Demetrio llegó del gimnasio a las doce, como de costumbre. Se sentó a la mesa y Sara le sirvió el almuerzo.
—Le noto preocupado joven –exclamó Sara.
—Estuve pensando de nuevo en mis padres, encarcelados solo por quejarse de las políticas del gobierno.
—Usted no podía hacer nada joven, solo tiene 18 años y acaba de terminar la preparatoria.
—Tienes razón en eso, es mejor sentarse en lo que tenemos bajo nuestro control, y no sufrir por lo que está fuera de nuestras manos.
—Bien dicho joven, es lo mas sabio que he oído en todo el día.
—Pero me pienso dedicar a que la gente odie este gobierno.
—Tenga cuidado joven, no quisiera que terminara como sus padres.
—No te preocupes lo estoy haciendo desde el anonimato en telegram.
—Espero que tenga razón, yo no entiendo mucho de esas cosas como telegram.