Demonios del eclipse

Capítulo 24.

Durante toda la mañana Mason estuvo buscando en los libros de los cazadores con ayuda de Miranda, sin embargo, no pudieron hallar mucho al respecto, así que siguieron en las mismas.

Por su parte, Kalisman estaba en su lujosa mansión con sus huéspedes.

Los tres vampiros se hallaban en la cocina, sentados en el desayunador hecho de un precioso mármol.

— ¿Dónde pasas siempre el rato? —Reclamó Kalisman— Nunca estás presente cuando quiero hablar de algo importante.

—Cualquier lugar es mejor que estar aquí ¿sabes? —Replicó Elijah ignorándolo— No entiendo por qué tu padre quería que yo estuviese aquí…

— ¡Elijah, Elijah! —Expresó fastidiado— Tu deseada libertad, ya sé ¿Cuándo desistirás de eso?

—Arkain prometió que me dejaría libre en cuanto pusiera en bandeja de plata a la doppelgänger y han pasado meses desde entonces —contó molesto— ¿Acaso no tiene palabra?

—Más cuidado con cómo te refieres a nuestro señor Arkain —regañó Marcel.

—Déjalo Marcel —le dio unas palmaditas en el hombro—, se arrepentirá algún día por no aprender a cerrar la boca —sonrió maliciosamente—. Ahora ¿seguiré yo solo o van a continuar?

Al rubio se le marcaron unas venas negras debajo de sus ojos que no pasaban de la mitad de sus pálidas mejillas y al mismo tiempo sus ojos verdes se tornaron de un rojo oscuro cuando sacó sus colmillos afilados para enterrarlos en el cuello de una joven muchacha rubia que estaba casi inconsciente.

—Creo que ya está casi vacía —comentó Elijah sin interés— ¿Planeas matarla?

— ¿Cuál es el problema?  —Sacó su boca del cuello de la víctima— Siempre podemos abrir otra —se sonrió y dejó caer el cuerpo.

—Iré por un trapeador —avisó Marcel al ver el piso con sangre.

—También trae un recogedor —añadió Elijah—, creo que hará falta —dijo mirando el cuerpo en el piso.

—Nunca he entendido cuál es tu afán de salir del clan —mencionó Kalisman limpiándose la boca—, lo tienes todo, poder, riqueza, privilegios…tu hermano sabría apreciarlo —suspiró fingiendo tristeza—, es una pena que haya perdido la cabeza.

Kalisman se sonrió por lo que dijo, pero Elijah lo veía serio pues no le pareció gracioso.

— ¿Entiendes? —Mantuvo su sonrisa— Es una pena que la haya perdido porque él realmente la perdió —empezó a reírse, pero al ver la expresión de Elijah de detuvo—, fue un chiste, se supone que te rías.

—Pues fue de pésimo gusto.

—Pff —reviró sus ojos— ¿Cuál es el problema? Hasta donde sé tu hermano te aborrecía y tú nunca le hablabas —actuó relajado—, así que si yo fuese tú bailaría sobre su tumba.

—Es gracioso que seas tú quien lo diga, pensaba que eran amigos —lo miró frunciendo el ceño—, de Marcel no me sorprendería ya que siempre se odiaron.

—Alistair era un sujeto con el que podías pasarla bien en fiestas y compartir la vena, pero no exageremos ¿quieres? —Sacó una botella de champagne para servirse una copa.

— ¿Champagne? No sabía que celebrabas algo.

— ¡Claro! Por los 823 años que vivió ese infeliz vampiro que te transformó contra tu voluntad y te condenó a una vida inmortal solo e infeliz —sonrió y brindó.

— ¿Sabes qué? Creo que si quiero ese trago —sonrió hipócrita.

Kalisman le pasó la botella y una copa, pero Elijah la rechazó.

—No hablaba de ese —se levantó de la silla y caminó hacia la puerta que daba al patio.

Al abrir la puerta hizo pasar a una mujer morena de cabello rizado castaño que parecía no saber que pasaba y tampoco parecía importarle, pues parecía ida.

—Sino a este —sacó sus colmillos y los clavó en la yugular de la mujer.

— ¿Podrían no manchar el piso? —Protestó Marcel que regresaba— Tendré que mandar a limpiar y pulir las losetas ¡De nuevo!

— ¿Querías que me relajara? Entonces olvida las estúpidas losetas —respondió Elijah goteando sangre de la boca—, y relájate tú también —empujó a la mujer hacia él—, dale un mordisco —se limpió los labios con su dedo y luego chupó la sangre en este.

—Qué cambio tan repentino —se burló el moreno y tomó a la mujer para beber de ella sin frenarse.

—Limpien este desastre cuando acaben —ordenó Kalisman al irse—, tengo que visitar a alguien.

Liam estaba saliendo de la escuela cuando en la entrada se encontró con el auto de Kalisman y a su dueño recargado en este viendo a todos los jóvenes que salían de la preparatoria.

El pelinegro siguió su camino ignorando al rubio.

—Hey Liam —habló el vampiro— ¿me recuerdas? —expresó sonriente caminado hacia él— Soy el nuevo con nombre extraño.

—Ah si —respondió sin ánimos—, Kalisman…¿Qué te trae por aquí? Creí que ya no asistías a la preparatoria.

—La vez pasada te vi salir de aquí y me acordé, así que como estaba de paso decidí esperarte…espero no te moleste —actuaba relajado mientras mentía—, no conozco a nadie aquí y pensé que sería buena idea ir a beber algo, bueno claro tú no tienes edad para eso, pero…

—Descuida, sé de qué hablas —puso una pequeña sonrisa burlona en su cara—, y seguro ¿Por qué no? —encogió sus hombros.

—Genial, sube —replicó entusiasmado.

— ¿Hablabas de justo ahora? —Lo vio sorprendido— No tengo problema, es solo que… —se quedó pensando en una excusa que pudiera decirle— La última vez que me subí al auto de un desconocido las cosas no acabaron bien —bromeó sarcástico.

— ¿Ah si? —Se rio por el tono de Liam— ¿Te robaron a tu chica? —Insinuó bromeando.

Liam frunció los labios para no decir palabra y ladeaba su cabeza tratando de darle una respuesta.

— ¡Oh carajo! ¿de verdad? —Realmente se había sorprendido— Demonios chico, no quise recordártelo.

—Descuida —contestó sin interés—, ella está a kilómetros de aquí y él…pasando el rato con cualquier otra chica seguramente —encogió sus hombros.

—Bueno…no pienso robarte a tu chica, te lo aclaro de una vez  —se rio.




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