Demonios del eclipse

Capítulo 20.

—Es un buen nombre, pero deberíamos llamarte por uno que no nos confunda con…ya sabes, la otra tú —agregó la castaña— ¿Podemos llamarte Lissa?

—Si estás de acuerdo, claro —interrumpió Mason.

La pelirroja asintió timida y se llevó el cabello atrás de su oreja.

—Bien, entonces ah…bienvenida —extendió sus brazos—, puede no ser el lugar para escapar que soñabas, pero…puedes correr peligro si regresas a tu casa —explicó Mason sin terminar por contestar una llamada.

El joven salió de la sala para atender la llamada.

—Lamento que tengas que estar siempre aquí, te sacamos de una prisión para meterte en otra —comentó con pesar Liam.

—Está bien —emitió suave—, tu amigo tiene razón, Alice querrá encerrarme de nuevo —se cruzó de brazos sintiendo frio.

—Eso no pasará, te mantendremos a salvo —sonrió.

Mason entró apurado.

—Es John, dijo que si podíamos ir a la iglesia VK…creo que tiene que ver con las noticias de Orkus.

—Si, vamos ¿vienes? —miró a Lexi.

—No, está bien…no me agradan mucho los cazadores —hizo una expresión de disgusto—, y creo que es mutuo.

—Bien —se rio—, ah…Lissa —caminó hacia esta parándose cerca de ella—, estarás bien aquí ¿de acuerdo? —La veía preocupado— Mason y yo volveremos pronto, y conocerás a John…te agradará —se quitó su chamarra para ponerla sobre los hombros de Lissa mientras sonreía.

Mason y Lexi miraban desde atrás.

—Tenías razón —susurró Lexi a Mason—, ya no está irritado.

—Te dije que se le pasaría —continuó susurrando también—, vamos Liam —alzó la voz apurando al chico.

Ambos se fueron y las dos chicas se quedaron solas.

— ¿Te incómoda la ropa? —Habló Lexi al ver la actitud cohibida de Lissa— ¿Muy reveladora la playera?

—Ah…no, es solo que ya me había acostumbrado a las batas del hospital —confesó avergonzada.

—Ya veo, bueno…aquí la mayoría son chicos así que no habrá mucha ropa para ti, pero puedo prestarte de la mía —expresó amable—, aunque no sé si te gusten…

— ¿Toda tu ropa es como la que traes? —Preguntó como si fuese una niña ilusionada con algo nuevo.

Lexi se miró a sí misma para ver con más atención la ropa que traía puesta que consistía en unos jeans negros ajustados, una playera blanca bajo una camisa abierta de cuadros rojos, de tela delgada y las mangas largas recogidas, además también usaba unos tenis blancos.

—Ah…si, eso creo —añadió dudosa— ¿Por? ¿Se ve mal?

—Oh no —respondió enseguida y nerviosa—, de hecho, se ve bien, tienes un lindo gusto —sonrió admirándola.

La castaña sonrió leve frunciendo el ceño sin mala intención.

—Bien, entonces te traeré algunas prendas para que escojas la que más te guste —dejó de recargarse de la mesa y caminó para sentarse junto a la chica—, por cierto…soy Lexi.

En el edificio de los VK, estaba su líder Barton hablando con John respecto a lo que ocurrió en Orkus y cómo iban a manejar la situación de Lissa.

El primero que recibió a Liam y Mason fue Alec que se encontraba afilando sus navajas.

—Creí que ya no vendrían —les dijo el cazador sin prestarles interés— ¿Qué hay del rubio? ¿Aún no aparece?

Liam ignoró con mala cara el comentario y siguió de largo hacia la sala de reuniones.

— ¿Dije algo malo? —Miró de reojo a Liam y frunció el ceño confundido.

—No, solo… —suspiró agotado— Es complicado por ahora, por cierto ¿Cómo sigue…?

—Está mejor, gracias por ayudarla —lo miró serio—, te debo una —extendió su mano en señal de paz.

—No hay por qué —estrechó su mano con la de Alec y ambos sonrieron— ¿crees que podría verla? Si le duele mucho podría…

—Quizás más tarde, no hace mucho se quedó dormida…se despertó temprano por el dolor, pero le dimos algo para disminuirlo.

—Ya veo, espero se recupere pronto —titubeó inseguro—, bueno…creo que debería subir, lindas navajas.

Alec notó la actitud nerviosa del lobo al hablar de su hermana y cuando este le dio la espalda para irse, el cazador se rio un poco de él.

Mason alcanzó a Liam que ya estaba entrando a la sala con Barton y John.

—Llegaron —avisó John al cazador que miraba el periódico—, hola chicos.

—Imagino que tienen a la chica con ustedes… —habló Barton sin alzar la vista— ¿Ya saben por qué estaba en Orkus?

Los dos chicos se miraron entre sí sin saber que responder.

—Lo tomo como un no —cerró el periódico y les ofreció asiento—, la sacaron del area restringida…un area especial, donde les dispararon con balas de plata ¿saben lo que eso significa?

—Sabían que éramos sobrenaturales —respondió Mason.

—No solo sabían —replicó—, ellos ya estaban preparados con armas especiales ¿Por qué usarían armas especiales si pueden solo usar armas comunes?

—Porque no esperan que solo humanos lleguen a esa área…sino también sobrenaturales —intervino el pelinegro dudoso.

— ¿Y qué podría haber ahí que un sobrenatural quisiera?

—Algo sobrenatural —contestó John que estaba recargado en la pared cruzado de brazos—, Orkus tiene más sobrenaturales encerrados en esa área.

—Y ahora saben que seres sobrenaturales lo saben —cruzó sus manos sobre la mesa— ¿Qué harán ahora chicos? Orkus debe querer saber quiénes se llevaron a uno de sus huéspedes.

—Melissa está muy débil todavía, además no puede estar expuesta… —Alegó Liam en defensa de la pelirroja que tenía en su refugio.

— ¿Melissa? —Frunció el ceño Barton— Creí que habías dicho que su nombre era Alice.

—Alice es su hermana gemela y se ha hecho pasar por Melissa todo este tiempo, dejando a la verdadera Melissa en el manicomio —explicó el chico abatido.

— ¿Cómo sabes que se hace pasar por ella? ¿Acaso la conoces?

Liam se puso nervioso y miró disimuladamente a John esperando su autorización para hablar, lo cual fue permitido al asentir suavemente con la cabeza.




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