Demons

Recuerdos.

— Tú crees que es fácil para mi dejarte ir— Dije, en el instante en que la primera lágrima resbaló por mi mejilla.

—No… pero debes hacerlo — respondió, acercándose a mí, a solo unos cuantos centímetros de envolverme en un abrazo.

No podía soportar tenerle tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Cada parte de mí gritaba por aferrarse.

—No estoy dispuesta a perderte — mi voz se quebró. Tenía un nudo en mi garganta, y solo quería abrazarle y nunca soltarle, quedarme entre sus brazos para siempre. Hasta ahora, es lo mejor que me ha pasado.

—No lo harás— dijo con suavidad dolorosa -siempre estaré contigo. Cuando me necesites solo di mi nombre- hablo mientras se movía detrás de mí, lentamente, como si el tiempo se estuviera estirando para no dejarnos ir.

—Cierra los ojos— susurró.

Sentí como colocaba algo alrededor de mi cuello. Lo tome entre mis dedos, aun con los ojos cerrados. Era frio al tacto, pero reconfortante.

Sentí la forma delicada de una mariposa.

Fui al tocador, como en un acto de reflejo, y me miré al espejo. El collar era hermoso. Sus alas estaban llenas de piedras transparentes, como diminutos fragmentos de luz, y tres más en medio del cuerpo de la alevilla. Era perfecto… demasiado perfecto para lo que estaba apunto de suceder.

—Gra... — intente hablar, pero no termine la frase. Me di la vuelta… y ya no quedaba rastro, ni una sombra, ni una brisa. Solo el silencio.

Tome una gran bocanada de aire, como si estuviera emergiendo de un lago profundo, luego me deje caer al suelo. El llanto me venció. Se había ido, sentí que también se llevaba una parte de mi.

-----------------------------------------------------------------------------------------

Los recuerdos no desaparecen.

Se esconden.

Se camuflan entre pensamientos y rutinas, pero siguen ahí, esperando el momento justo para reaparecer.

¿Es esta una historia como cualquier otra? No lo creo.

¿Una historia de amor? Quizás.

¿Una de terror? Depende de a quién le preguntes.

¿Una chica común? Tal vez lo fui, tal vez ya no. Todo depende de en que punto de la historia me encuentres.

Porque todo cambia cuando el dolor te enseña, cuando la pérdida te vacía y el redescubrimiento te reconstruye.

Esta no es solo una historia. Es un viaje.

Un viaje hacia lo inesperado, hacia lo que nunca quise contar.

Nuevas emociones. Nuevas cicatrices.

Versiones de mí que ni yo reconocía.

Mentiras disfrazadas de verdades, y verdades que dolieron más que cualquier mentira.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.