Demonios del eclipse

Capítulo 1.

Hace 13 años en Richmond, Virginia.

—Por favor —suplicó una mujer—, se lo pido…

—Tome lo que quiera, pero no le haga nada a mi esposa e hijas —añadió un hombre.

— ¡Cállense! —gritó desesperado el asaltante.

Un hombre encapuchado había entrado en la madrugada a robar a una de las casas de las afueras de Richmond, sin embargo, la pareja que vivía ahí se despertó y encontró al hombre que rápido se puso nervioso por ser atrapado.

— ¿Deberíamos salir? —susurró una niñita adentro del armario.

—Tengo miedo Alice —le dijo su hermana— ¿A dónde vas? —intentó detenerla, pero falló— ¡Alice vuelve! Mamá dijo que no saliéramos —fue tras de ella.

Ambas pequeñas fueron a la sala donde el asaltante apuntaba con su arma a sus padres.

— ¿Mami? —murmuró asustada una de las niñas— Tengo miedo.

— ¡Calla a esa niña! —gritó el hombre armado— No me hagan dispararles.

El hombre empezó a desesperarse cada vez más al grado de enloquecer,  aparentemente era la primera vez que hacía eso y estaba aterrado por ser descubierto e ir a prisión.

— ¡Mamá! —Gritó la niña al ver al hombre dispararle a la mujer.

— ¡Niñas corran! —Ordenó su padre antes de recibir una bala en la cabeza.

Las dos niñas se tomaron de la mano para correr a esconderse hasta que el hombre jaló a una del cabello y empezaron a gritar. Los gritos de las niñas solo fueron peor para el hombre que empezó a disparar por toda la casa como un demente, de la nada se había vuelto un ser tan cobarde que al final decidió quitarse la vida frente a esas niñas.

Más tarde la policía llegó junto con una ambulancia que habían sido contactados por los vecinos de al lado.

—Esto es un charco de sangre —murmuró un policía— ¿Esa es la prensa?

—Como odio a esa gente —replicó molesto otro—, oiga jefe ¿Qué haremos con las gemelas?

El jefe de la policía que estaba en la escena volteó hacia las niñas y las vio triste.

—Yo me hago cargo —avisó frio y caminó hacia ellas— ¿Ya las revisaron? ¿Estan heridas?

Las niñas asustadas negaron con su cabeza cabizbajas.

—Bien… —El oficial no sabía qué hacer— ¿Tienen algún familiar aquí?

Ambas se tomaron de la mano y se miraron entre si desconfiadas del policía.

—No hay que temer, avisaremos a algún otro familiar o las llevaremos con ellos.

—Nuestros tíos —titubeó una—, pero están de viaje.

—Entiendo… —se talló la frente— ¿Estás bien pequeña?

Una de las niñas respiraba muy agitada manteniendo su mirada en el piso.

—Fue mi culpa —balbuceó—, los mataron por mi culpa —expresó llorando.

—Claro que no nena —le limpió las lágrimas—, tú no tienes que ver en esto…

—Yo hice que los matará —alegaba desesperada—, él tenía mucho miedo…pude sentirlo.

—Claro —hizo unas señas a un paramédico—, revísalas…que no tengan golpes en la cabeza o alguna contusión.

—No estoy loca —añadió molesta—, lo que digo es verdad —siguió llorando.

— ¿Sabe a quién contactar? ¿Algún pariente? —intervino el paramédico— Debido a lo que presenciaron es probable que queden con traumas…será mejor llevarlas con un especialista.

—Revísalas, luego las llevaré a la estación —ordenó el oficial y se fue.

“¡Dios santo! Solo tienen cinco años…” “Pobre familia Han…”

“Eso las traumará de por vida” “Quizás las envíen a un hospital psiquiátrico…”

— ¡Oficial! ¡Oficial! —decía una reportera para llamar su atención— ¿Podría decir algo sobre lo que ocurrió?

—Señorita…no hay más que decir —expresó fastidiado—, un demente entró a la casa de una familia y mató a los padres ¿Necesita más detalles? —alegó molesto.

—No señor —respondió apenada.

—Entonces háganse a un lado y dejen de obstruir una escena del crimen.

Abril 2024 en Richmond, Virginia.

—Era un lobo, saltó sobre el auto —aseguró un hombre temblando.

—Había dicho que fue un hombre —replicó confundido el policía.

—S-sí, fue un hombre lobo —titubeó—, lo juro —dijo al ver las expresiones de los policías—, era grande y…

—Señor, los hombres lobo no existen —expresó hastiado otro policía—, cuando tenga algo real que decirnos vaya a la estación —se fue con su compañero.

—Lo que digo es real ¡Lo juro! ¡Es real! —gritaba desesperado— ¡No estoy loco!

El oficial de policía pidió que lo arrestaran, pero en cuanto se acercaron a él, este salió huyendo.

Dos meses antes.

“Es muy lindo” “¿Sabes cómo se llama?” “No lo sé, pero es un año mayor”

—Ejem —se quejó molesta—, novatas…a un lado —ordenó Melissa.

Las chicas recargadas en su casillero se fueron avergonzadas.

—Odio a las novatas —expresó la pelirroja fastidiada.

—Nosotras también fuimos novatas el año pasado —comentó Injae riendo.

—Eso era antes, ahora estamos muy cerca de ser de último año —alardeó—, por cierto ¿Qué tal Vancouver?

—Bien…frio, probablemente porque era invierno —se encogió de hombros.

— ¿Conociste a alguien lindo? —susurró picara.

—Mel… —expresó cansada— Sabes que no fui a Vancouver por eso.

—Tienes razón, pero oye, año nuevo, cosas nuevas ¿no? —la sacudió de los brazos— Sé que no fue fácil estos tres meses, pero tienes que superarlo.

—Ya lo superé —dijo sonriente—, está muy superado.

—Bien entonces ya no hablaremos de él ni mencionaremos el nombre de Liam.

Injae la vio apretando sus labios para luego reírse de que la pelirroja faltó a su palabra.

—No lo haremos desde ahora —suspiró— ¡Lo olvidaba! Cecy Crabgrass hará una fiesta esta noche ¿recuerdas la rubia que estaba en último año?

—Eh…no —frunció el ceño—, pero déjame adivinar…te invitó e irás ¿cierto?

—Iremos —entrelazó su brazo con el de Injae.

—Oh no…no me llevarás a la fiesta de una desconocida —se quejaba mientras se iban.

Ambas llegaron al salón donde Injae tendría su primera clase.

—Nuevamente tengo a Briggs —añadió Melissa irritada—, si el próximo semestre lo tengo moriré, lo juro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.