Demonios del eclipse

Capítulo 34.

Lissa estaba en la cocina preparando un cereal cuando John entró por un vaso de agua fría.

— ¿Todo va bien? —Preguntó sin aviso la pelirroja.

John le asintió con su cabeza y una sonrisa.

—No hablaba de ellos, sino más bien de la caja…dijiste que te la dio una vieja amiga —mencionó nerviosa—, pude sentir que algo no iba bien cuando lo dijiste… ¿Está todo bien con ella?

El hombre suspiró y miró hacia otro lado pensando en aquellas palabras referidas a aquella persona.

—Alysa —dijo casi entre susurros—, su nombre era Alysa.

La bruja pudo sentir una tristeza proviniendo del moreno así que se acercó y puso su mano sobre su hombro para darle su apoyo.

—La conocí en la preparatoria —sonrió recordando—, fuimos grandes amigos y luego más que eso, pero ser un alfa conlleva mucho —bajó su mirada por un sentimiento de culpa—, no quería que le pasara algo así que rompí con ella.

— ¿Nunca más volviste a verla?

—Ella me dio la caja antes de terminar porque quería ayudarme a enfrentar mis temores, pero mi temor era que sufriera por mi culpa —respiró hondo y apretó sus labios—, la estuve cuidando sin que supiera, pero…un día me enteré que todo su aquelarre había sido asesinado.

El suceso sorprendió a la chica que la dejó sin alguna palabra de aliento para el hombre.

—Jamás pude agradecerle por todo los buenos momentos y pedirle perdón por alejarla sin ninguna explicación —soltó unas lágrimas.

Lissa lo abrazó y al mismo tiempo absorbió su dolor emocional.

Adentro de la ilusión de la caja.

«Jace»

Jace y sus hermanos menores estaban asistiendo a clases, el niño rubio intentaba adaptarse a lo que estaba pasando pues mantenía los recuerdos tristes de lo que pasó aquel año.

—Annie… —intentó hablarle a su hermana antes de entrar a su salón— Eh…no nada.

—Date prisa, papá se enojará si te regañan de nuevo —le dijo empujándolo a su salón y ella salió con su otro hermano.

—Siempre eras tan mandona —refunfuñó cuando le dieron la espalda.

«Mason»

Bruke y otros amigos de Mason hacían bullying a otros estudiantes del mismo año o menores, estudiantes como Billy.

—Bruke…déjalo —pidió Mason tratando de zafarse—, no importa.

—Este idiota cree que puede ir coqueteándole a mi novia sin consecuencias —alegó molesto Bruke a punto de darle un puñetazo.

—Tiffany ni siquiera es tu novia —murmuró Mason revirando sus ojos.

— ¿Qué dijiste imbécil? —Soltó al muchacho y se giró hacia el chico que aún no era lobo.

Mason Barrow, con una maldición de licántropo sin activar y con problemas de conducta, enviado a un internado para mejorar su conducta rebelde y levemente violenta, sin embargo, pertenecía un grupo de estudiantes que hacían bullying a otros.

«Liam»

Marie Connors o Marie Hale, por su nombre de soltera sufría abusos por parte de su esposo y padre de su hijo Mark Connors, sin embargo, no decía nada sobre esto y se aseguraba de que su hijo no lo supiera.

Mark Connors empeoró luego del “incidente” (como él lo llamaba) con su hijo, pues Marie empezó los trámites de divorcio, mientras eso pasaba, Liam sufría constantemente los golpes de su padre cuando su madre no estaba y este llegaba ebrio casi todos los días, y cuando la mujer llegaba del trabajo el hombre discutía con ella por Liam, el niño tenía un constante temor de que su padre pudiera hacerle daño a su madre.

—No sé cómo pararlo —se decía a si mismo el niño agazapado atrás de la puerta de su cuarto—, debería enfrentarlo, pero no puedo… —empezó a llorar.

La consciencia del adolescente se abrumó con los sentimientos del niño de aquel entonces.

«Lexi»

Lexi empezó a disfrutar cada buen momento que volvió a presenciar con su familia antes de la muerte de su madre, aun sabiendo lo que se avecinaba.

— ¿Qué piensas de irnos de vacaciones este verano? —Comentó su madre entusiasmada.

—Me parece una gran idea —le sonrió alegre mientras ponía los platos en la mesa—, ¿papá vendrá?

—Fue su idea —susurró riéndose.

El día del accidente fue el 13 de agosto, faltaban cuatro días para la tragedia.

«Jace»

La familia Barrow iba a celebrar el cumpleaños de Jules Barrow, madre de Mason y tía de Jace, pero lo que muchos no sabían era que Jules esperaba a su segundo hijo y lo anunciarían en la celebración con toda la familia reunida.

— ¡Hola Jace! —Saludó Jules al niño que llegaba de la escuela— Hace mucho que no te veo…siempre que vengo tú y Mason se van al patio —bromeó con una risa carismática.

—Hola Tía Jules —sonrió amargamente—, linda pulsera… —miró hacia la muñeca de la mujer.

— ¿Te gusta? Tómala —se quitó la pulsera de hilo rojo y se la ató al niño—, es un obsequio —susurró y guiñó su ojo.

Jace sonrió y corrió a su cuarto a cambiarse por orden de su madre. La madre de Jace y su cuñada, Jules , estaban en el estudio hablando en secreto sobre el embarazo de esta última. El rubio iba a entrar buscando a su mamá, pero se detuvo a oír.

— ¿Qué haces espiando? —Susurró Annie por atrás de Jace.

—Yo no espiaba… ¿Tú por qué me espiabas?

— ¿Qué hacen aquí? Deberían estar abajo —regañó su madre al salir del cuarto—, andando.

»Había olvidado que la tía Jules estaba embarazada cuando murió…nunca se lo he dicho a Mason, agh ¡Demonios! «El remordimiento de ocultárselo volvió a Jace.

«Mason»

— ¡Alto! —Gritó una maestra que llegó corriendo— ¡Mason Barrow! ¡Bruke Evans!

Ambos chicos se agarraron a golpes luego de que Mason defendiera al chico que estaban molestando. Originalmente era Mason quien terminaba golpeando a Billy mientras los otros lo grababan para luego tirarle en la cara su propio almuerzo masticado por Bruke, pero Mason corrigió eso en la ilusión.




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