Al día siguiente, cuando Demetrio se dirigía al gimnasio, como siempre, vio la cara fea del tal Manuel Tapias.
—Ponte en guardia soplón –exclamó Manuel mientras tomaba una guardia como la del boxeo.
Luego Manuel le lanzo un derechazo a Demetrio, pero Demetrio lo bloqueó con su brazo izquierdo, usando sus conocimientos en Defence Lab, y contraatacó golpeando a Manuel en el cuello con la mano derecha.
—¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! –gritó Manuel.
Manuel dio un paso atrás, y luego le lanzó una patada a la entrepierna de Demetrio. Pero Demetrio le sujetó el pie con la mano izquierda, y luego le golpeó en la rodilla con el codo derecho. Se oyó un chasquido como si se hubiera quebrado un palo.
—¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! –gritó Manuel mientras caía al suelo sujetándose la rodilla.
—SI HUBIERA SABIDO QUE PODÍAS HACER ESO, HABRÍA TRAÍDO MI NAVAJA –continuó Manuel en el piso.
Manuel no se volvió a levantar, Demetrio llamó a la policía y se lo llevaron.