Liam salió apurado de su casa para irse a la escuela, sin embargo, cambió de ruta a dos calles de su casa y se fue al hospital Orkus para visitar al hombre que atraparon la noche anterior.
—Buenos días ¿lo puedo ayudar? —preguntó un hombre en la recepción— ¿Viene a ver a alguien? —lo miraba desconfiado.
—Ah…si —titubeó.
— ¿Cuál es el nombre del paciente?
»Carajo ¡El nombre! «
—Señor ¿el nombre de quien viene a visitar?
—Tyler Barnes —intervino una voz que se acercó por atrás—, es nuestro tío.
Liam volteó a ver a su salvador con una mirada de agradecimiento nerviosa.
—Necesito sus identificaciones.
—Si, por supuesto…tome —le entregó su identificación—, él no conduce así que…
— ¿Sirve mi credencial estudiantil? —rio nervioso Liam al dársela.
—Claro… —actuó de mala gana— ¿Jace Barrow y Liam Hale? —No confió por la diferencia de apellidos con el paciente.
—Es un tío lejano…por parte de la familia de mi madre —afirmó Jace con tanta facilidad.
Unos minutos después ambos chicos estaban caminando por el pasillo en busca de aquel hombre internado.
—No puedo creer que nos haya creído —alardeó orgulloso Liam—, gracias por llegar a tiempo, pensé que no verías mi mensaje.
—Más te vale que esto sea bueno, no quiero tener más problemas con mi familia.
—Tu familia… —intentó con nervios hablar del tema— Creí que habías dicho…
—Son mi familia adoptiva Liam —replicó sin ganas de hablar—, mi familia biológica murió en… ¡Es aquí! —avisó al llegar al cuarto indicado— Entremos rápido.
Un hombre pálido y ojeroso estaba sentado frente a la ventana con la mirada perdida.
— ¿Este es tu vidente? —expresó decepcionado.
—Shh —le dio un codazo al rubio—, te puede oír.
— ¿En serio crees que…?
Un quejido interrumpió la conversación de los jóvenes.
— ¿Señor? —se acercó con cuidado Liam— ¿señor Barnes?
—Mejor vámonos Liam, esto no tiene caso —pidió fastidiado— ¡Liam! —exclamó en voz baja.
—Shh no me dejas oír, creo que quiere decir algo —alegó el pelinegro.
—Es probable que no esté en sus cinco sentidos ¿Qué diablos te diría?
—No lo sé, eso quiero saber, pero tus quejas no me dejan oír.
—Esto es ridículo… —se cruzó de brazos y torció su boca.
El hombre intentó hablar, pero lo único que salía de su boca eran balbuceos.
—Solo estamos perdiendo el tiempo ¿Por qué creíste que sería un vidente? Pudo inventar todo.
—Cualquiera puede inventar que se ganará la lotería, pero no que un hombre lobo atacaba al pueblo…
Jace se tallaba la parte superior de su nariz con exasperación.
— ¿Puede oírme? Me llamo Liam —el chico tocó su brazo con delicadeza.
— ¡Tú! —susurró delirante— ¡Tú! ¡Tú! —empezó a agitarse y tomó del brazo a Liam.
» “¡Atrápenlo! ¡Que no huya!” “Agh ¡Maldición!” “¡Oficial!” “¡Hirieron al oficial! ¡Pidan refuerzos!”
Una criatura salvaje y más peligrosa que un dementor corría a rienda suelta por Richmond. «
— ¿Liam estás bien? —alejó Jace al chico del hombre— ¡Despierta! —se empezaba a alterar— ¿Qué le hiciste demente? —iba a irse contra el hombre.
— ¡Espera! ¡Alto! Estoy bien…Agh —se talló la cabeza—, solo me dio un dolor de cabeza.
—Y quedaste inconsciente por unos minutos ¿Qué diablos te pasó?
—Te dije que era un vidente —se rio—, me dejó ver lo que vio… —se incorporó con esfuerzo.
— ¿Y? ¿Qué viste?
—Nada bueno —la expresión en su cara se tornó angustiada—, parecía un dementor, pero no era uno y andaba por las calles.
— ¿Pudiste ver algo más? —frunció el ceño preocupado.
—No.
—Ochi verzi —balbuceaba el hombre—, cu păr arămiu…păr arămiu.
— ¿Qué idioma es ese? —vio confundido el rubio— Esto se pone raro.
—Calla —sacó su celular mientras el rubio lo veía sin entender—, lo grabaré y buscaré su significado.
—Eso es…brillante —parecía sorprenderle la idea—, hazlo rápido, ya debemos irnos.
El hombre repitió lo mismo un par de veces más y luego se quedó callado meciéndose en la silla.
— ¿Lo tienes? Salgamos de aquí.
Los dos salieron de la habitación tratando de actuar tranquilos, cuando de reojo Liam alcanzó a ver por los pasillos, que unos enfermeros llevaban para el lado norte del hospital, en una camilla a una chica de caballera larga y pelirroja, y escuchó que hablaban sobre ella en forma de burla y mencionaban el nombre de Alice.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Jace al ver a Liam tan serio— ¿La conoces?
— ¿Qué? —respondió perdido— No.
—Entonces date prisa.
Los dos salieron con paso rápido para no toparse con alguno de los camilleros o con el hombre que los atendió en la recepción.
—Ay no puede ser —murmuró Liam al ver a su madre en la recepción.
— ¿Qué hace tu madre aquí? —reclamó enfadado el rubio en voz baja.
—Es parte de su reportaje, hablaría con el especialista del hospital… ¡Diablos voltéate! —ordenó murmurando y ambos se dieron la vuelta para salir de ahí— No sabía que vendría a esta hora.
La mujer alcanzó a distinguirlos y caminó directo a ellos que intentaban evadirla.
—Liam Thomas Hale —habló molesta y de brazos cruzados— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿no deberías estar en clase?
— ¿Thomas? —murmuró sorprendido el rubio.
El pelinegro le dio un pequeño golpe a su acompañante para callarlo y luego voltear a ver a su madre.
— ¿Y bien? Estoy esperando una muy buena respuesta Liam.
—Fue mi culpa señora Hale…convencí a Liam de acompañarme —intervino Jace con firmeza al mentir—, discúlpelo…no volverá a ocurrir.
—Por supuesto que no —afirmó molesta—, Liam a la escuela y tú… —miró seria al otro chico—, tú te quedas.
—Mamá…
— ¡A la escuela dije! Y no creas que no habrá un castigo —se rio en burla manteniendo su enfado— ¡Oh claro que lo habrá! Pero lo sabrás cuando regreses de clases, porque eso sí, de una vez te digo que no tienes permitido ir a ningún lado después, te quiero de la casa a la escuela y de la escuela a la casa ¿Quedó claro?
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Editado: 06.04.2022