Aaron
Mi ojos se encuentran fijos mirando un pájaro en su nido dándole de comer a sus crías. La nostalgia vuelve a mi como un balde de agua fría.
Todavía recuerdo la reacción de Daisy cuando le dijeron que nadie llamado "Aaron" había estado con ella en el momento de dar a luz. Cuando realmente sí lo estuve, pero hice todo lo posible para que no se enterara.
Me sentía mal, pero sabía que era lo mejor para todos.
La mayor parte de mi vida me he llevado destruyendo la de los demás. Ya es hora que los dejara y yo pudiera seguir en paz. Pero es imposible.
El rostro de la morena y el de mi pequeña volvían a mi cada instante que pasaba. Por lo que decidí protegerlas a mi manera.
Estaría junto a ellas pero sin que lo supieran. Sé que eso no le haría feliz a Daisy, pero ella nunca sabrá que sigo vivo.
A pesar de conocer mi vida y conocerme a mi, siguió a mi lado. Y es injusto que con mis malos comportamientos no pueda vivir como es debido.
Te quiero Daisy.
Veo una cabellera morena llevar el carro de su bebe. Su cabeza se mueve hacia los lados mirando hacia todos lados.
Se sienta en un banco un poco alejado de mi. La miro con una sonrisa plantada en mi cara.
Sigue estando tan hermosa como siempre a pesar de haber pasado ya un año.
Mi hermosa Hanna ya tiene un año...
Veo como la coge y se la pone en su regazo.
Sigo camuflado tras un árbol para que no me pueda ver. Duele, pero puedo soportarlo.
Siempre supe que nuestra historia no era una historia cualquiera, nosotros no somos personas cualquieras...
Me prometí a mi mismo destruirte Daisy, y me castigaré por ello el resto de mi vida solo viéndote de lejos.
Espero que me perdones por todo lo que te hice, porque de verdad, lo siento.
Sé que ahora estas mejor. Que tienes tus malas noches pero que las buenas son mayoría que las malas. Que me extrañas pensando que estoy muerto, aunque dentro de ti sientes que no. Y es verdad, no estoy muerto para ti, pero para mí, siempre lo estuve.
Gracias a las llaves que Natali me dio, puedo entrar cada noche a la casa y dejar un casto beso en tu frente y otro a Hanna, como en los viejos tiempos.
Sonrío.
Lo que tuve nunca fue vida, hasta que te fuiste, hasta que me di cuenta que en todo ese tiempo intentaste salvarme de mis demonios.
Pero morena, era una bestia. Soy una Bestia. Soy tu demonio guardián.
— Te amo morena.— susurro dándome la vuelta y alejándome de las dos personas más importantes de mi vida.