Demonios del eclipse

Capítulo 27.

Después de la última vez que Mason estuvo en la biblioteca con Miranda, unos días pasaron y él ya no regresó, pues John consideró que por ahora lo que descubrieron era suficiente y tenían que enfocarse en hacer más fuerte a su bruja pelirroja.

Lexi había llevado a Lissa al bosque mientras aún era de día, poco antes de anochecer.

— ¿Por qué estamos en el bosque? —Preguntó extrañada Lissa.

—Liam me trajo aquí para explorar mis sentidos de lobo —contestó Lexi respirando el aire puro—, quizás pueda servirte…a explorar tus sentidos de invasora.

La pelirroja sonrió como agradecimiento por su preocupación.

—Liam debe estar esperándonos más adentro, vamos.

La castaña iba por delante guiando a Lissa que iba despreocupada observando el lugar hasta que accidentalmente piso una trampa para osos que estaba cubierta por las hojas secas que había en la tierra.

Un grito de dolor estremeció a la castaña que volteó de inmediato y corrió de vuelta hacia la pelirroja herida del tobillo.

—No puede ser —expresó angustiada—, es una trampa para osos ¡¿Quién demonios pone una dónde no hay osos?! —Protestó furiosa.

— ¡Lissa! —Gritó preocupado Liam que venía corriendo hacia ellas.

El grito llegó a los oídos del pelinegro y sin pensarlo corrió a donde sus amigas para ver qué había pasado.

—No puedo abrirla…algo la traba —comentó Lexi desesperada—, y si la destrabo se cerrará por completo.

—Destrábala y mantenla abierta hasta que saque su pie —ordenó Liam decidido.

— ¿No me oíste? Se cerrará en cuanto la destrabe ¿Cómo planeas que logré tenerla abierta?

—Mas vale que seas rápida —la miró serio—, sostente de mi —le dijo a Lissa mientras se preparaba para cargarla—, ahora Lexi.

Lexi obedeció y destrabó la trampa, rápido soltó lo que trababa y sostuvo los extremos filosos de la trampa para lograr abrirla, pero la presión era mucha que no resistiría mantenerla por mucho tiempo abierta.

— ¡Rápido Liam! —Gritó apurada.

Liam levantó las piernas de la chica justo antes de que se cerrara de nuevo.

Todos respiraron agitados por la adrenalina del momento, en especial la pelirroja que se aferraba al cuerpo del chico que la veía aliviado igual que ella a él.

— ¿Estás bien? —Le dijo a Lissa con gran preocupación— Te llevaremos devuelta al refugio, John te revisará la herida.

Lissa asintió con la cabeza y los tres se regresaron, el chico llevaba a la pelirroja en sus brazos mientras que Lexi se traía la trampa en la mano.

Al entrar a la casa John y Mason junto con otros que estaban en la sala los vieron confundidos y se pararon de inmediato al ver a Lissa en brazos de Liam y con sangre en el tobillo.

— ¿Qué fue lo que ocurrió? —Interrogó preocupado el alfa.

Liam no respondió y en su lugar sentó a la chica herida sobre la mesa del comedor para revisar su herida.

—Esto fue lo que pasó —contestó molesta Lexi al aventarle la trampa a Mason.

—Es una trampa para osos ¿Qué haría en el bosque? No hay osos en Richmond —protestó el chico.

Monik se anticipó a traer un pequeño botiquín que John guardaba en la enfermería, que consiguió especialmente para sus huéspedes humanos.

—Estará bien —aseguró Monik al curar la herida con el líquido apropiado—, la trampa no se clavó mucho.

—Casi no usan el botiquín por lo que veo —comentó extrañada Lissa al verlo prácticamente nuevo.

—Somos lobos, normalmente sanamos rápido solos —le respondió con una sonrisa bromista.

La loba terminó de vendarle el tobillo y  se fue devuelta a la enfermería.

Liam tomó la mano de la pelirroja para usar su habilidad y quitarle el dolor que le causaba la herida, en eso Lexi se había acercado y observó lo que hizo.

— ¿Qué fue eso? —Preguntó confundida.

—Es otra de nuestras habilidades, podemos quitar el dolor ajeno —le explicó—, lo hacemos nuestro al quitárselo, pero sanamos rápido así que eliminamos el dolor que absorbemos.

—Como los perros —expresó sorprendida—, cuando su dueño está triste…busca eliminar ese sentimiento, esto es increíble —sonrió alegre.

—Gracias…a ambos —intervino Lissa bajando lentamente de la mesa—, en verdad.

Los dos lobos la miraron sonriente, la castaña apoyo su mano sobre el hombro de la pelirroja mientras que Liam con timidez lo hizo sobre su cintura, apenas queriendo tocarla.

—Es probable que después de que el vidente declaró haber visto un hombre lobo hubiera quien le creyera —mencionó John revisando la trampa—, es muy grande para querer cazar otro tipo de animal…

—Quizás tengas razón —opinó Liam—, debió ser un aficionado porque de ser un profesional hubiera usado plata esmaltada…

—O hacer una trampa más elaborada —agregó Mason—, supongo que no hay de qué preocuparnos.

—Si no lo hay, entonces me iré…prometí no llegar tarde —comentó Liam despidiéndose.

— ¿Una cita? —Se burló Mason.

—Que gracioso —respondió sarcástico—, Ethan y yo iremos a ver una pelicula…debe estar esperando en mi casa.

—Finalmente lo dejaste entrar —murmuró Lexi solo para que Liam pudiera oír.

—Eso intento —murmuró de vuelta mientras salía de la casa.

—Bien, yo también debería irme ya —comentó Lexi en voz alta.

La castaña caminó hacia Lissa para verificar que estuviera bien antes de irse.

—Lamento haber arruinado tu plan en el bosque —expresó triste la pelirroja.

—Tú no lo hiciste, el idiota que puso esa trampa si —contestó para reconfortarla.

Ambas se despidieron, Mason se ofreció a acompañar a Lexi a su casa ya que le quedaba de paso para ir a la suya.

Liam llegó a su casa preguntando por el chico al no oír ruido, pues sabía que su madre seguía trabajando.

— ¿Ethan? —Seguía diciendo mientras entraba a la cocina— ¡Ethan! —Exclamó al verlo tirado en el suelo.

El joven se encontraba inconsciente pero vivo y parecía no tener lesiones por fuera.




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