Demons

18

Frente al espejo, me lavé las manos despacio, intentando ganar tiempo. Al terminar, me recargué en el lavabo, respirando hondo.

No sé cuál es la opción correcta: ¿me quedo o me voy? Si me voy, ¿qué le digo? Y si me quedo… ¿Vale la pena?

Finalmente salí del sanitario. Caminé hacia donde estábamos sentados, pero Harry ya no estaba. Estaba afuera, hablando por celular. Me pareció extraño, sobre todo porque ya casi oscurecía. Me acerqué, y justo cuando me vio, colgó.

—Creo que ya se está haciendo muy tarde… ¿me llevarías a casa? —pregunté sin ánimos de seguir conversando, más bien queriendo cerrar el día. Algo en él me daba mala espina.

—Sí, claro. ¿Tienes tus cosas? —preguntó.

Cierto. La mochila.

—Voy por ella —dije, girando sobre mis talones.

Regresé, la colgué de un hombro y volví al punto de encuentro. Pero él no estaba. Tampoco su moto.

El disparo rompió la calma como un cristal estallando. Provenía del callejón junto a la heladería. Mis pasos se volvieron lentos, casi temerosos. No quería pensar. No quería imaginarme nada. Mi cabeza ya era un cine encendido.

—¿En serio vas a seguir con eso, Harry? Ya basta. ¿Por qué no la dejas en paz? Ella estaría mejor sin ti en su vida —la voz masculina cortó el aire con tono áspero. Sostenía un arma.

No veía su cara, solo su espalda ancha cubierta por una chaqueta de cuero negra. A su lado, Harry se sostenía como podía del contenedor de basura. Se limpiaba la sangre de la boca con la mano.

—Sabes que no puedo… estamos destinados a estar juntos —balbuceó Harry, apenas de pie.

No tenía mi celular. No podía pedir ayuda. Solo estaba yo, observando todo como si fuera una pesadilla en cámara lenta. Entonces vi el arma levantarse. Le apuntaba. Me quedé helada.

—Qué cursi… pero no te creo. Y si no lo haces tú, lo haré yo —dijo el tipo, quitando el seguro.

Harry lo miró directo a los ojos. Sin pestañear. Sin miedo. Y yo… yo me lancé hacia adelante.

—¡Espera! —grité, con la voz hecha trizas.

Él ni me miró. Solo rió, como si ya supiera todo lo que iba a pasar.

—¿Por qué le haces esto?— pregunté para ganar algo de tiempo.

Harry apenas se sostenía. Tenía tanto miedo como yo. Pero no se movía. Como si aceptara el destino que le habían dado. Yo solo quería ayudar. Lo único que se me ocurrió fue tratar de mantener al tipo hablando.

—¿Por qué? Porque este idiota le va a arruinar la vida a mi hermana —gruñó el tipo, sujetando el arma con ambas manos.

—No creo que esa sea su intención, el amor…

—¿Y tú qué carajo sabes sobre eso? —me apuntó a mí esta vez.

—¡Clary! ¡Corre! —gritó Harry. Y se lanzó sobre él.

El disparo fue al cielo.

—¡CORRE! —volvió a gritar.

No quería dejarlo ahí… pero no tenía opción. Entonces, al voltear hacia un costado vi a alguien más acercándose. Otro tipo. La cosa se ponía peor. Corrí.

—¿Qué esperas? —dijo esa persona al tipo mientras forcejeaba con Harry.




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