", con este pensamiento en lugar de tener espectativas parecia más bien decepcionada de haber perdido su valioso "Lugar especial", pero a medida que el chico del grupo y una de las chicas, la pelirroja, se acercaban a ella, algo de curiosidad apareció en los ojos de la joven de lentes ya que a diferencia de como solía suceder cuando se acercaban a ella, los colores de estas personas no cambiaron, no adoptaron ese color repugnante que tanto odiaba y no solo eso, cada uno de esos chicos tenía un color único, diferente, un color que le llamo atención y no pudo evitar soltar sus pensamientos en voz alta preguntándole varias cosas al chico ya que el color de este era muy curioso, era tenue, casi inexistente, mientras que la pequeña pelirroja detrás suyo tenía un color bastante normal, sin embargo cuando esta pequeña chica se puso enfrente del chico para protegerlo el color de esta brillo con fuerza, era un color hermoso y vivaz, color que pronto impregnó la del mismo chico que empezó a calmarse y su color hasta ahora tenue empezaba a cobrar algo de vida también, incluso la chica que observaba a lo lejos cuyo color era un triste pero amable comenzaba a cambiar, era un grupo curioso, único y aún más importante que se complementaban entre ellos, eran amigos de verdad, por un momento por el corazón de aquella chica cruzó por primera vez un deseo muy curioso, "Quisiera ser parte de eso", por ello cuando comenzaron a hablar con ella no los rechazo, al contrario ella hablaba con ellos de manera activa, en un momento de la charla la pelinegra que recién se había acercado le hizo darse cuenta de que aún no se había presentado, por lo que por primera vez en mucho tiempo en verdad pensó que quería hacerlo por ella misma y no porque tuviera que hacerlo con ese sentimiento dio algunos pasos hacia atrás y la suave voz de la chica de lentes se hizo escuchar dando el primer paso a una amistad que había deseado encontrar desde hace mucho tiempo.