Temprano en la mañana la academia aún se encontraba vacía a excepción de algunos estudiantes y maestros madrugadores, entre estos se encontraba una chica de cabellos cafés y cortos junto a la maestra rubia, ambas estaban caminando por los pasillos llevando unas cajas hasta la sala de maestros y una vez llegaron allí dejaron caer las cajas sobre el escritorio y soltaron un suspiro de cansancio para luego la maestra mirara a esta chica y le sonriera amablemente.
–Perdón por pedirte que me ayudes tan temprano.
Esta chica, Hannah, le devolvería una algo cansada pero animada sonrisa.
–No se preocupe, de todas formas no tengo nada que hacer hasta que lleguen los demás.
–Ya veo, de todas formas déjame agradecerte comprándole algo para tomar. -Mientras decía esto la maestra comenzaba a caminar en dirección a la puerta.
–Ah, no es necesario de veras. -Hannah agitaba sus manos de lado a lado algo avergonzada por aquella oferta.
Viendo aquello la maestra se detuvo en la puerta observando a Hannah y simplemente soltó una leve risa mientras despreocupadamente se apoyaba en el Marco de la puerta ya abierta.
–Vamos, no seas tímida, harás que tu maestra se sienta rechazada.
Escuchando eso Hannah solo pudo soltar un suspiro mientras sonreia para luego comenzar a seguirla, saliendo ambas del salón de maestros y dirigiéndose hacia una de las máquinas expendedoras que había en algunos de los pasillos, una vez allí la maestra terminó comprando dos gaseosas para entregarle uno a su alumna la cual aunque la recibió parecía algo distraída, como si pensara en algo. La profesora no tardó en notarlo por lo que veía a Hannah con curiosidad, esta estuvo pensativa durante varios segundos antes de al fin abrir la botella y comenzar a beber de esta.
–¿Tienes problemas amorosos?
Aquella repentina declaración de la rubia logró tomar completamente por sorpresa a Hannah quien se atragantó un poco con la gaseosa y por lo tanto comenzando a toser, una vez se recuperó lo suficiente miro a la mujer que había hecho despreocupadamente aquella pregunta y ahora le sonreia con tranquilidad.
–P-por supuesto que no...-Hannah respondía intentando ocultar su vergüenza pero sus mejillas estaban algo coloradas.- ¿Por qué lo dice?...
Su maestra notó aquel rubor y esto solo provocó que esta tuviera una amable sonrisa en sus labios para luego mirar hacia la ventana que daba con uno de los patios donde se podía ver como alumnos empezaban a llegar.
–Bueno, se acerca el tan esperado "Día de los enamorados" así que pensé que los jóvenes estarían pensando en eso.
Mientras decía esto Hannah la observaba fijamente, pudo notar la amabilidad y sinceridad en la sonrisa de su maestra, se podía ver que no tenía ninguna mala intención detrás y simplemente se interesaba genuinamente en sus alumnos, ante esto La misma Hannah se sintió algo culpable de haber mentido, por lo que lo pensó por algunos segundos y parecía que estaba apunto de decir algo cuando la misma Mujer de cabellos rubios la hizo callar colocando su dedo sobre los labios de Hannah la cual fue sorprendida por esto.
–Pero, una mujer que está por llegar a los treinta no podría entender esas cosas. -Mientras decía esto le guiñaba un ojo a la aún confundida Hannah a la vez que dejaba de "Callarla" con el dedo.- Pero si de verdad hay algo que te preocupe creo conocer de un buen lugar donde podrían ayudarte...
Con aquella declaración y la mirada de confusión y curiosidad de Hannah aquella calmada mañana comenzaba a volverse cada vez más bulliciosa por los alumnos que empezaban a llegar uno tras otro.
Varias horas después las clases al fin habían terminado y Lyon se dirigía junto a Cecile al salón que siempre visitaban después de clases y donde se reunían usualmente, sin embargo aquel día era diferente de lo usual ya que en la entrada Jessica les dijo que se saltaría las clases ya que tenía algo que preparar y que pase lo que pase vayan al salón después de clase, aquello era realmente sospechoso y Lyon no podía evitar estar algo preocupado por lo que se encontrarían, Cecile noto aquello a pesar de que la expresión de preocupación de Lyon era bastante inexpresiva e intento calmarlo.
–Lyo, deberías confiar más en Jess, no creo que haga nada raro... -Se detuvo a pensar algunos instantes y luego agrego mientras sonreia cerrando sus ojos algo preocupada también.- No en la academia al menos.
–Mm... creo que tienes razón, pero aún así no puedo evitar preocuparme, nunca se lo que esa chica está pensando... aunque creo hacerme una idea esta vez.
Cecile quien caminaba a su lado lo miro algo sorprendida.
–¿Sabes que esta haciendo? -Veia a su amigo con ahora curiosidad.
–Bueno, después de todo hoy es el día en el que "él" regresa.
Cecile no parecía entenderlo aún pero pronto un leve "Oh" escapó de sus labios al haber comprendido a lo que Lyon se referia, en cuanto cayó en cuenta de que era una cálida sonrisa aparecía en el rostro de aquella pelirroja, sonrisa que solo se amplió más al ver como a lo lejos se veían dos figuras caminando desde la dirección opuesta de ellos pero dirigiéndose al mismo lugar, aquellas dos figuras eran imposibles de confundir, aquella chica castaña con gafas y aquel joven y apuesto Albino caminaban mientras parecían tener algún tipo de charla realmente calmada, eran Charlotte y Jonathan, este último había sido dado de alta ese mismo día y aunque al inicio no estaba del todo convencido de siquiera volver a la escuela, luego de la feroz insistencia de Jessica en una de las visitas que le hicieron en el Hospital terminó aceptando de no solo volver a clases si no de hasta ir después de estas al salón donde se reunían, en parte tuvo que aceptar esto último a la fuerza ya que Jessica le encargó a Charlotte ir a Buscarlo a su salón y no dejarlo ir hasta que aceptara venir. Hablando de Charlotte esta fue la primera en notar a Lyon y Cecile, dedicandoles su usual leve sonrisa mientras alzaba una mano, Jonathan al verla también los notó pero se limitó a mirar hacia otro lado. Ambos grupos se terminaron encontrando frente a la puerta cerrada del salón de los "Demerit".