Demonios del eclipse

Capítulo 26.

Los días siguieron pasando, la cercanía entre algunos estaba creciendo, lo que creaba en algunos una buena amistad como la que surgió entre Lexi y Lissa o en otros una química más profunda como la de Mason con Miranda, ya que pasaban mucho tiempo buscando más sobre las brujas invasoras y el origen de Orkus, aunque eso no significaba que hubiera muchas esperanzas de surgir algo entre ellos, por otra parte, la relación entre Liam y su medio hermano seguía sin avanzar mucho, pues el lobo se reusaba a mantener cualquier clase de contacto con el chico. Y mientras esto pasaba, Kalisman aprovechaba que Jace seguía sin aparecer para poder ganarse la confianza de Liam y lograr su objetivo.

Lexi estaba llegando a casa de Liam para que la ayudara con su problema sobrenatural en lo que su madre no estaba.

—Linda casa —comentó la chica al llegar a casa de Liam.

—Si…hace años que mi madre no la remodela —confesó riendo.

—Eso explica la grieta de esa esquina —bromeó mintiendo.

Ambos se rieron hasta que el entusiasmo del pelinegro se fue cuando vio llegar a Ethan.

—Marie me ha dicho que estás ocupado y que por eso me evitas —expresó triste—, pero pasas más tiempo con personas que no son tu familia…supongo que para ellos no estás ocupado —frunció la boca y se marchó.

— ¿No crees que estás siendo muy duro con él? —Alegó la castaña seria— No tiene la culpa de ser hijo de quien es ni de haber nacido como lo hizo —un tono de decepción se oía al recriminar la actitud de Liam.

—Supongo que tienes razón en eso —suspiró irritado.

Liam respiró hondo y pensó en cómo se ha comportado desde que Ethan llegó a su vida y se sintió mal por ello, Lexi al verlo desvió su mirada decidiendo si hablaba o callaba algo que nunca le había dicho a nadie, fue entonces cuando se sentó en la acera frente a la casa del chico y empezó a contar, aunque Liam estuviese atrás de ella sin darse cuenta de lo que hacía.

—Mi madre murió hace tres años —soltó con voz temblorosa—, en un accidente de auto —quedó viendo al frente sin un punto especifico.

El chico al oírla se acercó a ella y la miró confundido, ella alzó la mirada a donde estaba él parado y repitió lo que dijo con una mirada triste, luego él se sentó a su lado en la acera.

—Yo iba con ella cuando eso pasó —desviaba la mirada evitando llorar—, estuve en coma durante un mes, pero ella murió en el choque, siempre he creído que mi padre hubiese preferido que hubiera sido yo quien muriera y no ella —volteó a verlo seria.

Unos ojos llorosos y tristes se pusieron en el rostro de Liam al oírla hablar con la voz rota.

—Él se casó poco después de eso con una mujer que solo le saca el dinero —añadió molesta—, siempre hace fiestas y lo embriaga para poder quitarle más…

— ¿Le has dicho algo a él? —Titubeó al preguntarle.

—Lo hice y solo me gritó que dejara de meterme en su vida —sonrió burlona—, quizás me culpa por la muerte de su esposa y por eso ahora me odia…

Un gran sentimiento de culpa llena el corazón de Liam que a su vez se cubre de impotencia al no poder hacer algo para hacerla sentir mejor.

—Nunca le había dicho eso a nadie —respiraba agitada como si le faltase el aire—, estos tres años me consumieron por no poder decirlo en voz alta —unas lágrimas se escurrieron por sus mejillas.

—Ahora puedes respirar hondo…suéltalo —le sonrió con lágrimas en los ojos.

La chica miró hacia arriba cerrando con fuerza sus ojos a la vez que respiraba hondo y una pequeña sonrisa de alivio se marcó en su cara.

Cuando finalmente los abrió pudo ver de otra forma lo que la rodeaba y una extraña sensación corría por su cuerpo hasta llegar a sus manos.

— ¿Liam? —Le dijo preocupada cuando volteó a verlo con unos ojos ámbar brillosos.

El pelinegro la vio asombrado y orgulloso, pues después de tanto Lexi había logrado manipular a voluntad sus habilidades de licántropo.

—Lo lograste —sonrió orgulloso mientras se limpiaba sus lágrimas—, Lexi lo lograste.

Lexi veía contenta sus manos con unas garras prominentes saliendo de sus uñas.

— ¿Ahora como las regresó? —Preguntó en broma.

Los dos se rieron y luego se dieron un abrazo que la chica correspondió inesperadamente.

Esa misma tarde, Mason se encontraba con los VK.

Estaba pasando más tiempo allí que en el refugio, pero no parecía importarle, ni a él ni a ellos, ya que parecía que era del agrado de los cazadores, en especial por haber ayudado a la hija del líder.

El lobo Barrow entró a la enorme biblioteca de los VK con un plato en la mano para la chica que estaba en leyendo en la mesa con una lampara cerca suyo mientras el resto del lugar estaba mayormente oscuro.

—Deberías comer algo —sugirió Mason poniendo el plato en la mesa—, no has comido nada desde la mañana.

—Está bien, Alec me trajo un sándwich… —dejó de hablar al ver el plato.

Ambos se rieron porque nuevamente tendría que comer otro sándwich.

—Podría prepararte algo más si tan solo hubiese otra cosa —insinuó riéndose.

— ¿Sabes cocinar? —Lo vio con curiosidad— ¿Algo más que un sándwich? ¿en serio? —Bromeó sarcástica.

—Aunque no lo creas…cocino muy bien —sonrió picaro.

De pronto la rubia empezó a sentirse nerviosa así que desvió la mirada para ponerla de nuevo en los libros y poder cambiar el tema.

—Agradezco el sándwich, pero…ah —frunció los labios ocultando su rostro—, creo que esta vez paso, ya comí mucho por hoy —hizo una pequeña broma sin mucha gracia.

—De acuerdo, así seguiremos y acabaremos pronto —aceptó la actitud de la chica con desanimo.

—Si…pronto —susurró con un tono amargo.

— ¿Encontraste algo nuevo? —Se sentó junto a ella.

—No es mucho, pero…mira esto —señaló un párrafo—, y luego ve esta imagen ¿encuentras algo similar?

Mason miró ambas cosas tratando de entender y volteó a ver a la chica que esperaba su respuesta, pero él la vio frunciendo el ceño y haciendo una pequeña sonrisa para negarle lo que preguntó.




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