Demonios del eclipse

Capítulo 36.

Lissa dormía en su cuarto después de que John se asegurara que estuviese bien después de lo que hicieron con la caja, sin embargo, los cuatro chicos seguían preocupados por ella.

—No puedo creer que la hayas dejado hacer eso John —le reclamó Liam en una esquina con el hombre—, fue peligroso, pudo terminar peor.

—Lo sé, y créeme que me siento terrible, pero era la única forma para evitar que enloquecieran adentro —habló con culpa, pero seguro de sus palabras.

Lexi oía todo desde el otro extremo del comedor sin decir nada, al igual que los lobos Barrow.

—Creo que será mejor que ya me vaya a casa —avisó la castaña con una expresión de incomodidad— ¿Podrías avisarme si ocurre algo con Lissa? —Miró seria al alfa.

John le asintió y la chica se fue, al igual Liam que también se despidió de ambos chicos y se fue a su casa, luego Jace le dio un golpe en la espalda a Mason pidiéndole que hablaran a solas en su cuarto, a lo que este accedió siguiéndolo.

—Hey —dijo suavemente llamando la atención del rubio—, veo que no traes esa pulsera roja que siempre usas —frunció el ceño desconcertado.

— ¿Ah? —Miró su muñeca confundido— Ah sí, e-es probable que la haya dejado en la maleta… —dijo rápido una excusa creíble.

Mason lo vio con una risa jocosa sin creerle mucho pero no hizo más preguntas.

—Mason… —el rubio estaba indeciso en confesarle el asunto de su madre— Hay algo que no te he dicho y que debí hacerlo hace años.

El ligeramente rubio cambió su semblante y su actitud se tornó seria por la forma en que Jace le habló.

—Si…yo también —apretó sus labios con culpa—, empieza tú.

—Es sobre mi tía Jules —soltó de golpe—, el día del incendio yo la escuché a ella diciéndole a mi madre sobre que… —agachó la mirada— Sobre que estaba embarazada.

— ¿Qué? Imposible, lo hubiésemos sabido…

—Era una sorpresa, iban a contarlo en la cena de su cumpleaños…antes de ya sabes —frunció sus labios y lo vio esperando su reacción—, lo siento mucho…debí haberte dicho antes pero no sabía cómo.

—Está bien —levantó su vista y sonrió tratando de convencerse—, está bien…realmente lo está.

— ¿No estás molesto?

—No —se sentó junto a Jace en la cama—, sé que no lo ocultaste con mala intención —apretó su hombro y le dio una mirada cálida—, pero yo si te oculté algo con mala intención…

El rubio frunció el ceño nervioso por esa confesión.

— ¿Recuerdas el internado al que fui? —Jace le asintió— ¿Y lo que sucedió con uno de los estudiantes?

—Ah…si, el chico que se suicidó ¿Billy Parker?

—Lo hizo por todas las cosas terribles que algunos idiotas le hicieron…golpes, insultos, incluso amenazas —la vergüenza y la culpa estaba en sus palabras—, nadie hizo nada por ayudarlo…no hice nada, al contrario, yo era parte de esos idiotas…

—Lo sé —admitió mirando como el chico escondía su rostro—, sé lo que ocurrió aquel invierno, no te lo dije para no hacerte sentir…

— ¿Cómo un completo imbécil? ¿Un asesino? Si provocar la muerte de alguien activara la maldición yo la hubiese activado aquel entonces…pero esperé mucho para hacer algo.

—Bruke… ¿Ese era su nombre? Se lo merecía —dijo sin remordimiento—, posiblemente si hubiese seguido vivo él hubiera atormentado a otros, lastimado…incluso algo peor —intentaba aliviar la culpa de su primo—, además tómalo como una forma de vengar la muerte de Billy y de haber salvado a otros como él.

—Un niño de 11 años matando a otro de 16 ¿Qué clase de monstruo soy?

—Nacimos, crecimos y seguimos viviendo en un mundo diferente al de ellos… —miró fijamente a Mason— No pidas ser un ángel cuando crecimos entre demonios.

Ambos respiraron hondo y se dejaron caer hacia atrás en la cama.

—Fue intenso lo de ahí adentro ¿cierto? —Cambió el tema Mason con una risa jocosa— Nunca más aceptaré una idea así de John —bromeó y ambos rieron.

—Pero hay que admitir que…tenía razón, debíamos enfrentarlos —suspiró cansado.

—Un psicólogo era más seguro y menos aterrador —soltó a carcajadas.

Liam volvió a casa y para su sorpresa Ethan estaba allí, en la cocina tomando un vaso de jugo de naranja.

—Hey —saludó su hermano—, Marie me dejó pasar y dijo que no tardarías en volver, pero…

El pelinegro desde que entró a la casa y vio a su hermano caminó rumbo a él sin pensar, soltó su chamarra en el desayunador y lo abrazó interrumpiendo lo que decía el menor.

— ¿Estás bien? Esto es raro…pero ¿en serio estás bien? —Dijo Ethan sin entender la razón del abrazo.

—Si.

En la mañana siguiente, Lexi entraba tarde a sus clases por lo que fue a ver a Lissa al refugio que estaba desayunando con Mason y otros miembros de la manada.

—Creo que ganaré el récord de más veces inconsciente —bromeó la pelirroja.

—Si, definitivamente ningún ser humano o sobrenatural podría quedar tantas veces como tú en poco tiempo —agregó Lexi riéndose.

—Le harías competencia a los vampiros —se burló Mason—, les rompes el cuello y despiertan en unas horas…pasa muy seguido —se carcajeó.

Por otra parte, en la casa de Kalisman estaban varias personas entrando y saliendo con arreglos, centros de mesa, manteles, varias vajillas costosas; otros se estaban encargando de arreglar el jardín creando figuras en los arbustos con flores pequeñas y moradas, algunos ponían estatuas de piedra en el camino de la entrada hasta la puerta de la casa, estas eran peculiares pues iban de una temática de la antigua roma.

— ¿Todo esto es necesario? —Se quejó exasperado Elijah en las escaleras viendo como entraban y salían— Me parece ridículo.

—Me importa un demonio lo que pienses Elijah, ahora encárgate de lo que te pedí —ordenó el vampiro rubio en la puerta supervisando todo.

— ¿Qué hay de Marcel? Que lo haga él, a mí no me metas en tus ideas absurdas.

—Está ocupado con otra cosa, y te meto…porque me hubiera encargado yo si no hubieras roto mi cuello ayer —le sonrió hipócrita—, ahora date prisa.




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