Demons

10

No digo ni una sola palabra. Solo me desabrocho el cinturón y lo miro. Ya está fuera del auto. Hago lo mismo; me bajo y cierro la puerta con cuidado. Lo busco con la mirada entre las ventanas y lo veo caminando hacia la entrada del restaurante. Su caballerosidad, por lo que veo, se quedó en el estacionamiento de la escuela. Camino hacia la puerta del restaurante. Lo observo acercarse a una persona que está en la barra. Abro la puerta y, automáticamente, va directo a un sillón y se sienta.

Ni una sola palabra, ni me espero, ¿Habré hecho mal en preguntar? ¿Estará molesto o triste?, mi cabeza empieza a procesar demasiadas preguntas sobre la situación, y cada segundo sin saber me hunde más en mis pensamientos.

Finjo buscarlo. Miro hacia el lado opuesto de donde él está, como si de verdad esperara encontrarlo ahí, luego volteo hacia el otro lado. Lo veo. Me hace una seña con su mano. Sonrió extrañada. ¿Por qué actúa como si nada hubiera pasado?.

Pasó junto al tipo con el que Isaac estaba hablando. Un escalofrío tremendo recorre mi espalda, hay algo en su mirada, como si ya me conociera y no en el buen sentido.

Llegó a la mesa donde está Isaac y me senté frente a él.

—Y... ¿Qué es lo que pides por lo regular? —pregunto viendo el menú.

No alcanzo a terminar la frase cuando lo veo ponerse nervioso, porque tomó una gran bocanada de aire y tragó saliva con fuerza.

—Pues… la verdad, hotcakes. O a veces el desayuno especial. Y siempre con una malteada— Dice finalmente, como si se quitara un peso de encima.

—Como un niño chiquito, okey— lo miro a los ojos, con el menú en las manos y sonrió. Miro el menú, finjo pensarlo un poco y lo cierro—Pediré lo mismo que tu— digo dejando el menú sobre la mesa.

Isaac llamó a la mesera.

—Me das un desayuno especial, unos Hotcakes y una malteada de chocolate con oreo, por favor— le entrega su menú.

Lo fulmino con la mirada ¿Perdón?¿Una malteada para él?¿Ni siquiera pensó en pedirme la mía? Yo le dije que quería lo mismo. ¿De qué se cree este?.

Estoy molesta. Aunque intento no demostrarlo demasiado. Él revisa su celular mientras yo hojeo el menú de nuevo, más por orgullo que por interés, ya que mi celular lo tiene mi queridísima hermana.

—Cuéntame de ti, Clary— dice de repente Isaac, como si no acabara de ignorar mi existencia por un par de minutos.

—¿Contarte que Clark?— respondo, remarcando su apellido.

—No lo sé… tus gustos, algo sobre ti. — responde con una sonrisa medio culpable, medio curiosa.

Suspiro y lo miro.

—Aquí vamos...— cruzo mis brazos con gesto teatral — Me gusta tu camioneta, lo admito, pero me gustaría más en color negro— rio suavemente.

El sonríe. Y por un instante, se siente como si estuviéramos empezando de nuevo.

Pero algo llama la atención de Isaac. Lo miro extrañada.




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