Demonios del eclipse

Capítulo 12.

Era un nuevo día, Liam estaba terminado su primera clase cuando accidentalmente se chocó con Melissa.

—Lo siento Mel… —dejó de hablar cuando observó detenidamente las facciones de la chica.

—Está bien, solo ten más cuidado…pudiste arruinar mi proyecto —contestó ella sin prestarle atención al chico— ¿Estás bien? —preguntó al darse cuenta de cómo la miraba.

— ¿Qué? Ah…si —titubeaba pensando en una excusa—, lamento casi haber arruinado tu proyecto ¿Es para Briggs?

—No...es para la feria de ciencias.

—Pero aún falta un mes para eso ¿Por qué lo hiciste antes?

—Créditos extra, si el consejo de profesores de la escuela lo consideran apto para realizar un prototipo para uso de la escuela, me darán créditos extra —contó entusiasmada.

—Ya veo, espero que lo aprueben.

—Gracias…por cierto ¿supiste que Jackson no se anotó para las pruebas del equipo de futbol?

—No tenía idea, creí que querría ser el nuevo mariscal —frunció su frente desconcertado.

—Será transferido a otra escuela en Washington, le ofrecieron una beca por sus notas…se ha esforzado mucho este año —sonrió orgullosa—, así que supongo que no tendrás competencia para ser mariscal ahora que Jace ya se graduó y Jackson no estará.

—No lo había pensado, últimamente he estado en otro lado —suspiró.

—Deberías relajarte un poco más Liam —le tomó el brazo—, las personas con alto nivel de estrés tienen un 27% más de riesgo de tener problemas cardiacos…así que, relájate —expresó en un tono muy particular que logró hacerlo sentir más relajado.

—Creo que tienes razón, me relajaré —añadió relajado—, no estaría mal pasar el rato así más seguido…gracias Mel.

—Seguro —se sonrió—, bueno debo irme…tengo un proyecto que entregar.

— ¡Buena suerte! —le animó contento.

La pelirroja siguió caminando hasta toparse con un chico en los casilleros que estaba sacando sus libros y sin razón alguna Melissa tocó el brazo del muchacho que se volteó a verla confundido mientras ella se iba sin decirle nada.

—Hey ¿te sientes bien? —le preguntó una chica al chico que tocó Melissa.

—Eh…si, solo que de pronto me siento algo ansioso —respiraba agitado.

—No sabía que tenías mucho por hacer, creí que tu trabajo de literatura estaba terminado.

—Lo está, pero aun así me siento muy estresado —fruncía el ceño mientras seguía buscando sus libros.

En el camino a su siguiente clase, el pelinegro se encontró a Jackson que salía de la oficina del director con una carpeta.

—Hale —le habló el musculoso—, supongo que te postularás para mariscal…

—Supongo que sí, ni siquiera lo había pensado ¿Qué hay de ti? Oí que obtuviste una beca por tus notas, felicidades.

—Si…gracias, me iré este sábado…solo recogía unos últimos papeles —alzó la carpeta—, espero que quedes como mariscal —decía dudoso—, eres bueno.

—Gracias… —agradeció sin creer lo que acababa de oír— Igual tú, que te vaya bien.

Una incomodidad surgió entre ambos, por lo que al no decir algo más, ambos se alejaron siguiendo su camino, pero Jackson se detuvo para decir una última cosa.

—Oye Hale —le dijo en voz alta para que volteara—, lo siento —dijo sincero—, por todo —se metió su mano en el bolsillo y siguió su camino.

»Eso fue muy extraño…pasaron meses desde que volvió ¿Por qué quiso decirlo ahora? Aunque él ha cambiado mucho… «

Una extraña sensación de vencimiento invadió a Liam al oír la disculpa de Jackson, una frase que jamás imaginó escuchar de aquel chico musculoso que tanto lo molestaba, al que por años tuvo miedo de hacerle frente, y al que nunca imaginó llegar a considerar un temor insignificante hasta que conoció a Arkain.

Al terminar el día, Liam se fue directo a su casa sin pensar en otra cosa más, solo quería relajarse.

Cuando llegó a su casa soltó su mochila en el primer lugar que cayera, abrió el refrigerador y sacó la leche para hacerse un cereal, no tenía idea de lo que hacía, simplemente tenía una sensación de vacío interna, al terminar de comer subió al ático y buscó entre las cajas sin saber realmente que era aquello que buscaba, hasta que se encontró con un viejo álbum de fotos de su familia.

Daba vuelta tras vuelta a las páginas del álbum, esperando encontrar alguna foto donde no saliera su padre, pero no había ninguna pues fueron tomadas poco antes de que él se fuera a Washington y se divorciara de su madre.

Una pequeña lagrima quería correr por su mejilla, pero antes de lograr hacerlo cerró el álbum con fuerza y lo dejó en su lugar donde estaba abandonado, luego sacó su celular y buscó entre sus contactos a un viejo amigo y lo llamó esperando con ansias que respondiera.

— ¿Hola? —habló un chico del otro lado de la llamada— ¿Liam?

—Hola Oliver —respiró hondo Liam y sonrió.

Después de un largo rato hablando por teléfono sobre lo que ha ocurrido desde que Oliver se fue sin llegar a mencionar el asunto de los lobos, ambos tuvieron que cortar pues ambos se habían quedado sin batería.

Después de colgar Liam se dio un baño y con la toalla amarrada en la cadera todavía, se sentó en la cama y volvió a encender su celular para revisar una vez más su lista de contactos y hallar el nombre de una persona, cuando lo hizo titubeó en si llamarla o no, pero al final lo hizo, así que se acostó en la cama esperando a que atendieran su llamada, pero desafortunadamente lo único que contestó fue la contestadora notificando que el número al que llamaba ya no existía.

En cuanto oyó la contestadora dejó caer su celular a un lado de él, y se talló la cara con ambas manos.

«Debes haber cambiado tu número, debi saberlo…que tonto»

De pronto una llamada entrante a su celular interrumpió sus lamentos.

—Bueno ¿Jace? —respondió un tanto cansado.

— ¿Dónde estás? —Preguntó demandante.




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