Intento ignorar lo sucedido, y lo que estoy sintiendo. Me concentro en comer junto con Isaac. Se comporta como un niño, jugando con su comida de varias maneras. Literal, yo solo le aplaudo con sus tonterías y rió con él.
La que más me gustó a mí fue cuando hizo una cara en el Hotcakes de arriba y luego imitó la expresión. Lo hizo con cada uno de los demás. Fue bastante gracioso, sobre todo cuando el jarabe se escurría y él lo imita como si estuviera derritiendose, eso era divertido.
Isaac terminó pidiendo otra malteada porque cada vez que intentaba tomar de MI malteada le pegaba ligeramente en la mano… bueno, solo a veces.
Al terminar nuestro delicioso y gracioso desayuno, llegó la mesera para retirar los platos. Seguíamos riendo por una tontería que Isaac había dicho. Cuando se va la mesera, Isaac se levanta para ir al baño y, justo en el camino, se topa con el mismo tipo de la entrada.
Pero el tipo no venía hacia mí. Lo supe porque pasó de largo sin siquiera mirarme. Aun así, cuando pasó por mi lado, sentí un escalofrío, un miedo inexplicable se apoderó de mí. Como si su sola presencia pesara el ambiente. Sabía que se dirigía al chico que estaba unas mesas más allá de nosotros, porque no había más personas en esa área del restaurante
Cuando llegó hasta él, no se sentó. Sino que se quedó recargado contra la mesa y luego colocó un brazo atrás de la cabeza del chico. Era un gesto forzosamente casual, pero había tensión en el aire, como si estuviera marcando su territorio. Quisiera no mirar, pero algo me obliga, tal vez el miedo, tal vez la necesidad de entender qué es lo que estaba pasando.
Trago saliva al notar que el chico me observa y el tipo se da cuenta, de pronto, azota su mano contra la mesa con fuerza. El golpe me sobresalta.
Me mira el tipo, y por puro instinto, volteo hacia otro lado.
Escuchó el sonido de una bofetada. Giro mi mirada hacia ellos, sin querer pero sin poder evitarlo. Él chico no miraba al tipo a los ojos, solo mantenía la vista perdida en la ventana. Entonces veo como le da un zape en la cabeza, y veo algo metálico en la mano del tipo, no se ve como una pistola, parece otro tipo de arma, algo pequeño, como una navaja.
Estoy asustada. No sé si ir hacia él o salir corriendo de ahí, ¿qué pasaría si me quedo? ¿vendrá conmigo a advertirme? sabía que lo tenía amenazado, eso era evidente … pero, ¿Por qué?.
Sin pensarlo, me levanté de la mesa. Ni siquiera tome el tiempo para fingir calma. Él me miró. Sentí que el corazón se me paraliza del miedo. Quería hacer algo, pero no sabía que. Tomé mis cosas apresuradamente y salí del restaurante, camino lo más rápido que pude.
Entonces escuche una voz, pero no decido voltear.
—¡Clary!, ¡Clary!— Isaac corría tras de mí, hasta que se detuvo justo frente a mi. —¿Qué pasa? ¿por qué saliste así? ¿Te hizo algo? — Pregunta, agitado, con una voz preocupada.
— ¡No viste! ¡Ese tipo ese traía un arma!— dije alterada, casi gritando.
— ¿Qué tipo, Clary? — pregunta, confundido.
—¡El que estaba con él!— respondí, apuntando hacia el restaurante, justo en el lugar donde estaba sentado el chico. Estaba mirándonos y el otro tipo ya no estaba.
¡Oh por dios!, Clary. ¡Por el amor de dios! ¿No puedes ser más discreta?
Me regañe mentalmente. Estaba enojada conmigo misma. Siempre soy así. Ya no sabía si sentirme más asustada por el tipo ese y lo que acababa de pasar o más molesta conmigo por haber reaccionado así, como una tonta.
—Clary… Clary, escúchame— dijo Isaac, levantando un poco la voz para que dejara de ignorarlo.