Demonios del eclipse

Capítulo 29.

Casi terminaba otra semana, era domingo por la mañana cuando Liam estaba en el bosque ayudando a Lissa a perfeccionar sus habilidades como invasora como lo habían hecho todas las tardes adentro del refugio durante esa semana.

—Trata de percibir más allá del bosque —le sugirió Liam tocándole con pena sus hombros por atrás—, lo has logrado con todos en el refugio…veamos si hay un límite de distancia.

— ¿Por qué sientes miedo? —Cuestionó la pelirroja confundida.

La chica se giró enseguida hacia atrás para verlo.

—No siento miedo ¿de qué hablas?

—Tienes razón… fue algo así como vergüenza —respondió entrecerrando los ojos—, a menos que haya sido algo más amplio que no logré sentir.

— ¿Amplio? —Expresó con risa— ¿Es alguna clase de vocabulario de bruja invasora? —Bromeó riéndose.

La chica se cruzó de brazos tratando de verse seria, pero al final cayó en la risa del chico y terminó riendo con él.

—Las emociones generan los sentimientos, si lo que sentiste fue más amplio quizás fue un sentimiento —explicó ella—, y por eso no pude definirlo.

—Y si fue vergüenza como dices… ¿Qué es eso más amplio?

—Pena —afirmó ella segura—, sufrimiento…son muy amplias las opciones —se encogió de hombros con una sonrisa inocente.

Liam vio la forma de actuar de Lissa y por alguna razón le causó ternura su sonrisa inocente que siempre tiene al hablar, así que no pudo evitar reírse un poco, claro que sin ninguna gota de burla o de alguna otra mala intención.

— ¿Por qué te ríes? —Reclamó ella al verlo— ¿Qué dije?

—Tú eres la que siente las emociones dimelo tú —bromeó y siguió riendo para molestarla.

— ¡Basta! —Alzó la voz queriendo parecer molesta, pero terminó riéndose.

La pelirroja trató de hacerlo parar dándole un pequeño golpe en el pecho, pero terminó tropezándose, lo que la hizo irse de frente hacia él. Ambos terminaron en el suelo frío y ligeramente húmedo cubierto de hojas verdes y otras secas.

—Hey —añadió Liam dejando reír lentamente— ¿Estás bien?

—Eh…si —respondió avergonzada levantándose de golpe.

Cuando ambos cayeron al suelo ella quedó sobre él con su cabeza en el pecho del chico, por lo que al apenas levantarse para responderle quedó viendo de frente a Liam que puso involuntariamente sus manos sobre los hombros de la pelirroja, uno cubierto por su cabello que se había ido de lado al levantarse y el otro tenía solo unos cuantos mechones de este sobre él, mientras que los brazos de ella quedaron a lado de él con sus manos en el suelo junto a los hombros del chico.

— ¿Segura? —La miró preocupado por ver su expresión avergonzada.

—Aja —asintió también con su cabeza lo que alborotó más su cabello.

Liam volvió a reír por la actitud de Lissa.

— ¿Qué estás haciendo? —Cuestionó defensiva y nerviosa al ver el gesto de Liam.

El chico llevó su mano hacia la cabeza de la chica para quitarle con delicadeza una hoja que se llevó a su cabello al caer.

—Tenías una hojita —confesó sonriendo al enseñarle la hoja— ¿Qué creíste que iba a hacer? —La vio entrecerrando los ojos esperando su respuesta.

—N-nada, nada —frunció sus labios imitando un intento de sonrisa—, debería parame ¿cierto?

— ¿Tú crees? —Se rio él estirando sus brazos en el aire.

La chica se fue haciendo hacia atrás y así mismo él lo hizo hacia adelante quedando cerca de ella, en cuanto esta alzó su vista y lo vio muy cerca suyo la desvió hacia cualquier otro punto en el bosque y se paró rápido sin esperar siquiera el ofrecimiento del chico para ayudarla.

— ¿Estás segura que no te lastimaste? —Preguntó después de pararse y sacudirse la tierra u hojas de su ropa— El vestido no te cubre las piernas, puedes tener algún raspón en tus rodillas o…

—Estoy bien —replicó ella con rudeza—. ¿Seguiremos practicando o nos iremos a la casa?

El pelinegro se extrañó por el repentino cambio de actitud de la chica hacia con él, pero no quiso preguntar, así que sugirió que siguieran un rato más y de ahí se irían de vuelta al refugio.

Más tarde, como prometió Liam, ambos ya estaban de regreso en el cálido refugio con el resto de la manada.

Ya estaba por terminar mayo y a pesar de que en Virginia el clima en ese mes era parcialmente bueno, no significaba que al caer la tarde-noche no hiciera frio, principalmente en las noches por lo que John siempre compraba provisiones para crear fogatas y buena comida, en especial cuando estaba muy cerca el momento de la luna llena.

Lissa entró a la casa y se fue directo a la cocina para servirse un vaso de agua, su actitud seguía un poco distanciada del chico Hale, tanto así que Lexi, que aún permanecía ahí la notó y cuestionó al pelinegro, pero este solo se rio un poco sin saber él mismo como responder, ya que tampoco sabía que había pasado.

Lexi se quedó intrigada por lo que habría sucedido en el bosque, pero sabía que no obtendría nada de Liam así que iría por el centro del suceso…Lissa.

—Hey —se acercó relajada la castaña— ¿todo bien? Tienes un poco de…basura de árbol atrás del vestido —se rio confundida.

—Debieron volarse hacia mi cuando me caí —respondió desinteresada.

La castaña la vio con recelo por lo que le dijo y se cruzó de brazos esperando más detalles que sabía que obtendría.

—Me tropecé y caí en el suelo…

— ¿Dónde estaba Liam? —Entrecerró los ojos y una tenue sonrisa pícara se le marcó.

—Él cayó conmigo —confesó avergonzada—, en realidad, yo caí sobre él al tropezar.

— ¿Ah si? —Su expresión picara fue incrementando— ¿Qué pasó luego?

— ¿De qué hablas? Solo nos caímos y después nos paramos para seguir…practicando ¿Por qué me ves así? —Frunció el ceño nerviosa.

A la loba se le salió una pequeña risita jocosa al relacionar lo que pasó con la actitud extraña de la pelirroja con el chico.

—No por nada, es solo que…actúan extraño —sonrió burlona—, creí que algo más habría pasado.




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