Demonios del eclipse

Capítulo 16.

—Esto no es bueno —murmuró Liam preocupado— ¿Cómo llegaremos…?

—Corre yo te cubro —le dijo instantes antes de lanzarse contra los guardias.

La chica atacaba y usaba de escudo el cuerpo de los que se deshacía para esquivar las balas y luego arrojárselos.

— ¡Corre Liam! —gritó ordenándole mientras le libraba el camino.

El chico dudó unos segundos, pero luego corrió deprisa para hallar a la paciente pelirroja, pero como no sabía en que parte estaba tenía que fijarse por los vidrios de cada puerta una por una, y sin éxito llegó a una sección aún más restringida pues la tarjeta de Monik ya no abría las puertas.

—Carajo —protestó al ver que la tarjeta era rechazada— ¿Miranda estás ahí? —le dijo por un micrófono que traía puesto.

— ¿Liam? ¿Qué ocurre? —respondió atenta.

—Necesito que quites la electricidad —pidió inseguro.

— ¿Qué? ¿Ya tienes a la mujer?

—No, pero las puertas no abren…Alec dijo que sin energía las puertas no necesitaban acceso, y la tarjeta ya no funciona en esta sección…así que hazlo.

— ¿Si sabes lo que significa? Tendrás a los guardias y todo el personal esperándote además de que podrías quedar atrapado ¡Por eso lo haríamos para cuando salieran!

—Si lo sé ¡Ahora hazlo! —Por primera vez en su vida tomó el control de una situación donde normalmente él solo seguiría las ordenes ya dadas.

La rubia no respondió nada, pero acató la orden pues las luces se apagaron y unas tenues luces rojas que funcionaban con energía baja para emergencias empezaron a mostrarse.

—Tienes menos de 3 minutos, corre.

El pelinegro entró en la última area restringida y buscó lo más rápido posible con su mirada a través de las puertas transparentes hasta que finalmente encontró a alguien con cabellera rojiza y entró sin aviso alguno.

—Tienes miedo —expresó la frágil voz de una chica.

Liam al oírla volteó y quedó atónito al mirar de quien se trataba, o al menos de quien parecía tratarse.

— ¿Me conoces? —Preguntó confundido.

—No…pero tú a mi si —decía la chica a punto de quedar inconsciente—, o a alguien con el mismo rostro.

—T-te sacaré de aquí —añadió apurado él al acercarse a la cama—, sostente de mi…

—Nadie nunca sale…jamás nadie ha salido —se encontraba demasiado débil que apenas si podía hablar.

—Tranquila —la tomó de las mejillas para asegurarse que estuviera bien—, te voy a sacar…

— ¡Liam! —Habló Mason que entró corriendo— Tenemos un problema, el vidente…está muerto.

—Carajo —murmuró decepcionado.

— ¿Esa no es…? —comentó desconcertado al ver a la chica.

—No lo sé, ayúdame a quitarle esto —ordenó desesperado.

Ambos con prisa le quitaron los aparatos con que tenían conectada a la chica.

—Esto podrá dolerte un poco —le dijo Liam para no alterarla mientras le quitaba la intravenosa que la sedaba.

—Liam —murmuró casi entre dientes ella.

—Te tengo —exclamó cuando la levantó del asiento para llevársela—, ahora salgamos de aquí.

Las luces del pasillo seguían apagadas, pero no por mucho tiempo, pues los minutos se estaban acabando rápido.

—Debemos darnos prisa, la luz regresará… —comentó Mason sin terminar cuando se encendieron las luces— Maldición.

— ¿Tenías que decirlo? —Protestó Lexi que estaba con Monik esperándolos en el pasillo principal.

— ¿Ahora qué? —Cuestionó Monik sin tener idea de cómo salir— Las cámaras volverán a funcionar por el reseteo.

— ¿Miranda? ¿Estás ahí? —Hablaba Mason por el micrófono—¿Alec? ¿Alguien?

— ¡Mason! —respondió al fin la rubia— Los sacaremos de ahí…

— ¿Por qué dijiste eso? Debemos irnos de aquí antes de que nos descubran —le dijo uno de los cazadores a la rubia.

Miranda creyó que había cortado la comunicación con Mason, pero no fue así, por lo que sin darse cuenta lo que decían podía ser escuchado por los otros.

—No iremos a ningún lado sin sacarlos a ellos…no podemos dejarlos —alegaba Miranda determinada—, los metimos ahí ahora los sacaremos —ordenó.

Alec miraba de reojo con una sonrisita burlona que trataba de esconder del otro chico al que Miranda reprendió.

—Como digas —replicó de mala gana el otro cazador.

Miranda se dio cuenta de la actitud de Alec y volteó a verlo con el ceño fruncido.

— ¿Qué? —le habló entre dientes.

—Nada —respondió él de la misma forma, pero manteniendo la sonrisa— ¿Qué quieres que hagamos?

—Habrá que atraer la atención al vestíbulo para que puedan salir —sugirió la chica.

—Hay un problema… ¿Qué hay de las cámaras? No podemos desactivarlas otra vez —intervino el otro chico.

—Yo me encargó de ellas —afirmó Miranda tomando su arma—, ustedes ocúpense de que los guardias no vayan…distráiganlos con los lobos de afuera.

Los tres se pusieron las bandanas para cubrirse la mitad de la cara y así evitar ser reconocidos, luego se separaron para poder hacer lo que acordaron, la rubia entró al pasillo sin que nadie la viese hasta poder llegar a donde estaban los lobos, y se encontró con uno de los guardias apuntándole a Mason y al resto, por lo que sin pensarlo le disparó.

— ¿Miranda? —La vio con gran alivio Mason.

—Cielos —habló Alec que estaba llegando y vio al hombre tirado.

— ¿Qué haces aquí? —Le reclamó la rubia un tanto molesta.

— ¿En verdad creíste que te dejaría sola? Pff —se sonrió—, ahora…este es un punto ciego, pero todo el resto del pasillo y el vestíbulo tiene cámaras, así que habrá que ser rápidos.

— ¿Y los guardias de afuera? —Mencionó Liam preocupado.

—Los lobos se están encargando… ¿Qué ocurre? —miró a Miranda que estaba perpleja viendo todos los cuerpos tirados.

— ¿Ustedes dos hicieron eso? —Les preguntó sorprendida a Monik y a Mason— Supongo que si, por la sangre en su ropa…




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