Demonios del eclipse

Capítulo 17.

Hace 11 años.

Era de noche, y estaba por caer una fuerte lluvia, sin embargo, la generación de aquel entonces de los cazadores VK estaban en una misión porque su líder Marcus afirmaba tener información sobre un ataque de licántropos cerca de una carretera que iba rumbo a Nevada.

— ¡Barton! —gritó alterado un hombre algo joven— No tiene más de 10…quizás tenga como 8 años —comentó mientras cargaba a una niña entre sus brazos.

— ¿Dónde estaba? —Tocó su cuello para verificar su pulso— Sigue viva, hay que llevarla  a un hospital.

— ¿Qué hay de su familia? Todos murieron… —se mostró apenado— ¿Qué pasará con ella?

—Augustus… —suspiró— Primero hay que ver que esté bien —habló serio—, sin Marcus no podemos decidir nada, hay que esperarlo.

Un chico más joven se acercó corriendo a donde estaban estos dos hablando en voz baja.

— ¡Es Marcus! —gritó antes de siquiera llegar— ¡Está muerto! Los… —quería hablar, pero le faltaba el aire— Los lobos…

— ¿Lo mataron? —Habló preocupado Barton— ¡Habla Eddie!

—Si —intervino otro cazador—, intenté ayudarlo cuando quedó atrapado en uno de los cuartos, pero…el lobo llegó antes, no pude hacer nada —agachó su cabeza—, yo…lo siento.

Un Barton más joven y menos experimentado sin saberlo se había vuelto el nuevo líder de su grupo de cazadores, pues era uno de los miembros con rango más alto y el preferido por todos, por lo que votarían por él como el nuevo líder mucho antes de siquiera llegar a realizar una votación.

—Hermano… —interrumpió Augustus la mirada perdida de Barton— ¿Qué haremos ahora con la niña?

Barton miró con lastima a la pequeña de rizos rubios que colgaba en los brazos de su hermano menor.

En la actualidad.

—Así que por eso no confías en los sobrenaturales…en especial en licántropos —expresó Mason triste—, lamento oír lo de tu familia.

—Descuida, fue hace tanto y la verdad ni siquiera logro recordarlos…a ninguno de hecho —apretó sus dientes con frustración—, creo que ya debería irme…se hará más tarde.

—No puedes irte así, podrías abrir los puntos que recién cosí —alegó serio—, lo mejor será que te quedes…

— ¿Aquí? ¿En la cueva del lobo? —Bromeó sarcástica— No…pero gracias, Alec seguro querrá venir hoy mismo por mi sino es que se quedó afuera esperando —decía mientras se ponía en pie con mucho esfuerzo.

—Déjame ayudarte —caminó rápido para poder sostenerla—, insisto que deberías quedarte…al menos esta noche —la miró preocupado.

Miranda resbaló y casi cae, pero por Mason no lo hizo, pues logró sostenerla haciendo que ella quedara colgando de él con sus brazos, viéndose muy de cerca provocando que una sensación de nervios corriera por el cuerpo de ambos.

—Creo has hecho suficiente por hoy —sonrió la chica con dulzura—, así que me iré.

— ¿Estás segura? —La veía con una expresión intranquila, pero ella le asintió— Al menos deja que te lleve a tu casa.

—Está bien —respondió esforzándose por no mostrar sus nervios.

Mason la ayudó a incorporarse y luego la llevó cargando a la camioneta, la sentó con delicadeza como si fuese una pequeña muñeca de cristal a la que quería proteger por ser tan especial, mientras sin que él lo notará, ella lo veía insegura porque no le gustaba la forma en que él estaba empezando hacerla sentir y no sabía cómo evitarlo.

El chico arrancó y la llevó a la iglesia de los VK.

Por otro lado, John había llegado hace poco tiempo, y se encontró a Liam en la cocina.

—Tienes mala cara…¿Salió algo mal? —Preguntó mientras sacaba las cosas de las bolsas— Sabía que debí haber ido con ustedes…

—Descuida John, todo salió…bien —movía la cabeza dudando—, algo así…el vidente estaba muerto cuando llegamos.

—No puedo creerlo —se mostró apenado—, pobre hombre…¿Y la mujer? ¿La encontraron?

—Si…y, por cierto, es una chica —encogió sus hombros—, tiene mi edad…

— ¿La conoces? —Dejó de acomodar las cosas y lo vio confundido— ¿Dónde está?

—Está en la enfermería, quedó inconsciente antes de salir de Orkus —contaba nervioso—, y en realidad no sé si la conozco, bueno…si, pero no lo sé.

— ¿No era como la describió el vidente?

—No puedo creer que no lo haya pensado antes —se talló la frente—, la descripción coincidía con ella también…no hay muchas chicas así en Richmond, pero hay algo que no entiendo…

— ¿Y si me lo dices? —añadió el hombre sin entenderle nada— Quizás así yo entienda algo de lo que estás diciendo —se rio.

—Lo siento John, es que es muy confuso todo… —suspiró— La chica es Melissa…o al menos es idéntica a ella.

— ¿A Melissa? ¿Tu amiga pelirroja? —Se quedó pensativo.

—Creí que habías dicho que la llamaron Alice —interrumpió Lexi— ¿no fue así?

— ¡Eso es! —exclamó entusiasmado— ¡Alice y Melissa!

John y Lexi se miraron si poder entender que quería decir Liam con esos nombres.

—La primer noticia de mi madre fue sobre el asesinato de una pareja enfrente de sus hijas…las gemelas Han —contó el chico entusiasmado—, sus nombres eran Alice y Melissa Han, una de ellas fue ingresada a Orkus porque necesitó terapia, pero nunca supieron más de ellas…

— ¿Dices que la pelirroja durmiente es una de esas gemelas? —alegó Lexi con el ceño fruncido— ¿Y su hermana…Melissa, es tu amiga? ¿Acaso no sabías que tenía una hermana? —Lo vio indignada.

—No…ni siquiera lo pensé, su apellido es Thompson no Han —argumentó el pelinegro para defenderse—, además no nos llevábamos muy bien hasta hace unos meses.

—Entonces tendrás que preguntarle a alguien que la conozca mejor —demandó la castaña.

John quedó viendo a Liam y ambos pensaron en la misma persona.

—No —afirmó tajante—, no…ella…no, además cambió su número —agregó cabizbajo.

—Claro… —habló desconfiada Lexi— Como sea, entonces busca a alguien más sino tendrás que preguntarle tú mismo.




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