—¿Sí? —respondió.
—¿Cómo supiste mi nombre? —pregunté, sin adornos.
Tardó un momento. Yo solo quería una respuesta, simple.
—En la clase de inglés, cuando te presentaste —contestó, seguro de sí.
—¿No que no ibas a entrar a clases? —pregunté, levantando una ceja.
—Sí, o sea… no iba a entrar. Pero cuando me dijiste eso… —empezó a decir, pero lo interrumpí.
—Puedes olvidar eso, por favor —corté.
—Okey, está bien —asintió, con una sonrisa ligera.
—Prosigue —dije, intentando no sonar tan fría.
—Quise conocerte, así que entré a la primera clase —dijo, como si eso fuera lo más natural del mundo.
¿Y por qué no le creo ni tantito? No lo recuerdo en esa clase, y tengo buena memoria para las caras. Pero bueno, mejor no armarme teorías aún.
Me concentré en mi helado. Más seguro. Aunque en el fondo seguía repasando mentalmente a cada persona que estuvo ahí… y él simplemente no estaba. ¿Será mentira lo que me dijo?
—¿Sabes por qué Isaac te mira de esa manera? —pregunté, más por romper el hielo que por curiosidad real. No me convencía su respuesta anterior, la duda me carcomía y algo dentro de mí necesitaba desviar el tema.
—Qué curiosa eres, Clary —rió.
Lo fulminé con la mirada.
—Solo contesta —no dejé de mirarlo hasta que habló.
Él jugaba con su plato, sonriendo como si no le afectara nada.
—La verdad es que sí —contestó finalmente.
—¿Por qué? —solté sin pensar.
Me miró directo a los ojos. Mi corazón empezó a latir más fuerte. No sé qué me pasó, me relamí los labios y tragué saliva.
—Hubo una ligera coincidencia... —hizo una pausa—. Por obra del destino conocí a una chica. Ella me dijo que tenía novio, entonces pasó lo que tenía que pasar. Solo fue algo de una noche. Pero yo no sabía que era su novia —rió—. Bueno… su actual exnovia.
Qué explícito. Ahora todo encaja.
—Por eso te mira así… —murmuré, tratando de entender qué tipo de relación había entre esos dos.
—¿Mande? —preguntó con expresión dudosa.
—¿Qué? —hice una pausa—. No, nada… —Carajo, lo dije. Mi corazón se detuvo por un segundo.
Ya no sabía qué decir. Y él no hablaba. Sacó su celular y parecía inquieto, como si esperara algo,un mensaje o una llamada. Yo solo miraba hacia otro lado, intentando no pensar en nada. El tiempo pasaba y los dos seguíamos ahí, en un silencio tenso. Yo intentaba no mirarlo, pero él me observaba a mí… y luego a su celular.
Al terminarme el helado, una muchacha se acercó, recogió los platos y se los llevó. Unos minutos después, me cansé del silencio y decidí ir al sanitario para pensar en un plan. ¿Me quedo y busco de qué hablar? ¿O simplemente me voy? No sabía qué hacer. Me sentía inquieta.